***SNN
por rubendariobuitronSin periodismo ni información, el Ecuador sería una sociedad menos humana y más ajena a sí misma.
Y una sociedad menos humana y más ajena a sí misma se vuelve fácilmente manipulable, moldeable, sometible, controlable.
Por eso, hoy más que nunca a los periodistas ecuatorianos nos corresponde hacer buen periodismo.
Periodismo desde la gente, periodismo desde el interés de la gente, desde la gente para la gente.
Porque lo peor que podría pasar ahora es que bajemos los brazos y nos dejemos derrotar por quienes no quieren (o no les conviene) que se haga periodismo sino propaganda, relaciones públicas, promoción, posicionamiento electoral, proselitismo…
Sin información no oficial, el Ecuador sería desconocido para sí mismo porque no tendría quién le cuente, desde la propia gente, lo que está pasando.
¿Será por eso que desde el 30-S se vive una renovada agresividad de francotiradores del oficialismo en contra de la prensa y los periodistas que no están alineados con el Gobierno?
Escondidos en Facebook, Ttwitter o en los canales, radios y periódicos mal llamados públicos, atacan, sacan de contexto y agreden a quienes discrepan con la idea oficial.
En sus sistemáticos mensajes sugieren que los medios (para ellos, la “prensa corrupta”) deberían desaparecer.
Y al hacer esta propuesta están diciendo que en el Ecuador únicamente debe quedar la prensa que favorece al poder político vigente y que se limita a repetir el discurso del Régimen.
Con tanto poder entre manos, es probable que la guerra contra la prensa no alineada incline la balanza a favor del Gobierno.
Pero para que eso ocurra no solamente se requiere un discurso amenazante y una estrategia de estrangulamiento, sino, sobre todo, una respuesta débil y frágil desde nuestro lado.
Por eso no es el momento de hacer un periodismo tímido, autocensurado, complaciente, atemorizado o frívolo.
No es el momento de hacer un periodismo de sobrevivencia o de resistencia, sino de calidad.
¿Desaparecer? Todo lo contrario. Más que nunca nos corresponde elevar la calidad de nuestro trabajo, mostrar la verdadera dimensión de su alcance, diseñar con rigor la agenda propia y acercarnos más a las necesidades informativas de la sociedad.
Como dice Gary Kamiya en el libro ‘El fin de los periódicos’, sin buena prensa lo que realmente está en peligro es la cultura cívica de la sociedad y del individuo.
“La indignación moral se marchitará. Los regímenes se sentirán libres para cometer atrocidades con impunidad. Como demuestran las guerras en Iraq y Gaza, los gobiernos prefieren hacer las guerras controvertidas en la oscuridad (…). Y en ese futuro ignorante pero ruidoso, prosperarán los líderes demagógicos”.
Pintura de Ian F. Soriano
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