Por: Pablo Salgado Jácome
El “Hinchapelotas” es ahora un experto en motos. En un comercial de televisión, se presenta con casco y sobre la moto diciendo en tono despectivo: “Honda es Honda, las demás son chinas”. Sin inmutarse, sonriente, consuma su desprecio por las motocicletas fabricadas en China. Al fondo, la pobre moto china fundida, humeante, con su piloto convertido en un damnificado.
Este es otro ejemplo de la violación a mínimos códigos de ética que deben respetarse en el momento de producir comerciales publicitarios. Pero, como en este caso, esos códigos no se respetan y poco importa, pues no hay una ley que sancione a quienes incurren en esta falta grave.
De ahí la necesidad de contar con una Ley de Comunicación que norme y reglamente el ejercicio de la publicidad. Supongo que la embajada de China en Ecuador ya habrá protestado por esta agresión comercial.
Pero esto no es todo, en este mismo comercial se hace uso de la mujer como un objeto sexual.
Lo típico, una joven y hermosa (despampanante) mujer aparece en pantaloncitos cortos y las piernas abiertas; rubia y sexy. La cámara muestra su precioso trasero y su escote pronunciado. Solo sirve para dar la partida en la carrera de la moto Honda y la moto china. Claro, gana la Honda (la china se funde) y el ganador se lleva a la chica. Lindo y efectivo. Así se consolidan y propagan los prejuicios y el uso de la mujer como un simple objeto para vender productos de todo tipo.
De nada sirven las campañas de varias instituciones (ministerios y municipios) y organizaciones de defensa de los derechos de las mujeres que buscan eliminar estas prácticas discriminatorias y de violencia contra la mujer. Los comerciales reproducen, una y otra vez, estos estereotipos que son verdaderas agresiones a las mujeres. Y a los hombres.
Por ejemplo, el Municipio de Quito está empeñado en una campaña para evitar que las mujeres sean manoseadas en los vehículos de transporte público y no reciban ofensas verbales a pretexto de supuestos “piropos”. Pero en el comercial de Rival, marca de tubos, los obreros de la construcción se lanzan, con silbidos y frases, a dos bellas mujeres. Las imágenes muestran a las mujeres sonrientes y agradecidas con semejante galantería. Falso, a las mujeres no les agradan las groserías y no se puede seguir reproduciendo una práctica que debe eliminarse.
Volviendo a las motos chinas, en los estudios de Gama, en los programas cuyo auspiciante es Honda, Claudia Schiess (ex Mis Ecuador), también mostrando sus bellas piernas, reitera insistentemente el mensaje: “Honda es Honda, las demás son chinas”. Y el “Hinchapelotas”: “Habla moto china”. Pero eso no es todo, en su programación diaria son las mujeres, siempre voluptuosas, con escotes y minifaldas, las que promocionan llamadas telefónicas y sorteos.
Ya basta, no sigamos en esa incesante reproducción de los esquemas machistas, violentos y discriminatorios.
Fuente: EL TELÉGRAFO*
Este es otro ejemplo de la violación a mínimos códigos de ética que deben respetarse en el momento de producir comerciales publicitarios. Pero, como en este caso, esos códigos no se respetan y poco importa, pues no hay una ley que sancione a quienes incurren en esta falta grave.
De ahí la necesidad de contar con una Ley de Comunicación que norme y reglamente el ejercicio de la publicidad. Supongo que la embajada de China en Ecuador ya habrá protestado por esta agresión comercial.
Pero esto no es todo, en este mismo comercial se hace uso de la mujer como un objeto sexual.
Lo típico, una joven y hermosa (despampanante) mujer aparece en pantaloncitos cortos y las piernas abiertas; rubia y sexy. La cámara muestra su precioso trasero y su escote pronunciado. Solo sirve para dar la partida en la carrera de la moto Honda y la moto china. Claro, gana la Honda (la china se funde) y el ganador se lleva a la chica. Lindo y efectivo. Así se consolidan y propagan los prejuicios y el uso de la mujer como un simple objeto para vender productos de todo tipo.
De nada sirven las campañas de varias instituciones (ministerios y municipios) y organizaciones de defensa de los derechos de las mujeres que buscan eliminar estas prácticas discriminatorias y de violencia contra la mujer. Los comerciales reproducen, una y otra vez, estos estereotipos que son verdaderas agresiones a las mujeres. Y a los hombres.
Por ejemplo, el Municipio de Quito está empeñado en una campaña para evitar que las mujeres sean manoseadas en los vehículos de transporte público y no reciban ofensas verbales a pretexto de supuestos “piropos”. Pero en el comercial de Rival, marca de tubos, los obreros de la construcción se lanzan, con silbidos y frases, a dos bellas mujeres. Las imágenes muestran a las mujeres sonrientes y agradecidas con semejante galantería. Falso, a las mujeres no les agradan las groserías y no se puede seguir reproduciendo una práctica que debe eliminarse.
Volviendo a las motos chinas, en los estudios de Gama, en los programas cuyo auspiciante es Honda, Claudia Schiess (ex Mis Ecuador), también mostrando sus bellas piernas, reitera insistentemente el mensaje: “Honda es Honda, las demás son chinas”. Y el “Hinchapelotas”: “Habla moto china”. Pero eso no es todo, en su programación diaria son las mujeres, siempre voluptuosas, con escotes y minifaldas, las que promocionan llamadas telefónicas y sorteos.
Ya basta, no sigamos en esa incesante reproducción de los esquemas machistas, violentos y discriminatorios.
Fuente: EL TELÉGRAFO*
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