***SNN
Jorge Maldonado F.
Parecería un eufemismo hablar de un exceso de derechos, porque siempre son los justos, los que se derivan de la relación del individuo con su entorno, con sus semejantes.
Pero es que resulta que un conductor cualquier que venía del norte, tomó el paso lateral pomposamente llamado autopista Manabí Guillem, para continuar su viaje a Manta o a Guayaquil; pero al salir de una curva, se encontró con las ramas de los árboles en condición de obstáculos en la vía, cuya calzada vecina tenía igualmente cierres vegetales. Junto a los obstáculos, un hombre malcarado sacudía un machete en su mano, en manifiesta actitud agresiva.
He ahí un exceso de derechos, pues el hombre del machete creía tener derecho a cerrar la carretera e impedir el paso de sus conciudadanos, porque alguna autoridad no le cumplió alguna petición que presentó alguna vez.
Y estamos llenos de esos excesos. Las vías manabitas están llenas de reductores de velocidad de lo más groseros. Verdaderos muros que obligan no solamente a reducir la velocidad, sino a detenerse, de lo que se aprovechan no pocos delincuentes para asaltar a los viajeros.
Y las enormes aglomeraciones en el exterior de algunos bancos, no constituyen un exceso de derechos del banco porque no hay autoridad que les obligue a reducir el número de clientes en espera, con más ventanillas de atención…
Y los conductores que lanzan sus vehículos en los cruces, y los que invaden el carril ajeno para ganar unos segundos que los pierden frente al próximo semáforo; y los comerciantes que imponen precio y condiciones; y los almacenes que anuncian una cosa y venden otra; y los que expresan condiciones engañosas. En fin, la vida de los ecuatorianos está llena de excesos de derechos que no son tales, sino abusos de gente que se cree tenerlos…
Y no es malo ese convencimiento, sino que no haya una autoridad que ponga las cosas en su sitio; que todos hagan el juego a los abusivos, que quien pretende vivir dentro de sus derechos reales, se encuentre disminuido porque los abusivos siempre se le irán encima.
Los excesos que en realidad son abusos tienen que desaparecer, si pretendemos vivir en una sociedad civilizada; deberemos convenceros que la civilización requiere del Derecho, es decir, de la ciencia de la legislación que permite la coexistencia de personas con intereses propios y diferentes; la ciencia que norma las libertades y que impide que esas libertades afecten a otras que tienen el mismo derecho de existir.
Es posible que el hombre del machete tuviera derecho de cerrar la carretera, pero el conductor del carro que venía del norte, lo tenía para circular por ella; esa diferencia se zanja con aplicación del Derecho que prohíbe obstaculizar las carreteras…
Fuente: EL DIARIO
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