QUITO. La selección de la Argentina cuenta con su gigante complejo habitacional deportivo de Ezeiza. Por su parte, Brasil y México, entre otras selecciones del continente también tienen su casa propia y ni hablar de los países europeos, que también tienen sus cuarteles definidos.
Siguiendo aquel ejemplo, la selección ecuatoriana de fútbol contará con casa propia, cuando el próximo lunes 22 de noviembre se inaugure oficialmente, con presencia incluida del presidente de la FIFA Joseph Blatter.
La Tricolor se entrenaba anteriormente en las canchas de la Escuela Militar Eloy Alfaro en Parcayacu (norte de Quito), donde tuvo un cuartel que le brindó todas las comodidades para clasificarse a dos mundiales, Corea-Japón 2002 y Alemania 2006.
Pero ahora, una casa nueva espera a los tricolores, con un espacio de siete hectáreas, ubicado al oriente de la capital, que está prácticamente listo para ser utilizado por las distintas selecciones ecuatorianas de fútbol: mayores, divisiones formativas y femenina.
Esta semana, alrededor de 200 trabajadores con escoba, brocha, martillo y pala en mano le dan los últimos retoques al nuevo fortín de la Tri, que anhela su tercera clasificación mundialista, esta vez bajo la tutela del colombiano Reinaldo Rueda, del que se espera emule a sus compatriotas Hernán Darío Gómez y Luis Fernando Suárez.
Willie Quijía sembraba las últimas plantas que adornarán las inmediaciones de la fachada del edificio principal, mientras que adentro de la casona un grupo de 15 empleados pintaban las blancas paredes. “Incluso ayer (martes) trabajaron hasta bien noche”, informó Edwin Figueroa, uno de los guardias de seguridad, quien ha visto desde hace cinco meses los avances de la obra de 5.200 metros cuadrados de construcción que tiene el edificio principal de cuatro pisos.
“Faltan ciertos detalles como pintura y un poquito de vidrios, y estaremos listos para la próxima semana empezar a vestirle a la casa”, indicó el ingeniero civil encargado de la obra, René Arias, quien explicó que “vestir la casa es amoblarle, empezar a armar las camas y las habitaciones, para que quede completamente listo para la inauguración”.
Todo empezó hace cuatro años
René Arias, ingeniero civil de la obra.
Las obras de la Casa de la Selección empezaron hace cuatro años con el movimiento de tierras, que lo hizo el Municipio del Distrito Metropolitano, mientras que la construcción de las estructuras comenzó hace un año.
El presupuesto que se manejó para la obra es de $7 millones aproximadamente, de ellos $3 millones en la casona principal.
El complejo deportivo contará con tres canchas, dos reglamentarias de fútbol profesional y una de césped sintético. Junto a la cancha principal está ubicado un coliseo de 1.000 metros cuadrados de construcción, cuya obra se extenderá hasta finales del año.
La casa tiene 35 habitaciones, con todas las comodidades para los jugadores. Además, el edificio principal tiene oficinas, gimnasio, centro médico, piscina, comedor, ascensor y sala de prensa. “Gracias a Dios no hemos tenido grandes inconvenientes y aunque siempre hay problemas pequeños, todo se ha desarrollado de forma normal”, contó Arias, quien indicó que han trabajado cerca de 500 personas en promedio en el transcurso de la obra.
“Tengo la satisfacción de hacer una obra tan importante, que es una de las mejores de Suramérica en su tipo, para mí es un honor estar en esta obra”, añadió el experto de la construcción. “Siempre faltará algún detalle, pero prácticamente estará terminado para la inauguración con la presencia del presidente de la FIFA”, concluyó Arias.
Las habitaciones para los futbolistas son dobles. Al momento ya cuentan algunas con colchones y cortinas, además de un mueble modular, cuyo espacio se pretende preciso para una televisión plasma de más de 40 pulgadas.
Y si bien el espacio de siete hectáreas queda pequeño comparado con las 48 del complejo argentino de Ezeiza, será una magna obra la que entregará la Ecuafútbol, para que los jugadores tricolores concentren allí el anhelo de 14 millones de personas: clasificar al Mundial Brasil 2014.
Fuente: ANDES
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