Los vehículos de lujo paraban en la garita de un conjunto habitacional de Lumbisí, en el nororiente de Quito. Los guardias saludaban con los conductores y estos salían con dirección a la avenida Interoceánica.


El sitio está rodeado de árboles, ciudadelas residenciales y a tres cuadras funciona un colegio. En ese sector fue capturado el 16 de marzo pasado Juan Carlos Calle Serna, presunto narcotraficante y supuesto líder de la banda Los Rastrojos.


¿Cómo es el ambiente allí tras la detención del sospechoso? Solo hay hermetismo. “No podemos hablar, tenemos la orden de no topar ese tema con los periodistas que vienen a averiguar”, dice uno de los celadores que trabajan allí.


Informes de Inteligencia de la Policía Nacional indican que Los Rastrojos “operan principalmente en Santo Domingo de los Tsáchilas y Manabí para el envío de grandes cantidades de droga con destino a Europa y EE.UU. El principal representante de esta organización residió en Quito y mantendría reuniones con los cabecillas de esta organización en Colombia y Ecuador”.


Ellos se presentan como ejecutivos, viven en sitios exclusivos y andan en vehículos costosos, cuenta un agente de Inteligencia. De hecho, la vivienda de Calle Serna se encuentra en un conjunto ubicado en las periferias de Quito. Es blanca, tiene un jardín con césped, es de dos plantas, posee ventanas grandes, más de tres habitaciones y puertas de madera con acabados lujosos.


Además, él tenía visa de inversionista en el país y tenía como negocio una boutique. Según los reportes de Inteligencia, la misión de Los Rastrojos es dominar el eje de los departamentos colombianos de Nariño y Putumayo (frontera con Ecuador) y apoderarse de las rutas de Esmeraldas, Carchi y Sucumbíos debido a su posición estratégica.


A eso se suman nexos con las FARC para controlar el traslado de alcaloides y la agrupación Cordillera, desarticulada por la Policía en diciembre del 2010.


Esta última fue investigada en Quito por una serie de crímenes relacionados con la venta de alcaloides al menudeo en un operativo en el que fueron detenidas 12 personas. “Se alinearon para la comercialización de droga (en la ciudad) y para matar a los delatores”, dijo.
  

Calle no fue el único integrante de Los Rastrojos que realizó negocios relacionados al narcotráfico en el país, según la Policía. Reinaldo Bedoya fue detenido en Cali (Colombia) el 14 de junio del 2011, tras haberse reunido en Manta con alias ‘Güerito’, un miembro del cartel de Sinaloa (México), para negociar el envío de 3 toneladas (t) de droga y era considerado como otro miembro importante de la agrupación. Las autoridades colombianas lo indagaban por supuestamente haber enviado al menos 50 t de cocaína a México, EE.UU. y Europa.


Frente a esos casos, las autoridades policiales sospechan que Los Rastrojos dominan casi todas las rutas del narcotráfico en el país. Se presume que los carteles mexicanos que negocian con la banda serían los del Golfo, Sinaloa, Los Zetas y utilizan los puertos ecuatorianos para sacar las drogas hacia el mar.


Las autoridades conocen que los alcaloides comercializados por Los Rastrojos salen del país en lanchas rápidas desde Esmeraldas, Muisne y Manta.


“Esas son las rutas. Otros puntos de salida que se utilizan son Puerto Bolívar (El Oro) y Rocafuerte (Manabí). En las Islas Galápagos hacen abastecimiento de combustible. Luego parten al denominado Triángulo del Norte (Guatemala, Honduras y Nicaragua) o México para ingresar a EE.UU. La mayoría de droga pertenece a Los Rastrojos”, cuenta un oficial.


El uniformado cita dos grandes incautaciones de droga que, según las investigaciones, habrían pertenecido a esa banda. La primera es el operativo Aniversario, realizado en octubre del 2009, en el que se decomisaron 8,3 t de drogas que llegaron al país desde el sur de Colombia. Este cargamento tenía como destino Manta y Guayaquil para salir al exterior.


La segunda es el operativo Paisa, desplegado el 17 de diciembre del 2011, en San Mateo (Manabí). En este, 16 personas fueron detenidas y se incautaron de 318 paquetes de clorhidrato de cocaína con un peso de 415,66 kilos.


El costo de los alcaloides llegaría a USD 12 millones, según agentes. Las autoridades policiales presumen que ese cargamento pertenecería al Frente 29 de las FARC. Luego de la detención de Juan Carlos Calle, la Policía y la Fiscalía investigan a un posible testaferro del aprehendido, quien se encargaba de manejar las propiedades de este.


Se estima que la casa en la que vivía tiene un costo que sobrepasa los USD 300 000, a eso se suman más de 100 vehículos y dinero.




Fuente: EL COMERCIO*