viernes, 1 de junio de 2012

Los niños de hoy tienen más "poder" sobre su destino

***SNN

 

Expertos cuestionan a los padres que tratan de complacer a sus hijos en todo y compran todo los que les piden. Explican que esta es una acción errada.Analistas de mercado, gerentes de jugueterías y psicólogos coinciden en que los menores de hoy en día están expuestos a una oferta mayor de productos.
 
 
Los excesos de sus padres pueden afectarles.
 
 
Expertos cuestionan a los padres que tratan de complacer a sus hijos en todo y compran todo los que les piden. Explican que esta es una acción errada.“Thor es rubio, tiene un martillo y nadie le gana”.


Cada vez tienen más poder de decisión para comprar

Después de armar un pequeño discurso que terminó en rabieta, José Miguel Andrade le pidió a su padre que le comprase un muñeco de Los Vengadores.


“Te juro que me voy a portar bien”, le decía el niño a su papá en la fila del supermercado. “Yo no vine a comprar eso”, le respondió éste, pero la respuesta no satisfizo al niño y empezó un berrinche que se prolongó hasta el automóvil.


Sonia Toledo, psicóloga clínica, considera que muchos padres al trabajar durante largas jornadas y pasar poco tiempo con sus hijos “tratan de tranquilizar su conciencia” comprándoles casi todo lo que piden. Y no lo recomienda, pues asegura que los menores deben tener límites.


¿Están los niños de las actuales generaciones más expuestos a la seducción y el fetichismo del mercado?. Iván Sierra, director de la empresa Negocios & Estrategias, con 15 años de experiencia en consultoría de marketing, explica que hay cinco protagonistas en el proceso de decisión de compra.


“Está el iniciador, quien llega con la idea de “mami quiero”, o puede ser la esposa o el esposo el que trae a casa la idea de consumo”, detalla Sierra.


En este juego aparece el llamado “influenciador”, que busca otros argumentos para sustentar o negar la compra; también está quien decide si se hace o no la transacción, además quien invierte su dinero en realizarla y, finalizando este proceso, el consumidor del bien o servicio.


“En los productos que tienen que ver con su propio consumo son los niños los iniciadores o influenciadores, y si estos son de bajo presupuesto ellos mismos toman la decisión y, entonces, se compran”, explica Sierra. “Siempre ha sido así, lo que viene aumentando es la magnitud porque cada vez los niños participan más como iniciadores debido a que se enteran de más cosa, están documentados y los padres les dan más espacio para que tomen decisiones”.


“He pensando en quedarme encerrada en mi casa porque en el centro comercial me pide que le compre de todo”, confiesa Ana María Salazar. Ella tiene 32 años, un hijo de cinco y trabaja, al igual que su esposo. “Hasta que sea necesario hay que cuidar el empleo y a veces por eso no hay horarios”, dice.


Sierra coincide con la psicóloga respecto a los padres y sus ocupaciones: “Ellos están menos en casa y son quienes tienen que tomar las decisiones.


Cada vez son más compradores porque los sitios donde se puede comprar ahora están más cerca de la casa, de los colegios, de todo; los centros comerciales se van aproximando. Antes para llegar a ellos había que hacer un viaje (es un decir), y ahora se van acercando a los barrios, tal es el concepto de un mall...”.


Los niños también viven una infancia de convivencia con las marcas y sus juegos. El consultor detalla que por ejemplo en Facebook hay juegos fáciles que generan una filiación del niño con el producto. “Yo me acuerdo de los juguetes de mi infancia; estos niños cuando dentro de unos años tengan 15 ó 20 años se van a acordar de que jugaron con la aplicación virtual de una máquina”. Thor y su grupo de amigos de plástico con poderes llenan los escaparates de las jugueterías.

Bryan Salgado, gerente general de importadora El Rosado, en su división de juguetes, detalla los cambios en el mercado de la recreación ligada al consumo: “cada vez hay una mayor presencia de películas dirigidas a los niños; en los últimos seis años ha habido un incremento. Hace 20 años había una o dos al año, actualmente, de 6 a 10”.


Con las películas vienen las licencias para fabricar juguetes. “Todo lo que llame la atención de un niño y que se pueda convertir en juguete, sin duda alguna favorece porque el niño está expuesto y quiere los productos que ve en la televisión o el cine”, detalla Salgado. Así que la escena del supermercado es común.

Aunque a José Miguel finalmente no le compraron el juguete, “si la licencia del artículo de moda está caliente”, explica Byron Salgado, “y está caliente porque se encuentra en el cine y porque aparece en la televisión, ese producto se va a vender muchísimo. Muchos lo comprarán”.

    
Mile Gil, psicóloga que está realizando su especialización en clínica de niño en la Universidad de Buenos Aires, explica que al darle a un niño todos los objetos que éste pide, los padres le están enseñando a transgredir los límites de autoridad.


“Pueden llegar a ser niños que tengan dificultades a nivel institucional, en la escuela, por ejemplo, porque no van a poder desarrollar un consecutivo de normas”, detalla.


Una radiografía de la infancia
El 37,26% de la población ecuatoriana está conformado por niños, niñas y adolescentes. La mayoría de los niños y niñas del Ecuador tiene entre 5 y 11 años; ellos conforman el 40.42% del total de menores de edad. Según cifras del último censo, el 60% de la población infantil es pobre, lo que significa que viven con menos de $2.50 al día.


Estela Sánchez habita en el sector conocido como Argelia, al sur de Quito, y para mantener limpio su uniforme de la escuela tiene que hacer muchos esfuerzos.


El polvo, las piedras y los escombros que rodean su plantel, el Carlos Sosa Lobato, conspiran contra sus intenciones. “En el invierno es peor. Se llena todo de lodo y tenemos que esquivar a los carros porque nos salpican de agua sucia”, cuenta resignada.


 Tiene once años y vive con su papá, que es jardinero, y su mamá, que se dedica a los quehaceres del hogar. La casa donde habita está formada por dos cuartos. En uno de ellos duerme con sus tres hermanas.


Su programa favorito, Doraemon, lo observa en el televisor de sus padres, pero muchas veces se ve obligada a apagarlo para limpiar el polvo del cual se impregnan sus zapatos.


En el mismo barrio vive Andrés Mitte, quien recién cumplió 12 años y ya tiene claro qué quiere ser cuando grande: Pediatra. “Aquí los niños chiquitos tienen mucha tos y me da pena oírlos toser”, cuenta el pequeño, alumno de séptimo de básica de la escuela Carlos Sosa Lobato, quien está esperando que su padre le compre una pelota de fútbol, pero sabe que su familia, por el momento, tiene otras prioridades.


En términos de escolaridad, el 98% de los menores ecuatorianos sabe leer y escribir. La mayoría, el 90%, va a la escuela regularmente; el 29% vive en extrema pobreza, con menos de $1.25 diario.
En el país hay 107.317 niños que trabajan durante menos de 30 horas a la semana, mientras que 126.156 trabajan durante más tiempo.


El 23% del total de niños trabajadores es obrero privado o empleado, el 24% jornalero o peón, el 28% trabaja por cuenta propia y el 4% es empleado doméstico.



Ecuador tiene 4 millones de niños


Según estadísticas del INEC, en Ecuador existen 3’929.239 niños, en base a los datos del Censo de Población y Vivienda de 2010. Esto representa el 27% de los ecuatorianos. Los datos se hicieron públicos por la celebración del Día del Niño.


Sin embargo, la presidenta de la Unión Nacional de Educadores (UNE), Mariana Pallasco, comentó que han ingresado más niños al sistema educativo público, pero eso ha generado sobrepoblación dados los problemas de infraestructura en el sistema educativo.

“No se puede negar que hay más niños en las escuelas, el problema es en qué condiciones están estos niños”. Para Pallasco, ha mejorado la inserción educativa, porque se han eliminado las barreras de ingreso, “pero ha disminuido la calidad del derecho a la educación”.

“Los octavos, novenos y décimos años de educación se han creado sin construir aulas y sin determinar presupuesto, partidas docentes y volviendo a los maestros polifuncionales. Esto hace que el proceso de formación sea totalmente precario”, expresó.

A su criterio, en tres años más “estaríamos viendo resultados pésimos de estos niños, se ha bajado la calidad de la educación y tendrían que ingresar al sistema de bachillerato sin tener las mínimas condiciones para hacerlo”.


Cuidado infantil

El INEC, además, señaló que el 23,8% de los niños asiste a un programa de cuidado infantil frente al 7,4% que asiste a un centro privado.



Pero, según señala Pallasco, los niños de 0 a 3 años no tienen acceso de procesos de desarrollo infantil. La Presidenta de la UNE puntualizó que en la Ley Orgánica de Educación Intercultural se evadió la responsabilidad que tiene el Estado de cubrir el ingreso a centros de educación inicial y centros de cuidado infantil. “Debería ser responsabilidad del Ministerio de Educación y no estar bajo el Ministerio de Inclusión Social y Económica (MIES)”, dijo.



Fuente: EL TELÉGRAFO*



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