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Durante la filmación de ‘A Wild Idea’. Verónica Moscoso (sentada) filma a una niña waorani, asistida por Vanessa Carr con el micrófono
Verónica Moscoso es una cazadora de historias. No importa el instrumento, todo vale para atraparlas. Las laza con cámaras de video, las arponea con micrófonos de radio, las enjaula en cuentos y las enmarca en fotografías. Ahora está disfrutando del éxito de difusión de su última obra, un documental sobre el Yasuní.
Bueno, está“disfrutando” dentro de lo que se puede, pues distribuir la película requiere de bastante trabajo, sobre todo porque es mamá de una bebé con la cual es imposible negociar tregua alguna. Cuando Olivia está despierta, pone a la casa de cabeza. Cuando Olivia duerme, por fin mamá puede contestar correos.
Pese al tiempo invertido y el dinero desembolsado (unos USD 10 000), su cinta de 26 minutos ‘A Wild Idea’ se cotiza al alza en los festivales internacionales de cine. Ha sido aceptada en 19 citas (en algunas ha estado nominada a Mejor Documental) y ha obtenido cuatro premios.
Nada mal para un trabajo que nació como tesis para graduarse en la Maestría de Periodismo de la UC Berkeley.
La película está inspirada en la Iniciativa Yasuní-ITT, por la que el Gobierno Nacional busca dejar el petróleo bajo tierra a cambio de que la comunidad internacional compense al país por abstenerse de explotar estos recursos.
Moscoso, que reside en San Francisco, se sintió atraída por los diversos ángulos de la iniciativa. Hay aristas como el ambiente, la globalización, la sostenibilidad, el cambio climático, la justicia social, el mundo en desarrollo y los pueblos indígenas.
También la conmovió que el Yasuní-ITT haya sido una propuesta de vanguardia que salió del Ecuador. Aunque ella vive en la ‘Yoni’ luego de 12 años de recorrer el mundo, no ha olvidado que proviene de su lindo Ecuador. Tiene dos hogares, uno en California y otro en Quito, ciudad a la que procura volver cada diciembre para abrazar a sus parientes.
Pesó más, sin embargo, que la gente con la que conversó no entendía bien la propuesta. Entonces decidió convertirse en la mensajera que documente y cuente cómo funciona la Iniciativa y lo que se salvará si esta propuesta es aceptada por el mundo.
La cazadora de historias entró en acción: tomó su cámara y viajó hacia la selva ecuatoriana. Vivió con los waorani, hurgó en decenas de archivos, entrevistó a ecologistas y autoridades y construyó un relato que ha sido bien recibido en los festivales del mundo.
Desde el inicio tuvo claro que su documental estaría dirigido al público de los países industrializados. Ahora desea que se lo difunda en Ecuador. Ya existe una versión en español de la cinta, rebautizada ‘Una idea audaz’ y que ha podido verse en el Coca y en Guayaquil como parte del Festival de Cine Amazónico. Moscoso espera que un canal local se anime a difundir este trabajo.
No ha definido cuál es la próxima historia que cazará. Quizás sea de nuevo una sobre la selva amazónica, lugar que le fascina. Quizás escriba otro libro de ficción. Por lo pronto, seguirá en la promoción de ‘A Wild Idea’ y atendiendo a Olivia, su jefa.
Fuente: EL COMERCIO*
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