domingo, 27 de febrero de 2011

Los chilenos recuerdan un año del terremoto

 ***SNN
En Concepción, dos niños caminan cerca a un edificio dañado por el terremoto ocurrido hace un año en Chile.

Habitantes de Dichato, una de las zonas más afectadas, no logran superar trauma que les dejó la tragedia.


Los escombros ya no se asoman por Concepción, la ciudad más devastada por el terremoto y el maremoto de hace un año en Chile, pero los ecos de la tragedia que costó la vida de más de 500 personas siguen latentes, mientras que el “turismo morbo” genera ingresos.


Miles viven aún en viviendas de emergencia y sin poder superar el trauma, en un proceso de reconstrucción que avanza lento.


Según el último balance oficial, unas 220.000 viviendas, 3.700 colegios, 17 hospitales y 212 puentes quedaron destruidos o dañados, y cifró en 30.000 millones de dólares (18% del PIB chileno) los daños provocados por el sismo y maremoto.




Con réplicas fuertes que se sienten, es difícil para muchos superar la experiencia de haber padecido el quinto peor terremoto de la humanidad, con una magnitud de 8,8 grados, seguido de un tsunami que devastó las costas del centro-sur del país, arrasando con poblados completos.


“¿Olvidarse de lo que vivimos esa noche? Creo que va a ser eterno. Nos vamos a morir con eso. Cierro los ojos y puedo sentir los gritos de ayúdenme. El ruido del mar, hasta el olor”, relata Jimena Toledo, habitante del balneario de Dichato, devastado por olas de más de 15 metros.


El sismo ocurrió a las 03:34 del 27 de febrero de 2010, en el último fin de semana de las vacaciones del verano austral, con epicentro en Cobquecura, en la costa de la Región del Biobío, cuya capital es Concepción, a unos 500 km al sur de Santiago.


El llamado “turismo morbo” también se deja sentir en Dichato, donde los turistas vienen por el día, comen, visitan las zonas devastadas o posan junto a las ruinas, pero no se alojan en el lugar.


“Son gente que viene a ver en qué condiciones quedó. Ese es el turismo morbo, al que también hay que sacarle un poco de provecho”, cuenta Antonio Alomar, dueño de un restaurante.




El tsunami -que fue descartado tempranamente por las autoridades en base a informes erróneos de la Marina que hoy son objeto de una investigación- fue responsable de cerca de un centenar de las víctimas y aún hoy se mantienen 31 desaparecidos.


Uno de ellos es el pequeño Emilio Gutiérrez, de 4 años, hijo de un vendedor del mismo nombre que lo buscó por más de 10 meses en las costas de Constitución. El mar le arrebató también a su padre y destruyó su casa, pero encontró algo de consuelo en la hija que nació hace un mes. “Esta herida no se cierra nunca, pero se puede vivir con ella”, se lamenta. La tragedia agregó medio millón más de pobres en Chile.

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