Tras haber sido el ‘rey’ de la industria avícola y camaronera de Manabí, el exgobernador de esa provincia, César Fernández Cevallos es ahora reincidente en tráfico de droga y lavado de activos.
Por: Mariana Neira
El ‘Caso Fernández’ no es un simple embarque de droga. Evidencia el vínculo del narcotráfico con políticos, desde la década de los noventa, y aumenta la sospecha de que narcotraficantes extranjeros y gente relacionada con las FARC, instalaron en los últimos años su “santuario del narcotráfico” en la Costa.
En el “santuario” capturaron a César Enrique Fernández Cevallos, reincidente en narcotráfico, luego de que a finales de la década de los años setenta y principios de los ochenta, fuera el ‘rey’ de la industria avícola y camaronera manabita, después, creador de financieras y complejos industriales.
Con políticos
En sus mejores épocas, César Fernández se dio el lujo de tener como consultor al arquitecto Sixto Durán- Ballén, quien al ganar la presidencia de la República, en 1992, lo nombró gobernador de Manabí. Terminado ese gobierno, en 1996, regresó a sus negocios privados, mientras su hermano Luis Fernández, abogado, se vinculaba al gobierno de Abdalá Bucaram.
Con el fenómeno de El Niño, la mancha blanca del camarón y la crisis bancaria, César Fernández comenzó a naufragar. Vendió acciones, cerró empresas, otras se dejó embargar porque “pagaba sus deudas como un caballero”. Pero, aunque nadie sabía cómo, al poco tiempo se levantó de las cenizas y retornó a su vida de lujo.
En la segunda vuelta de la campaña electoral de 2002, César Fernández apareció firmando un respaldo público al binomio Lucio Gutiérrez-Alfredo Palacio. Se dijo que había aportado 30.000 dólares a la campaña de Sociedad Patriótica. Gutiérrez desmintió, pero suponiendo hubiese sucedido, César Fernández aún era percibido como empresario honesto.
Gutiérrez se posesionó en enero de 2003. Entonces Luis Fernández comenzó a entrar a Carondelet y al mes su hermano César fue nombrado representante del Vicepresidente en el Centro de Rehabilitación de Manabí.
Mientras tanto, la Base norteamericana en Manta trabajaba a todo vapor detectando ilícitos y el origen de ciertas fortunas. César Fernández cayó bajo sospecha y en febrero de 2003 Antinarcóticos, con apoyo de la DEA, de Estados Unidos, comenzó a seguirlo.
Por septiembre, a punto de terminar este proceso, Napoleón Villa, director encargado del entonces partido de gobierno -Sociedad Patriótica- con su esposa Jeaneth Gutiérrez, hermana del Presidente, asistían a una cena en el hotel Marriot con Luis Fernández y la mexicana Tania del Rosario Villaseñor. Villa admitió el encuentro que, dijo, fue para hablar de la Zona Franca de Manabí. Mientras, más mexicanos tuvieron citas con otros funcionarios gubernamentales, denunció diario El Comercio de Quito, en noviembre de 2003.
Con narcos mexicanos
El 23 de octubre de 2003 llegó por quinta vez al aeropuerto “Reales Tamarindos” de Portoviejo un avión con matrícula mexicana. Ocupó el hangar de César Fernández, quien salió a recibir a los dos tripulantes. La Policía los siguió hasta su domicilio y a una empacadora donde alistaban 430 kilos de clorhidrato de cocaína avaluados en 15 millones de dólares. Fue el Operativo Aniversario. Se incautó el avión, dos avionetas, inmuebles, vehículos y apresó a Fernández con 13 personas -la mitad mexicanos- entre ellos Tania Villaseñor (la de la cena). Se dijo que eran del Cartel de Juárez, luego, del de Sinaloa. También hubo cuatro colombianos. Tantas nacionalidades hacían presumir que se trataba de una transnacional de la droga.
En octubre de 2004, un Tribunal Penal de Manabí sentenció a César Fernández a 16 años de reclusión. Al resto les repartieron penas entre 25, 16 y seis años. En la lista no estuvo Tania Villaseñor, pero apareció Javier Villaseñor, sentenciado a 25 años de cárcel.
A principios de 2005 se descubrió que Fernández cumplía su condena en la Cárcel Cuatro de Quito, normalmente reservada para uniformados o altas autoridades. Ese 16 de febrero, para celebrar su cumpleaños, Fernández “había tomado viagra con licor lo que le provocó un preinfarto” (según la prensa) y fue llevado de inmediato a un centro de salud. Recuperado de la dolencia fue reubicado en el expenal García Moreno.
El 14 de abril de 2010, el presidente de la Primera Sala Penal de la Corte Nacional de Justicia, Hernán Ulloa, redujo la condena de Fernández de 16 a 12 años. Entonces, acogiéndose a la rebaja de penas, dos por uno, debía cumplir solo seis años de cárcel que se vencían el 22 de octubre de 2010. Lo cierto es que el 3 de mayo de ese año ya estuvo libre. En esos días se especuló que un acuerdo parlamentario para librar de un juicio político al entonces fiscal general Washington Pesántez, habría coadyuvado a la “buena suerte” del detenido.
Operación Jaque Mate
El 12 de junio de 2012 la Policía Antinarcóticos conoció que “una poderosa organización internacional narcodelictiva operaba en Guayaquil, Quito y Santo Domingo”. En una vivienda de Guayaquil, el 1 de agosto, se descubrieron 115.814 gramos de cocaína; además, en un departamento en Quito encontraron dos cajas fuertes con 435.000 euros y 56.000 dólares. Allanaron nueve inmuebles en Guayaquil, dos en Quito, dos en Santo Domingo, incautaron cinco vehículos, cuatro armas de fuego y varios equipos de comunicación. Es la Operación Jaque Mate.
César Fernández fue detenido con ocho ecuatorianos y dos colombianos quienes narraron que en el Puerto de Guayaquil escogían “los contenedores de empresas con un alto récord de exportaciones”. Luego de que pasaban los diversos controles de seguridad, los llevaban a los patios de pre-embarque donde, bajo la modalidad de “gancho ciego”, violaban las seguridades y sellos para introducir maletas con droga. El escueto informe policial dice que se “aprovechaban” de un agente afianzado de aduanas (Francisco Arturo Jiménez Quijije) que les daba “acceso a varias zonas del Puerto, así como para el reclutamiento de trabajadores de dicho lugar”.
¿Con las FARC?
En la lista de detenidos llama la atención una mujer. Con tirabuzón los periodistas lograron que las autoridades revelaran que Yessica Mercedes Solórzano Arteaga tiene cédula y nombres ecuatorianos falsos. Se llama Argénesis Solarte, colombiana y encargada de supervisar las operaciones logísticas de la organización. Le apodan “Pantera” y su nexo: “La Yegua” o “El Gordo”, estaría en Cali.
Solarte es un apellido famoso en las FARC. Olidem Solarte Cerón apareció en 2008 como el encargado de manejar el narcotráfico de las FARC en la frontera con Ecuador. Según autoridades colombianas, en marzo de 2011 Olidem habría muerto en un operativo en San Mi guel, frontera con Ecuador. Pero su cadáver nunca fue rescatado.
Erlinton, otro Solarte miembro de las Farc , fue descubierto en febrero de 2005 en el Operativo Amazonas, recuperándose de heridas en centros de salud de Quito. Un tercero con el mismo apellido, Juan Evangelista Solarte Mora, ingeniero químico colombiano, cayó cuando se desmanteló un laboratorio en la provincia de El Oro, en noviembre de 2006, aunque solo tres meses después escapó de la cárcel de Machala vestido de policía. Un testigo dijo que habría pagado 400.000 dólares al jefe del reclusorio y a varios guías.
Hasta el cierre de esta edición no se pudo comprobar ni negar algún nexo familiar de la detenida, Argénesis, con los demás con quienes comparte apellido. Así se manejan los negocios de la droga: con influencias y dinero.
Fuente: REVISTA VISTAZO*
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