sábado, 19 de febrero de 2011

¿Terroristas de la comunicación?

***SNN

Enrique M. Rojas | Crítica de tv

Gobierno y oposición manejan la comunicación con objetivos políticos 
 
Foto: Archivo

El presidente Rafael Correa en uno de sus enlaces.

En su último enlace ciudadano, el presidente tildó de sicarios de tinta a ciertos periodistas por difundir información falsa sobre el Gobierno.


Podemos entender esta figura como el producto de una mente juguetona, que como muchos políticos de diversas tendencias, cree que hay cierto valor en la búsqueda de recursos ingeniosos para insultar y denigrar.


O podemos observarla desde la perspectiva que planteó monseñor Benito de la Rosa y Carpio, de República Dominicana, quien en noviembre del 2010, en el contexto de su conferencia ‘La ética en los medios de comunicación’, condenó a los sicarios morales de la prensa, definiéndolos como gente pagada para matar moralmente a alguien.


Sea cual sea la intención, estamos frente a una contradicción, no se puede exigir una comunicación ética y responsable a los medios, si uno no tiene una conducta ética y responsable en su comunicación.


¿Es pertinente en un momento donde la mayor preocupación ciudadana es la inseguridad y la violencia, utilizar apelativos como el de sicario?, ¿o es, en cierta manera, aprovecharse de un contexto emocional vulnerable para fijar significantes? Para algunos serán detalles sin importancia, pero la palabra tiene poder.


Lamentablemente esta discusión solo existe en un espacio de fantasía. La oposición y el Gobierno manejan en su comunicación política agendas que no incorporan ni de lejos elementos de responsabilidad social, sino que se concentran en un cumplimiento de objetivos políticos cortoplacistas y egoístas, con discursos básicos, viscerales y demagógicos.


De todo eso seremos testigos nuevamente en las campañas sobre la consulta, en las legales y en las disfrazadas, donde volverá a imponerse en ambos bandos la premisa de “El fin justifica los medios”.


Al final de esta pelea de construcción de significados y estados de ánimo, como siempre, el único que sale baleado es el ciudadano común.


Fuente: EL UNIVERSO

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