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“De coreano no tenía nada; su corazón y su alma eran ecuatorianos”. Así recuerda el cantautor nacional Héctor Napolitano (Viejo Napo) a Jinsop, intérprete que nació hace 57 años en Corea del Sur y cuyo deceso, registrado el domingo en Ayangue, causa consternación.
Asimismo, trae a la memoria de quienes lo conocieron o compartieron el escenario numerosas anécdotas, y entre sus seguidores, las canciones que popularizó en la década del setenta: Los campos verdes, Estrellita solitaria y Dulzura mía, por mencionar algunas.
“Es increíble que haya muerto. Hace unos días hablamos porque queríamos ofrecer presentaciones con Boddega y Silvana en Estados Unidos”, dijo Gustavo Pacheco, artista nacional que conoció a Jinsop en la adolescencia. “Él tendría 18 años y yo 20. Hicimos un mano a mano entre Los Apóstoles (su grupo) y Boddega”.
Pacheco fue guitarrista de Jinsop en las grabaciones que tuvieron los arreglos de Héctor Bonilla. Asegura, además, que compuso varios de los temas que él interpretó: Ven, chiquilla, ven; Volvamos a empezar; Rosas y claveles y Silvy, esta última dedicada a su esposa. Se separaron, comenta Pacheco, y agrega que ella, madre de los tres hijos del fallecido, murió hace tres semanas en EE.UU.
Para Tito Haensel, otro artista nacional que inició su carrera en los años setenta, Jinsop fue, hace 30 o 40 años, uno de los pioneros de la música romántica. “Abrió camino a las nuevas generaciones”.
Haensel destaca, además, su informalidad, y recuerda que para una actuación en Machala llegó sin la ropa de escenario. Se puso unos jeans y una camisa, y listo. “Tendría 18 años e integraba Las Hormigas”.
El Viejo Napo también recuerda a esta banda. Tendrían unos 17 años y estaban en Quito cuando Jinsop y su madre organizaron un concierto. Las Hormigas obtuvo el premio y el público, en rechazo, comenzó a incendiar la tarima del coliseo Julio César Hidalgo, porque Los Apóstoles fueron más aplaudidos. “Cambiaron el veredicto y nos premiaron. Él desapareció. A los tres o cuatro días lo encontraron y metieron preso. Era 1973”.
Roberto Vallarino, líder del grupo Los Corvets, también conoció a Jinsop en el festival que cita Napo. “Desde la primera vez que lo vi me impresionó como artista: su forma de cantar, voz y personalidad. Prácticamente no hablaba español en esa época, solamente inglés”.
Napo anota que con Jinsop tuvo buena amistad. “Era un gran cantante. Lo contratamos para que cantara con nosotros en Guayaquil. El representante de Los Apóstoles lo llevó a Ifesa y allí grabó Pop y love, su primer éxito. Se enganchó con el sello y luego se independizó”.
De Jinsop también se dice que tuvo problemas de adicción, pero sus amigos no lo determinan. Solo traen a colación que era intenso, travieso, sin límites y con una voz privilegiada. Amaba la música y cantaba en español, aunque cuando llegó al país hablaba solo en inglés. “Practicaba el kung fu y era un buen peleador. Todos alcahueteaban sus travesuras”, dice.
Tras lamentar el deceso de Jinsop, el músico Roberto Viera resaltó de él aquel “dejito” que tienen todos los intérpretes gringos, canadienses o franceses que cantan en español. “Eso a la gente le gustó. Tuvo presencia en radio y televisión”.
La muerte de Jinsop, comenta Hilda Murillo, se suma a la de otros valiosos intérpretes nacionales fallecidos en lo que va del año. “Hugo Henríquez, Mireya Leví y ahora él. Estamos de luto porque hizo mucho por la música de nuestro país”. Con ella coincide Luis Padilla, quien compuso para Jinsop Estrellita solitaria y Mi bella niña.
Aunque se asegura que la muerte no se presiente, en la última entrevista que Jinsop dio a EL UNIVERSO, en enero pasado, dijo: “Ya no me queda mucho tiempo, para nadie la vida es eterna. Yo ya tengo mi edad y tengo que preparar mi retiro, quisiera dejar unas lindas músicas nacionales en el estilo de Jinsop para que les guste a la juventud y los mayores”.
El artista
“Estrella de fuego” era el significado del nombre de Jinsop, cuyo apellido fue Ordirling. Nació en Corea del Sur, en el hogar de Fred Ordirling y Myomghui. Él de EE.UU. y ella, de Corea.
A Ecuador llegó a los 15 años de vacaciones y se quedó porque su padre vino a trabajar en Quito y él se enamoró del país.
Su disco
Portada de uno de los álbumes que Jinsop grabó en los años setenta. Contó con varios LP y discos de 45 rpm. Entre sus éxitos figuran: Caballo de acero, Yo pienso que tú eres la mujer, La casa del sol naciente y Atar un lazo arriba de un rosal.
Fuente: EL UNIVERSO*
Asimismo, trae a la memoria de quienes lo conocieron o compartieron el escenario numerosas anécdotas, y entre sus seguidores, las canciones que popularizó en la década del setenta: Los campos verdes, Estrellita solitaria y Dulzura mía, por mencionar algunas.
“Es increíble que haya muerto. Hace unos días hablamos porque queríamos ofrecer presentaciones con Boddega y Silvana en Estados Unidos”, dijo Gustavo Pacheco, artista nacional que conoció a Jinsop en la adolescencia. “Él tendría 18 años y yo 20. Hicimos un mano a mano entre Los Apóstoles (su grupo) y Boddega”.
Pacheco fue guitarrista de Jinsop en las grabaciones que tuvieron los arreglos de Héctor Bonilla. Asegura, además, que compuso varios de los temas que él interpretó: Ven, chiquilla, ven; Volvamos a empezar; Rosas y claveles y Silvy, esta última dedicada a su esposa. Se separaron, comenta Pacheco, y agrega que ella, madre de los tres hijos del fallecido, murió hace tres semanas en EE.UU.
Para Tito Haensel, otro artista nacional que inició su carrera en los años setenta, Jinsop fue, hace 30 o 40 años, uno de los pioneros de la música romántica. “Abrió camino a las nuevas generaciones”.
Haensel destaca, además, su informalidad, y recuerda que para una actuación en Machala llegó sin la ropa de escenario. Se puso unos jeans y una camisa, y listo. “Tendría 18 años e integraba Las Hormigas”.
El Viejo Napo también recuerda a esta banda. Tendrían unos 17 años y estaban en Quito cuando Jinsop y su madre organizaron un concierto. Las Hormigas obtuvo el premio y el público, en rechazo, comenzó a incendiar la tarima del coliseo Julio César Hidalgo, porque Los Apóstoles fueron más aplaudidos. “Cambiaron el veredicto y nos premiaron. Él desapareció. A los tres o cuatro días lo encontraron y metieron preso. Era 1973”.
Roberto Vallarino, líder del grupo Los Corvets, también conoció a Jinsop en el festival que cita Napo. “Desde la primera vez que lo vi me impresionó como artista: su forma de cantar, voz y personalidad. Prácticamente no hablaba español en esa época, solamente inglés”.
Napo anota que con Jinsop tuvo buena amistad. “Era un gran cantante. Lo contratamos para que cantara con nosotros en Guayaquil. El representante de Los Apóstoles lo llevó a Ifesa y allí grabó Pop y love, su primer éxito. Se enganchó con el sello y luego se independizó”.
De Jinsop también se dice que tuvo problemas de adicción, pero sus amigos no lo determinan. Solo traen a colación que era intenso, travieso, sin límites y con una voz privilegiada. Amaba la música y cantaba en español, aunque cuando llegó al país hablaba solo en inglés. “Practicaba el kung fu y era un buen peleador. Todos alcahueteaban sus travesuras”, dice.
Tras lamentar el deceso de Jinsop, el músico Roberto Viera resaltó de él aquel “dejito” que tienen todos los intérpretes gringos, canadienses o franceses que cantan en español. “Eso a la gente le gustó. Tuvo presencia en radio y televisión”.
La muerte de Jinsop, comenta Hilda Murillo, se suma a la de otros valiosos intérpretes nacionales fallecidos en lo que va del año. “Hugo Henríquez, Mireya Leví y ahora él. Estamos de luto porque hizo mucho por la música de nuestro país”. Con ella coincide Luis Padilla, quien compuso para Jinsop Estrellita solitaria y Mi bella niña.
Aunque se asegura que la muerte no se presiente, en la última entrevista que Jinsop dio a EL UNIVERSO, en enero pasado, dijo: “Ya no me queda mucho tiempo, para nadie la vida es eterna. Yo ya tengo mi edad y tengo que preparar mi retiro, quisiera dejar unas lindas músicas nacionales en el estilo de Jinsop para que les guste a la juventud y los mayores”.
El artista
“Estrella de fuego” era el significado del nombre de Jinsop, cuyo apellido fue Ordirling. Nació en Corea del Sur, en el hogar de Fred Ordirling y Myomghui. Él de EE.UU. y ella, de Corea.
A Ecuador llegó a los 15 años de vacaciones y se quedó porque su padre vino a trabajar en Quito y él se enamoró del país.
Su disco
Portada de uno de los álbumes que Jinsop grabó en los años setenta. Contó con varios LP y discos de 45 rpm. Entre sus éxitos figuran: Caballo de acero, Yo pienso que tú eres la mujer, La casa del sol naciente y Atar un lazo arriba de un rosal.
Sepelio se realiza hoy
El cantante surcoreano Jinsop murió el domingo pasado en Ayangue, provincia de Santa Elena, pero recién ayer Álex, el menor de sus tres hijos (los otros dos, David y Jinsop, están en Estados Unidos) y quien vivía con él, pudo hacer los trámites para trasladar su cuerpo a Guayaquil y organizar sus exequias.
En las gestiones lo acompañaron la intérprete Silvana Ibarra y su esposo, el músico y compositor ecuatoriano Gustavo Pacheco, amigo de Jinsop desde la adolescencia. Él respondía las llamadas de los medios. Esto porque los familiares del fallecido intérprete –quien nació hace 57 años en Corea del Sur– querían privacidad.
Sobre las causas del deceso de Jinsop, se indicó que la autopsia determinó que una insuficiencia cardiaca le desencadenó un paro cardiorrespiratorio.
Desde hace algún tiempo Jinsop sufría de problemas respiratorios, lo cual lo llevó –incluso por recomendación médica– a residir en Santa Elena, pues el aire salino le favorecía. “Viajaba constantemente, pero cuando volvía al país se quedaba en Quito, donde fijó su residencia”, contó Pacheco.
La velación de Jinsop se realiza desde la tarde de ayer en la sala exclusiva 1 de la Junta de Beneficencia. El sepelio es hoy, a las 17;00, en el Cementerio General. El ingreso será por la puerta 12.
En las gestiones lo acompañaron la intérprete Silvana Ibarra y su esposo, el músico y compositor ecuatoriano Gustavo Pacheco, amigo de Jinsop desde la adolescencia. Él respondía las llamadas de los medios. Esto porque los familiares del fallecido intérprete –quien nació hace 57 años en Corea del Sur– querían privacidad.
Sobre las causas del deceso de Jinsop, se indicó que la autopsia determinó que una insuficiencia cardiaca le desencadenó un paro cardiorrespiratorio.
Desde hace algún tiempo Jinsop sufría de problemas respiratorios, lo cual lo llevó –incluso por recomendación médica– a residir en Santa Elena, pues el aire salino le favorecía. “Viajaba constantemente, pero cuando volvía al país se quedaba en Quito, donde fijó su residencia”, contó Pacheco.
La velación de Jinsop se realiza desde la tarde de ayer en la sala exclusiva 1 de la Junta de Beneficencia. El sepelio es hoy, a las 17;00, en el Cementerio General. El ingreso será por la puerta 12.
Fuente: EL UNIVERSO*
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