domingo, 14 de noviembre de 2010

Una mirada a los temores y dudas ante el nuevo censo

***SNN

Informe: Censo de población y vivienda




 Yuly Batista. moradora de la cooperativa Balerio Estacio, atiende a empleados de la Empresa Eléctrica de Guayaquil, quienes realizan una encuesta para el acceso a electricidad.


La información proporcionada en el censo es confidencial y solo será usada con fines estadísticos, aclara el INEC.


Que el censo es un sábado. Que se debe permanecer en casa, que no habrá movilización, que es solo para los discapacitados, que no saben nada...


A dos semanas de la realización del VII Censo de Población y VI de Vivienda entre habitantes de diferentes sectores del país, para la mayoría el tema es desconocido, se conoce a medias o se basa en comentarios que a falta de suficiente difusión de las preguntas de la boleta censal derivan en especulación.


De un sondeo realizado por este Diario a 100 personas en siete provincias, el 20% de los encuestados, dicen no saber nada del tema; el 53%, refiere conocer datos básicos como la fecha del censo; un 17% , revela conocer algunas de las preguntas de la boleta censal, y otro 10% tiene información equivocada. Entre estos últimos hay quienes aseguran que entre las preguntas se consultará sobre la posesión de tierras, viviendas o los discapacitados.


La campaña a través de los medios de comunicación no es suficiente, sostienen los consultados. Aunque el INEC ha colocado el formulario del censo en su sitio web, una encuesta del propio Instituto indica que solo el 7,7% de los hogares ecuatorianos tiene acceso al servicio de internet.


En zonas de invasiones como la cooperativa Sergio Toral, en el norte de Guayaquil, donde no hay servicios como agua potable o alcantarillado, los habitantes piden que se amplíe la campaña, no solo con la invitación a participar en el censo, sino también con la difusión de las preguntas del cuestionario.


Publicidad en medios de comunicación, actos públicos son parte de la estrategia de la campaña, para la cual se ha destinado un presupuesto de $ 3 millones, aunque en algunos casos sin los resultados esperados. En Latacunga, por ejemplo, el jefe provincial del Censo, Luis Andino, reconoce que hubo inconvenientes con la caravana de promoción, que no se realizó en esa ciudad porque ningún colegio estuvo presente en el acto. Mimos y payasos tuvieron que repartir las volantes, dice.


Pero la falta de información ya tiene efectos. Entre los habitantes se multiplican los comentarios que más bien han provocado temor y dudas por las preguntas que se van a realizar. Según la boleta censal, de las 71 interrogantes del cuestionario, 26 son nuevas, relacionadas con vivienda, energía eléctrica o acceso a medios tecnológicos.


El tema de la vivienda es uno de los que más se cuestiona. Que cuántos cuartos tiene, cuántos viven en ella, de qué material está hecha o el tipo de material del piso inquieta a la gente.


En Quevedo, Los Ríos, Egda Rengifo, de 67 años, por ejemplo, rechaza la inclusión de esas preguntas. “Para qué quieren esos datos, a dónde quieren llegar. Lo que tengo lo he conseguido con el sudor de mi frente”, afirma al agregar que escuchó rumores de expropiaciones.


Deanie Zevallos, una maestra guayaquileña de 47 años, se muestra indignada porque, según cuenta, ella ha escuchado que las casas deshabitadas o cuartos desocupados se darán a los que no tienen. “Lo que tengo lo he conseguido con mi trabajo, no me parece justo que alguien venga y me la quite”, dice.


Pilar Paredes comenta que tiene su casa en Latacunga y heredó una en Salcedo, la cual la tiene arrendada, pero expresa que escuchó rumores de que el censo servirá para que se reparta lo que no se usa a personas que no tienen vivienda.


Consultados sobre esos temores, funcionarios del Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda aseguran que las 16 preguntas que se incluyen en la boleta censal relacionadas con la vivienda servirán para ajustar varias políticas, como la focalización de la inversión y de los beneficiarios de la entrega de bonos de vivienda según los indicadores de pobreza, discapacidades; así como también se busca identificar los sitios donde no está legalizada la tenencia de la tierra para aplicar una estrategia nacional de regularización.


Según la planificación del censo, un total de 360 mil estudiantes realizarán la encuesta en el país, cada uno tiene a su cargo la consulta en catorce casas. En Guayas, por ejemplo, se estima censar 1’100.000 viviendas y alrededor de 700.000 en Guayaquil, según el INEC.


En Manabí, los temores también radican en que se impongan restricciones respecto del número de propiedades que un ciudadano puede tener o que la información se use para cobrar más impuestos.


A los temores por el tema de la vivienda se suma el del consumo de energía eléctrica, al cual se refiere la pregunta 12, de la sección Datos del Hogar, en la que se consulta cuánto pagó la última vez por ese servicio.


A Violeta Galarza, de 66 años, en Babahoyo, le deja dudas esa pregunta. “Mi casa es de dos pisos. Hay seis focos ahorradores, no consumo mucho y no es que estoy pagando menos”, dice al señalar los $ 6 que canceló por ese servicio en octubre pasado.


Además del valor de la planilla eléctrica, las interrogantes sobre cuántos focos tiene en la casa o si dispone de medidor también preocupan.


Óscar Armijos, gerente de la Eléctrica de Guayaquil, afirma que con esa información la intención es conocer si el cliente tiene cultura de pago, determinar cuántos usuarios no están regulados, identificar los sectores que no cuentan con infraestructura eléctrica para incorporarlos a los programas o determinar la cantidad de focos convencionales que podrían ser cambiados por ahorradores.


Otro de los temas que tiene nerviosos a los consultados es el de las remesas y la migración, principalmente en la zona austral. “Si me preguntan por mis hijos, yo me abstendré de informar, además sería bueno que nos dijeran para qué sirve toda esa información”, asegura una mujer de 66 años, madre de tres hijos que migraron del cantón azuayo Girón.


En esa zona, Miguel Quizhpe, gerente de Coprogirón, una empresa de productos lácteos conformada por migrantes, comenta que ese temor lo obligó a citar a técnicos del INEC para que informen sobre el contenido de las preguntas. “Sabemos que muchos van a mentir, porque nos han dicho que temen que les quiten sus terrenos y las casas de sus familiares que están en el exterior, o que después tengan que pagar más impuestos”.


En la parroquia Augusto Nicolás Martínez, en el noroccidente de Ambato, Joselo Torres, quien tiene familiares en España, cree que a las remesas se le cargarán impuestos.


Mediante las seis preguntas que se plantean en las secciones tres y cuatro de la boleta censal sobre remesas y migración, la Secretaría Nacional del Migrante (Senami) busca identificar un número más exacto de ecuatorianos que han salido del país, establecer cuántos han regresado y caracterizar a los ciudadanos extranjeros que han ingresado al Ecuador, para ajustar sus planes y programas, dice Juan Pedro Peralta, viceministro de esa oficina.


En el INEC se agrega que las preguntas son parte de estándares internacionales para conocer la población migrante, sobre todo a partir del censo del 2001, cuando se dio un éxodo masivo. Según la Senami, alrededor de tres millones de ecuatorianos han migrado al exterior.


Las dudas también apuntan a las preguntas que van desde las 8 a la 11, en la sección Datos del Hogar, referentes a si se dispone de teléfono convencional, si algún miembro tiene teléfono celular, internet, computadora y servicio de televisión pagada.


Hay quienes como el ambateño Jorge Naranjo consideran que consultar acerca de si tiene computadora e internet será para saber quién posee más recursos y pagar más impuestos. “Lo que es peligroso porque el Gobierno no sabe con qué sacrificio se consiguen estos servicios, son básicos para la preparación estudiantil”, refiere.


Pero otros como José Duarte, de 49 años, consideran que la información sobre el uso de servicios tecnológicos es muy importante y servirá para medir el nivel de acceso de la población a este tipo de consumo.


Entre las personas consultadas en el Centro Comercial La Condamine, en Riobamba, no están de acuerdo con proporcionar esa información. “Qué le interesa al Gobierno saber si se tiene internet, celular, computadora, por eso hay el temor de que sea para incrementar o inventarse nuevos pagos de impuestos”, dice Luis Rodríguez.


Según los conceptos básicos del cuestionario censal, la información sobre la utilización de teléfono celular, internet y computadora en los últimos seis meses (de mayo a octubre) permitirá calcular indicadores de alfabetismo tecnológico, que implica que la persona debe saber utilizar estas herramientas sin asistencia de un tercero.


Todas estas preguntas, sumadas a la de si tiene televisión por cable, aclara el INEC, son para conocer el acceso a información, a medios de comunicación y a telecomunicaciones.

Para Hugo Carrión, director de Imaginar, Centro de Investigación para la Sociedad de la Información, será importante contar con estos datos no contemplados en el Censo del 2001, porque permitirá diseñar políticas públicas de inclusión social a través de las tecnologías.

El INEC indica que para disipar esos temores la campaña se intensificará en los próximos días, sobre todo con caravanas que ya se iniciaron el pasado martes en el país.

Fuente: EL UNIVERSO

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