Pueden causar los peores dolores que puede sufrir un ser humano. Los temibles y famosos cálculos renales, logran desestabilizar al más estoico. Conózcalos y evítelos.
Se estima que entre el 10 y el 12 por ciento de la población en algún momento tendrá cálculos en los riñones, un problema que lamentablemente tiende a ser recurrente: ”Después de tener un episodio existe entre un 30 a un 50 por ciento de posibilidades de que se presente otro en los cinco años siguientes”, sostiene el urólogo venezolano Bernardo Cuomo, expositor invitado al Simposio sobre Cálculos Renales, organizado por GrupoFarma.
¿Por qué se forman?
Ciertas características en la alimentación como el bajo consumo de líquido, el alto consumo de sal y de proteínas animales influye negativamente en esta dolencia, al igual que llevar un estilo de vida sedentario.
En algunos pacientes puede haber antecedentes genéticos que los predisponen a desarrollar enfermedad litiásica o cálculos renales, como por ejemplo la tendencia a producir una sustancia llamada cistina que contribuye a su formación.
El riñón es un órgano que filtra sangre permanentemente. Si existen alteraciones renales o en otros órganos, ocurre una inflamación y hay más absorción de sustancias como los oxalatos, involucradas en la formación de las piedras renales.
En ciertos casos son las complicaciones endócrinas las que crean una predisposición a formar cálculos renales, como el hiperparatiroidismo que hace que se absorba más calcio del intestino y salga calcio del hueso.
Por otra parte, recientemente se ha comprobado una relación con ciertos factores de riesgo cardiovascular. ”Los cálculos renales tienen mucho que ver con el síndrome metabólico.
Quien ya presentó un cálculo y tiene factores de riesgo como obesidad, hipertensión y diabetes o problemas metabólicos como resistencia a la insulina, triglicéridos altos, bajo nivel de HDL o colesterol bueno, en los siguientes 10 años tiene un 16 por ciento de posibilidades de infartos, 27 por ciento de padecer angina de pecho y alrededor de 30 por ciento de requerir cirugías de revascularización coronaria”, explica el doctor Cuomo y sugiere a los pacientes no descuidar esta relación.
¿De qué están compuestos?
Los cálculos del riñón no tienen nada que ver con los de la vesícula. Estos últimos están asociados con el metabolismo del colesterol, mientras los cálculos renales están formados de oxalato de calcio y fosfato de calcio (un 80 por ciento), los demás son de ácido úrico, de cistina o de estrurita (20 por ciento).
Se inician como una matriz o núcleo de cristales microscópicos y de allí va creciendo. Su volumen puede llegar a ocupar el interior completo del riñón. ”Un riñón tiene entre 10 y 11 centímetros de longitud y 6 centímetros de ancho, sus cavidades internas pueden llegar a tener masas de cálculos hasta por esos volúmenes.
Lo más asombroso es que una persona puede tenerlos en esas dimensiones y no presentar síntomas porque el cálculo que está en el riñón no es el que duele, sino el que se desprende y obstruye la salida normal de orina. He visto pacientes con cálculos de 1 o 2 milímetros con un dolor terrible y pacientes con cálculos que ocupan todo el riñón que no presentan molestias”, explica el doctor Cuomo.
Prevención
La práctica de ejercicios diariamente, ingerir suficientes líquidos para mantenerse bien hidratado, un consumo máximo de 6 a 8 onzas de proteínas animales y de 3 gramos de sal por día, son medidas que contribuyen a disminuir el riesgo de formar cálculos.
Tratamientos
Los tratamientos médicos elegidos están relacionados con los resultados de los exámenes, se analizan los niveles de calcio, de ácido úrico y de citratos entre otros, los cuales determinan la medicación más conveniente. Pero si el paciente presenta un cólico por una piedra que no logra ser expulsada y el dolor no se alivia ni con medicación, se debe considerar el tratamiento quirúrgico pero analizando la ubicación y tamaño de los cálculos.
En cálculos ubicados en el riñón menores de 1,5 centímetros se emplea la litotricia extracorpórea, un procedimiento de fragmentación con una máquina que emite una onda de energía que se enfoca hacia la piedra, la disuelve y se eliminan los pequeños restos. Es ambulatorio y sin heridas.
Cuando los cálculos que están ocupando el riñón son mayores de 1,5 centímetros, el tratamiento es un procedimiento mínimamente invasivo que se llama nefrolitotomía percutánea y que mediante un acceso a través de la piel, abriendo un trayecto por el cual se puede pasar un instrumento llamado nefroscopio con el cual se emite energía para fragmentar la piedra. De acuerdo al tamaño y la dureza del cálculo se puede requerir más de una incisión e inclusive más de una intervención.
Pilar Ortiz de Pérez
Fuente: VISTAZO*
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