El atleta pensó que los ecuatorianos se sentían decepcionados por el séptimo lugar que alcanzó en la final de los 200 metros planos de los Juegos Olímpicos Londres 2012
Pero cuando vio el recibimiento que le tenían preparado en Quito y Esmeraldas, entendió la dimensión de su logro. Ahora analizará diversas opciones, porque desea ganar una medalla.
Álex Quiñónez mantiene los pies sobre la tierra. Después de todos los homenajes que recibió en tan pocas horas, la apretada agenda que cumplió codeándose con las autoridades y de recibir muchas llamadas de empresas internacionales, él no olvida su origen.
La noche del martes anterior, cuando al fin pudo llegar a su barrio, Unión y Progreso, conocido como 'La Guacharaca', empezó su propio recorrido.
Sin cámaras ni altoparlantes anunciando su presencia, él fue de casa en casa saludando a sus vecinos y agradeciendo por el apoyo que recibió mientras estuvo en Londres.
Después de todo, él recuerda que antes de viajar ellos ya lo miraban como un campeón. Ahora le llegan nuevos retos. Si todo lo que le han ofrecido se cumple, contar con los ingresos para su preparación ya no será un problema.
Pero, está por enfrentar nuevos retos, como manejar su imagen y cumplir ante las nuevas expectativas que generó para las futuras competencias.
Ayer, mientras descansaba en su barrio, Álex Quiñónez tocó estos puntos con EXPRESO.
- ¿Qué enseñanzas quedaron de los Juegos Olímpicos?- Innumerables. La principal es que la gente está contigo y te apoya cuando saben que diste todo. Al principio, después de la final, pensaba que la gente no estaba contenta por lo que hice, porque incluso en Facebook alguien me dejó algunas palabras feas. Me puso: para quedar séptimo para eso no pasabas a la final, cabr…, maric…, yo dije chuta no les pareció mi desempeño.
Me sentía terrible, por eso al regreso de los Juegos Olímpicos quería quedarme en Guayaquil y venirme en carro a Esmeraldas para no soportar el rechazo. Pero, cuando llegué vi mucha gente en el aeropuerto, los chicos en Quito me trataron muy bien, la caravana en Esmeraldas, todo me hizo sentir muy feliz.
Ahora hay muchos momentos que me han marcado por estos días. Por ejemplo, una chica vino desde los Estados Unidos solo por conocerme. Me abrazó, lloró, su padre igual. Yo no sabía qué decir, me sentía halagado. Entendí que la realidad era diferente a lo que me imaginaba.
- Por su gran actuación le han llegado muchas propuestas, tanto deportivas como comerciales. ¿Cómo administrará su imagen en adelante?- Todo eso lo conversaré con mis dos entrenadores (Jorge Casierra y Roberto Erazo). Ellos, mis tías, mi hermana, mi mamá siempre han buscado lo mejor para mí y seguiré con ellos hasta el final.
Así me digan que me traerán al mejor entrenador del mundo yo seguiré confiando en quienes estuvieron conmigo desde el principio. Además yo seguiré siendo el mismo. La fama, el dinero todo se acaba, después de eso ¿qué me queda? Prefiero seguir con mi gente porque ellos me han entendido cuando no he podido estar con ellos en fiestas, cumpleaños, reuniones… Con ellos siempre salí adelante.También quiero proyectar la idea de que todos podemos conseguir nuestros sueños por más grandes que sean los obstáculos.
Yo aún estoy persiguiendo el mío porque no me conformo con lo hecho en los Juegos Olímpicos. Sueño con una medalla y si otras personas las consiguieron, yo también puedo hacerlo. Por eso, cuando me preguntaron a quién admiraba, dije a mí mismo, porque soy igual que todos. La idea es esa, que cada quien se admire porque tiene la capacidad para hacer todo.
- ¿Entiende que ahora existirá más presión sobre usted porque la gente estará más atenta a sus competencias y cada vez querrá verlo en el podio? - Sí, me van a exigir muchas cosas. Pero la gente debe saber que esto no se hace de la noche a la mañana. Para ganarle a alguien que lleva muchos años compitiendo hay que trabajar mucho más. Por ahora las cosas han salido así pero hay que esforzarse el doble o triple para mejorar las marcas. Así lo haremos y esperemos que todo salga bien. Se lo conseguirá con disciplina, esfuerzo, trabajo.
- Entrenadores y especialistas consideran que si usted no se retiraba dos años, hoy estábamos hablando de una medalla. ¿Lo cree así?- No sé. A lo mejor, pero igual no me arrepiento de lo vivido porque en esos dos años también crecí en otros aspectos y para qué negarlo, la pasé bien porque estuve tranquilo y descansé. Lo que se viene será muy duro y siento que puedo enfrentarlo, si no fuera así, no habría vuelto.
- En las últimas horas se generó una polémica relacionada a los zapatos que usted utilizó en los Juegos Olímpicos de Londres. ¿Cuál es la verdad?- Me entendieron mal. En los Juegos Panamericanos no tenía los zapatos más sofisticados. En ese entonces no tenía el apoyo de ahora. Contaba con la ayuda de mis entrenadores y ellos hacían lo que podían porque apenas eran seis meses desde lo que había vuelto a los entrenamientos.
Allí ocurrió eso que mencioné, que mientras otros tenían zapatos sofisticados los míos no eran los ideales. Aún así, hicimos lo que muchos creían imposible: clasificar a los Juegos Olímpicos. Ya después de eso conté con el apoyo de Puma y no he vuelto a tener problemas con los zapatos. Además, ya tengo otros apoyos.
- ¿Qué sintió cuando llegó al estadio londinense?- Me dio ganas de salir corriendo por las mismas y no parar hasta llegar a un lado donde no haya tanta gente. Pero todos los atletas estábamos nerviosos. Incluso, a Usain Bolt, quien es el mejor atleta del mundo, se lo veía nervioso y asustado, pues temía que su compatriota Yohan Blake lo vuelva a ganar.
- ¿Conversó con Bolt?- No. Él hablaba mucho con los otros atletas.
- ¿Quiénes lo acompañaron a la primera prueba?- Mi entrenador Jorge Casierra, los compañeros atletas y el presidente de la Ecuatoriana de Atletismo (Fausto Mendoza). Sin embargo, me sorprendió ver tanta gente en la semifinal. Saludé con ellos porque no soy grosero.
- ¿Quiénes fueron?- No me gusta hacer problema. Pero ellos saben que no estuvieron en el momento que más los necesitábamos.
- ¿Ahora dónde se preparará?- Hay que pensar muchas cosas. Hay que analizar lo que ha pasado. Todo dependerá del apoyo.
Fuente: EXPRESO*
La noche del martes anterior, cuando al fin pudo llegar a su barrio, Unión y Progreso, conocido como 'La Guacharaca', empezó su propio recorrido.
Sin cámaras ni altoparlantes anunciando su presencia, él fue de casa en casa saludando a sus vecinos y agradeciendo por el apoyo que recibió mientras estuvo en Londres.
Después de todo, él recuerda que antes de viajar ellos ya lo miraban como un campeón. Ahora le llegan nuevos retos. Si todo lo que le han ofrecido se cumple, contar con los ingresos para su preparación ya no será un problema.
Pero, está por enfrentar nuevos retos, como manejar su imagen y cumplir ante las nuevas expectativas que generó para las futuras competencias.
Ayer, mientras descansaba en su barrio, Álex Quiñónez tocó estos puntos con EXPRESO.
- ¿Qué enseñanzas quedaron de los Juegos Olímpicos?- Innumerables. La principal es que la gente está contigo y te apoya cuando saben que diste todo. Al principio, después de la final, pensaba que la gente no estaba contenta por lo que hice, porque incluso en Facebook alguien me dejó algunas palabras feas. Me puso: para quedar séptimo para eso no pasabas a la final, cabr…, maric…, yo dije chuta no les pareció mi desempeño.
Me sentía terrible, por eso al regreso de los Juegos Olímpicos quería quedarme en Guayaquil y venirme en carro a Esmeraldas para no soportar el rechazo. Pero, cuando llegué vi mucha gente en el aeropuerto, los chicos en Quito me trataron muy bien, la caravana en Esmeraldas, todo me hizo sentir muy feliz.
Ahora hay muchos momentos que me han marcado por estos días. Por ejemplo, una chica vino desde los Estados Unidos solo por conocerme. Me abrazó, lloró, su padre igual. Yo no sabía qué decir, me sentía halagado. Entendí que la realidad era diferente a lo que me imaginaba.
- Por su gran actuación le han llegado muchas propuestas, tanto deportivas como comerciales. ¿Cómo administrará su imagen en adelante?- Todo eso lo conversaré con mis dos entrenadores (Jorge Casierra y Roberto Erazo). Ellos, mis tías, mi hermana, mi mamá siempre han buscado lo mejor para mí y seguiré con ellos hasta el final.
Así me digan que me traerán al mejor entrenador del mundo yo seguiré confiando en quienes estuvieron conmigo desde el principio. Además yo seguiré siendo el mismo. La fama, el dinero todo se acaba, después de eso ¿qué me queda? Prefiero seguir con mi gente porque ellos me han entendido cuando no he podido estar con ellos en fiestas, cumpleaños, reuniones… Con ellos siempre salí adelante.También quiero proyectar la idea de que todos podemos conseguir nuestros sueños por más grandes que sean los obstáculos.
Yo aún estoy persiguiendo el mío porque no me conformo con lo hecho en los Juegos Olímpicos. Sueño con una medalla y si otras personas las consiguieron, yo también puedo hacerlo. Por eso, cuando me preguntaron a quién admiraba, dije a mí mismo, porque soy igual que todos. La idea es esa, que cada quien se admire porque tiene la capacidad para hacer todo.
- ¿Entiende que ahora existirá más presión sobre usted porque la gente estará más atenta a sus competencias y cada vez querrá verlo en el podio? - Sí, me van a exigir muchas cosas. Pero la gente debe saber que esto no se hace de la noche a la mañana. Para ganarle a alguien que lleva muchos años compitiendo hay que trabajar mucho más. Por ahora las cosas han salido así pero hay que esforzarse el doble o triple para mejorar las marcas. Así lo haremos y esperemos que todo salga bien. Se lo conseguirá con disciplina, esfuerzo, trabajo.
- Entrenadores y especialistas consideran que si usted no se retiraba dos años, hoy estábamos hablando de una medalla. ¿Lo cree así?- No sé. A lo mejor, pero igual no me arrepiento de lo vivido porque en esos dos años también crecí en otros aspectos y para qué negarlo, la pasé bien porque estuve tranquilo y descansé. Lo que se viene será muy duro y siento que puedo enfrentarlo, si no fuera así, no habría vuelto.
- En las últimas horas se generó una polémica relacionada a los zapatos que usted utilizó en los Juegos Olímpicos de Londres. ¿Cuál es la verdad?- Me entendieron mal. En los Juegos Panamericanos no tenía los zapatos más sofisticados. En ese entonces no tenía el apoyo de ahora. Contaba con la ayuda de mis entrenadores y ellos hacían lo que podían porque apenas eran seis meses desde lo que había vuelto a los entrenamientos.
Allí ocurrió eso que mencioné, que mientras otros tenían zapatos sofisticados los míos no eran los ideales. Aún así, hicimos lo que muchos creían imposible: clasificar a los Juegos Olímpicos. Ya después de eso conté con el apoyo de Puma y no he vuelto a tener problemas con los zapatos. Además, ya tengo otros apoyos.
- ¿Qué sintió cuando llegó al estadio londinense?- Me dio ganas de salir corriendo por las mismas y no parar hasta llegar a un lado donde no haya tanta gente. Pero todos los atletas estábamos nerviosos. Incluso, a Usain Bolt, quien es el mejor atleta del mundo, se lo veía nervioso y asustado, pues temía que su compatriota Yohan Blake lo vuelva a ganar.
- ¿Conversó con Bolt?- No. Él hablaba mucho con los otros atletas.
- ¿Quiénes lo acompañaron a la primera prueba?- Mi entrenador Jorge Casierra, los compañeros atletas y el presidente de la Ecuatoriana de Atletismo (Fausto Mendoza). Sin embargo, me sorprendió ver tanta gente en la semifinal. Saludé con ellos porque no soy grosero.
- ¿Quiénes fueron?- No me gusta hacer problema. Pero ellos saben que no estuvieron en el momento que más los necesitábamos.
- ¿Ahora dónde se preparará?- Hay que pensar muchas cosas. Hay que analizar lo que ha pasado. Todo dependerá del apoyo.
Fuente: EXPRESO*
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