El anunciado plantón por Portoviejo, no se realizo, quizás por el tsunami, el terremoto o el estado de excepción. Pero los convocantes sufrieron una incruenta arremetida por parte de huestes asalariadas. Que brutalidad innecesaria. Los “plantoneros”, pacíficos y solidarios, solo deseaban entregar bidones de agua para la emergencia; pero, la imbecilidad de la prepotencia es mas insolente que la lógica. La sensación mas incomoda, es ver la catadura desenmascarada de quien confiamos y erigimos como mandante. Estimo, es una decepción multiplicada en todo un pueblo castigado indolentemente.
Aceptando LA MEA CULPA de haberlo apoltronado en el sillón alcaldesco, no es la intencionalidad sacarlo del mismo; lo racional es, después ¿a quién ponemos? Creemos que él deberá cumplirnos a los electores, sus promesas; caso contrario, la vindicta publica se hará cargo de él.
Ante la incoherencia administrativa en todos los niveles, presumo que por político y médico, el gobernante, debería tener criterio y solución a las neuralgias que atormentan esta ciudad de 476 años. ¡Pero, voy a hacer acto de constricción y creerle, sus fastas expresiones y declaraciones!
Vamos a aportar… Ojala que por cosas del destino, hayan tenido en sus manos -Alcalde y Concejales- el libro “Acupuntura Urbana”, de Jaime Lerner, arquitecto brasilero, quien en unos de sus párrafos, subraya, la falencia más grave del cabildo portovejense: “Sabemos que el planeamiento es un proceso. Por bueno que sea, no consigue transformaciones inmediatas. Casi siempre es una chispa que inicia una acción y la consecuente propagación de esa acción. Es lo que llamo buena acupuntura. Una verdadera acupuntura”. Deseando ser propositivo, ¡porqué no iniciamos por la reflexión de lo que sucede y las posibles soluciones! Como la ciudad está enferma, apliquémosle terapias inmediatas. En este sentido no hacen falta grandes intervenciones, ni planes de desarrollo temporal diferido, la acción tiene que ser rápida y concreta, aplicada sobre una región específica, como la propia acupuntura. “En la acupuntura, lo importante es que el pinchazo sea rápido. No es concebible que en la acupuntura se introduzca la aguja con presiones lentas y dolorosas. La acupuntura exige rapidez y precisión”, proclama Lerner.
Estimamos que un pinchazo rápido duele menos. La propuesta sería: atacar y solventar de inmediato cuestiones como la desmembración funcional del intrínseco desarrollo, la discontinuidad del dinamismo urbano, el rescate reflexivo de los valores identitarios, el abuso del factor movilidad y su atascamiento estructural, la inconsciencia ciudadana, la falta de motivación participante… De modo qué, más allá de un inventario de soluciones urbanísticas, es prioritario y urgente, revitalizar la ciudad, utilizando canales adecuados, planteando soluciones concretas a la problemática de manera práctica e inmediata. Convirtamos al planeamiento en una herramienta para reivindicar la irracional difusión de la ciudad. Prestemos atención a gente como Jaime Lerner, quien a través de la acción urbana directa consiguió inmejorables frutos de urbanidad para Curitiba. Claro está, que en mí, subyace una actitud subversiva, que tiene en esta propuesta de aplicación del planeamiento urbano su máximo exponente.
Mientras las arcas del ayuntamiento se vacíen en un absurdo y descontrolado crecimiento burocrático e insuficiente desarrollo, los verdaderos problemas persistirán: generando nichos de conflictividad social, tal “colesterol urbano”. Convencidos estamos, que el presupuesto municipal no debe destinar recursos excesivos a gastos corrientes, si no a efectuar acciones concretas sobre el tejido urbano consolidado, para dotarlo de una nueva vitalidad. A fin de cuentas, la ciudad es lo único que nos queda y, como dice Lerner, “la ciudad no es el problema: es la solución”. Así qué. Alcalde, póngase pilas, la nueva Ley de ordenamiento territorial, lo faculta y le permite nuevas acciones creativas. El problema no es Portoviejo, es su accionar…
Manuel Andrade Palma
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