En las calles del país circulan libremente ocho tipos de delincuentes con desórdenes de personalidad
En el barrio Chemise, detrás de la Unidad de Vigilancia Centro de la Policía, en Guayaquil, no olvidan a 'Tierrita'. Un niño de seis años que llegó en julio de 1992, para unirse a la banda Balaú, que delinquía en la zona.
Con el tiempo se convirtió en el 'hombre araña' del vecindario y, aunque sus piruetas y destrezas para trepar paredes provocaban carcajadas, algunos ya sospechaban que su habilidad, en algún momento, sería usada para futuras fechorías.
Y no se equivocaron. A medida que creció, Carlos Santana Anchundia apodado 'Tierrita', por la suciedad en su ropa, sofisticó la técnica para entrar a las casas de ciudadelas residenciales y sustraerse lo que más podía.
Pero su actuación respondía a un desorden en su conducta que, años más tarde, sería revelado ante el sinnúmero de actos delincuenciales que protagonizó.
El 14 de septiembre de 2009 apuñaló a Claudia Poppe Jaramillo, de 21 años, y a su madre Sonia Jaramillo, de 52, luego de escalar hasta el quinto piso del condominio La Vista, en la ciudadela Lomas de Urdesa (norte de la ciudad).
Los antecedentes de 'Tierrita' lo habían situado hasta esa fecha como un delincuente que robaba y violaba a sus víctimas. ¿Qué pasó entonces por su cerebro para que le propinara un total de 44 puñaladas a madre e hija? El resentimiento social con el que actúan al delinquir son manifestaciones de mentes criminales, cuya causa está en factores sociales, pero también en su cerebro, dice el psicólogo Segundo Romero.
Producto de una violación, 'Tierrita' había sido diagnosticado como un individuo con desorden de personalidad. Una psicopatía que la padecen antisociales que pululan en el país. El experto Carlos Orellana, subdirector del Instituto de Neurociencias de Guayaquil, asegura que hay ocho tipos de delincuentes circulando libremente .
La causa de esa patología está explicada con el modelo de conducta denominado Moffitt, donde se determina que un temperamento difícil, ambiente familiar adverso, desadaptación escolar, rechazo de amigos, falta de trabajo estable, encarcelamiento y las drogas son el resultado de la conducta antisocial.
No obstante, ese cuadro psicopatológico no implica incapacidad para conocer la diferencia entre lo que está bien y lo que está mal. "Los psicópatas, de no padecer de un disturbio mental agregado, tienen discernimiento", como ocurre con 'Tierrita', quien cumple una condena de 25 años de reclusión.
En el país se ha conocido de otros criminales con ese tipo de desórdenes. A finales de los años 70, Pedro Alonso López, apodado como el 'Monstruo de los Andes', llegó a Ecuador y con él una serie de violaciones y asesinatos que venía arrastrando desde su natal Colombia y Perú, países en los que reconoció 300 asesinatos.
El abuso mental que soportó en las manos de su madre durante sus primeros años, así como reiteradas violaciones, lo hicieron crecer temeroso de las mujeres.
La comunicación social con ellas era impracticable, y satisfacía sus deseos con libros pornográficos y revistas.
Otro asesino en serie es Luis Alfredo 'Garavito' Cubillos, de 54 años y originario del departamento de Quindío (Colombia). La justicia le atribuye 172 crímenes en Colombia y Ecuador. Sus víctimas eran menores de edad, de entre 6 y 16 años.
Vecinos de 'Tierrita' temían que algún día termine donde está actualmente. Aunque no dejó amigos en el barrio, muchos sienten pena por él.
Los familiares de las víctimas no, y; a pesar de los años transcurridos, piensan que la condena recibida no mitiga el dolor que causó. Tampoco convence a los moradores de Lomas de Urdesa.
Allí, el miedo es un inquilino más al que han intentado superar, colocando cercados eléctricos alrededor de los inmuebles.
Temen que un delincuente de características similares a las de 'Tierrita' atente contra sus vidas.
Fuente: EXPRESO*
Con el tiempo se convirtió en el 'hombre araña' del vecindario y, aunque sus piruetas y destrezas para trepar paredes provocaban carcajadas, algunos ya sospechaban que su habilidad, en algún momento, sería usada para futuras fechorías.
Y no se equivocaron. A medida que creció, Carlos Santana Anchundia apodado 'Tierrita', por la suciedad en su ropa, sofisticó la técnica para entrar a las casas de ciudadelas residenciales y sustraerse lo que más podía.
Pero su actuación respondía a un desorden en su conducta que, años más tarde, sería revelado ante el sinnúmero de actos delincuenciales que protagonizó.
El 14 de septiembre de 2009 apuñaló a Claudia Poppe Jaramillo, de 21 años, y a su madre Sonia Jaramillo, de 52, luego de escalar hasta el quinto piso del condominio La Vista, en la ciudadela Lomas de Urdesa (norte de la ciudad).
Los antecedentes de 'Tierrita' lo habían situado hasta esa fecha como un delincuente que robaba y violaba a sus víctimas. ¿Qué pasó entonces por su cerebro para que le propinara un total de 44 puñaladas a madre e hija? El resentimiento social con el que actúan al delinquir son manifestaciones de mentes criminales, cuya causa está en factores sociales, pero también en su cerebro, dice el psicólogo Segundo Romero.
Producto de una violación, 'Tierrita' había sido diagnosticado como un individuo con desorden de personalidad. Una psicopatía que la padecen antisociales que pululan en el país. El experto Carlos Orellana, subdirector del Instituto de Neurociencias de Guayaquil, asegura que hay ocho tipos de delincuentes circulando libremente .
La causa de esa patología está explicada con el modelo de conducta denominado Moffitt, donde se determina que un temperamento difícil, ambiente familiar adverso, desadaptación escolar, rechazo de amigos, falta de trabajo estable, encarcelamiento y las drogas son el resultado de la conducta antisocial.
No obstante, ese cuadro psicopatológico no implica incapacidad para conocer la diferencia entre lo que está bien y lo que está mal. "Los psicópatas, de no padecer de un disturbio mental agregado, tienen discernimiento", como ocurre con 'Tierrita', quien cumple una condena de 25 años de reclusión.
En el país se ha conocido de otros criminales con ese tipo de desórdenes. A finales de los años 70, Pedro Alonso López, apodado como el 'Monstruo de los Andes', llegó a Ecuador y con él una serie de violaciones y asesinatos que venía arrastrando desde su natal Colombia y Perú, países en los que reconoció 300 asesinatos.
El abuso mental que soportó en las manos de su madre durante sus primeros años, así como reiteradas violaciones, lo hicieron crecer temeroso de las mujeres.
La comunicación social con ellas era impracticable, y satisfacía sus deseos con libros pornográficos y revistas.
Otro asesino en serie es Luis Alfredo 'Garavito' Cubillos, de 54 años y originario del departamento de Quindío (Colombia). La justicia le atribuye 172 crímenes en Colombia y Ecuador. Sus víctimas eran menores de edad, de entre 6 y 16 años.
Vecinos de 'Tierrita' temían que algún día termine donde está actualmente. Aunque no dejó amigos en el barrio, muchos sienten pena por él.
Los familiares de las víctimas no, y; a pesar de los años transcurridos, piensan que la condena recibida no mitiga el dolor que causó. Tampoco convence a los moradores de Lomas de Urdesa.
Allí, el miedo es un inquilino más al que han intentado superar, colocando cercados eléctricos alrededor de los inmuebles.
Temen que un delincuente de características similares a las de 'Tierrita' atente contra sus vidas.
Fuente: EXPRESO*
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