viernes, 19 de noviembre de 2010

“A mí no me propondrían ni de portero”

***SNN

Ana Karina López - Revista VISTAZO

En Gustavo Larrea el vicio de la política no duerme. Después de su farragoso exilio del Gobierno por sus presuntos vínculos con las FARC, sigue en trincheras alternativas. Al mes y medio de la revuelta concuerda con la versión de que el 30S fue un intento de golpe de Estado, pero critica el manejo de la crisis.

Gustava Larrea  Foto exclusiva de Revista VISTAZO
Los Derechos Humanos (DD. HH) se conciben como la protección a la sociedad de los abusos del Estado…
En la vía tradicional, sí. Ahora se incorporó en la legislación moderna de los derechos humanos -yo fui uno de los autores junto con otros juristas, politólogos y sociólogos latinoamericanos- la responsabilidad de grupos armados que tienen capacidad de hacer daño a la sociedad. Es decir, quienes pueden secuestrar, asesinar, también son violadores de derechos.


En los sucesos del 30 de septiembre, que el Estado se enfrentó al Estado, ¿cuál es la posición de los DD. HH?
Hay ciudadanos que el Estado les da la facultad de portar armas, esos ciudadanos pueden insubordinarse, como sucedió, y pueden atentar a los derechos de los otros ciudadanos en el propio Estado. Ahí tienen responsabilidades: detener a una persona es violar los derechos de un ciudadano, si ese ciudadano es Presidente da igual.
Además al resto de ciudadanos ese día no se les brindó seguridad, o se les reprimió brutalmente, ahí hay violación de derechos. Los ciudadanos podrían reclamar esos derechos y ser indemnizados...


Muchos de esos ciudadanos policías también están viendo sus derechos violados, ya que no se ha seguido el debido proceso y están en prisión…
Ahí el Estado usa sus mecanismos constitucionales. La Fiscalía inicia procesos de indagación pide a los jueces medidas cautelares. Podría eventualmente haber una veeduría ciudadana para que se respete el debido proceso.
Incluso abogados de los procesados, de lo que tengo conocimiento por la prensa, afirman que se lo ha hecho. Hay familiares que dicen que no. Creo que no habido un irrespeto generalizado, aunque puede haber casos particulares.


¿Está de acuerdo con Alexis Mera, quien afirma que los hechos protagonizados por los militares en la Recoleta y en la Base Aérea no son delitos penales?
No estoy de acuerdo, porque ahí hubo una interrupción de un servicio público para el país y para la seguridad nacional. No es un problema politiquero porque nos quita estabilidad. Aquí hay responsables que tienen que ser procesados. El propio comandante general de las Fuerzas Armadas asegura eso. Obviamente esos militares deben tener todo el derecho de un debido proceso y respeto a sus derechos.


¿Hay una diferencia política que se está haciendo entre militares y policías?
No creo. Puede haber la intencionalidad de Alexis Mera, pero hay una realidad político- jurídica del país por lo que eso no va a suceder. En este momento hay una definición en el campo jurídico y no en lo político.

El dia de la inscripción de la candidatura de Rafael Correa en el 2006 (foto de revista VISTAZO)
Sin embargo, César Carrión, director del Hospital de la Policía, fue privado de su libertad luego de las declaraciones presidenciales, ¿fue una genuflexión de la función judicial?
Más allá de la responsabilidad que sí tuvo Carrión, el Presidente no debió ni siquiera mencionarlo. Eso no le compete y con esa referencia generó una sombra de duda innecesaria.


¿Cuando el Presidente Correa exaltado trató a Carrión de “majadero”, no le retumbó un cierto dejo de Jaime Nebot?
Creo que la majestad del poder no se comprende en su dimensión. A veces el Presidente cree que él es quien tiene el poder, cuando en realidad la majestad del poder es de los ciudadanos.
Eso hace que cometa estos excesos verbales, que a mi juicio son innecesarios. Entiendo lo temperamental que es, y a veces expresa sus posiciones desde su molestia. Humanamente es comprensible, pero él no es cualquier ciudadano, es el jefe de Estado.


¿El 30S fue el resultado de resentimientos acumulados, que comenzaron con la desarticulación de varias cúpulas cuando usted fue Ministro de Gobierno?
Hay problemas estructurales de la Policía que vienen desde hace décadas y creo que el Gobierno intentó resolverlo y no lo logró. Cuando yo fui Ministro hubo un cambio en la cúpula, quería un mando que se comprometiera con la modernización, de los tres comandantes dos renunciaron en aras de la modernización. Logramos identificar sus necesidades: profesionalización, capacitación, cortar los pases, etcétera.
Lo más importante era su profesionalización y en eso se ha avanzado poco, en lo salarial se avanzó pero falta lo otro.


¿La atomización de las funciones del Ministerio de Gobierno en cuatro nuevos ministerios limita su capacidad?
El Ministerio de Gobierno debería seguir como Ministerio de la Política y encargado de Policía. Hay dos fuentes de información sobre la situación del país: la Policía y los tenientes políticos y gobernadores, que son necesarios para la prevención de conflictos, y no en la intervención pos conflictos. Esa era la dinámica que ese Ministerio tenía. El actual Ministerio de Interior es ahora un ministerio de la Policía y podría tener una relación más cercana. Sin querer echar la culpa al ministro Jalkh, quien ha apuntalado el proceso de modernización, pero creo que se mantienen los problemas irresueltos. Los descontentos son producto de una serie de mitos que generaron resquemor y que no fueron desvirtuados.

El Gobierno tuvo errores como quitar las canastas y juguetes navideños y bonificaciones.
Eso te puede decir Harvard o las universidades europeas y entra en las mentalidades tecnocráticas, pero nosotros tenemos otra cultura. Esas leyes, aunque con buenas intenciones para la racionalización del Estado, pueden tener efectos contrarios.


Usted está en la línea del Gobierno, que hubo un intento de golpe de Estado…
Sí. No creo que la comunidad internacional se movilizó porque sí, sus embajadores vieron lo que pasaba.


¿Está de acuerdo con la presencia del Presidente en el lugar de los hechos?
El Presidente nunca debió haber ido. Para eso están los mandos policiales y los diferentes ministerios.


¿Entonces si fue la fortuita presencia del Presidente lo que cambió los acontecimientos, cómo se puede decir que fue un intento de golpe?
No tiene nada que ver lo uno que lo otro. Porque el levantamiento se da en todo el país antes de que el Presidente fuera, eran hechos preparados. Eso es evidente salvo en la mentalidad de una persona que quiera forzar la realidad.
 Gustavo Larrea en Angostura (foto de Revista VISTAZO)
Luego del 30S se reacomodaron las fuerzas en el Gobierno. Se dice que usted está de regreso, por eso su pariente Lincoln Larrea, que acaba de salir de esta oficina, sería el delegado de la Asamblea para la comisión que nombre a las autoridades de control.
Lincoln vino a contarme lo que me había pasado, yo lo leí por los diarios. Todo está muy lejos de esa posición tan rastrera y tan fea: yo no manipulo a mi familia. Mi hermano fue candidato a la Presidencia cuando yo apoyaba a Correa. Los Larrea no somos ni los Bucaram, ni siquiera la familia Correa. No actuamos al unísono.
Respeto el trabajo de Lincoln, le propusieron ser parte de una comisión y no aceptó por el ruido que causó. Es como tener una marca, ahora entiendo a mi abuelo y a mi padre, que decían que mi familia siempre será perseguida: peleó por la independencia, Juan Larrea y Manuel Larrea fueron ejecutados el 2 de agosto; y después mis abuelos pelearon por las causas liberales.


Pero después del 30S, el único que cayó fue Francisco Jijón, secretario de Inteligencia, muy próximo a Miguel Carvajal. En su puesto subió Arellano, compañero de colegio del Vicepresidente, quien a su vez es su amigo…
Eso es hilar muy fino. Yo tengo una amistad y respeto absoluto al Vicepresidente, no tengo ninguna injerencia. Estoy fuera del Gobierno hace un año diez meses y fuera de Alianza PAIS, porque en los hechos nos sacaron.


Le sacaron del gobierno, de Alianza PAIS y expulsaron a la Aldhu, ¿por qué lo cercaron así?
Hay gente del Gobierno que quiso hundirme, no los tengo claramente identificados. Después de la cacería en mi contra durante 2009, no hay nada porque soy un hombre transparente, serio y sano. Si hubieran tenido algo, ya me hubieran reventado. Dejé de viajar casi dos años para que no dijeran que estoy huyendo.


¿Volvería al Gobierno?
No. A mí no me propondrían ni de portero.


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