domingo, 3 de octubre de 2010

HECHOS, CAUSAS Y EFECTOS

***SNN
Diario HOY
Omar Ospina García - oospina@hoy.com.ec

¿Tiene un grupo de policías inconformes la posibilidad de orquestar una asonada de este calibre?
Otro era el tema de hoy. Comentar el libro del científico inglés Stephen Hawking, The Grand Design, que ha levantado una polvareda intelectual, científica y religiosa en los medios del mundo. Será en otra ocasión.


El jueves, un grupo de suboficiales y agentes de la Policía Nacional, en protesta por la aprobación de una Ley de Servicio Público que elimina viejas prebendas, se sublevó en algunos puntos del país coordinada y simultáneamente.


A causa de ello, el presidente de la República, en mi opinión equivocadamente, acudió al Regimiento Quito a tratar de dialogar con los sublevados para explicar los alcances de la Ley, y allí fue retenido y secuestrado por los amotinados.


El hecho merece un análisis cuidadoso. ¿Es la protesta por prebendas perdidas pero reemplazadas por medidas más racionales y beneficiosas, motivo para agredir, insultar, secuestrar y atentar contra la vida del jefe de Estado? ¿Tiene un grupo de policías inconformes la posibilidad de orquestar una asonada de este calibre, sin la intervención de fuerzas políticas? ¿Había entre los amotinados voluntad de dialogar y entender la Ley que sirvió de pretexto, o hubo consignas políticas que eliminaron de entrada esa posibilidad de diálogo?


El antecedente ha sido una perversa manipulación de sectores oposicionistas, amparados en una soterrada pero evidente campaña de desinformación. Se dijo a los inconformes que se les recortarían beneficios adquiridos, pero se les ocultó mañosamente la parte positiva de la Ley en discusión. Pues lo cierto es que el cuerpo policial, y el sector público en su totalidad, saldrán favorecidos con las medidas de compensación que contempla la Ley.


Con esta aventura golpista la Democracia ha salido herida, la dignidad del Estado mancillada, el Estado de Derecho vulnerado. Y no solo por el pequeño grupo de policías insubordinados, sino por los causantes, desde la sombra, de estos intentos de desestabilización, por los mentalizadores de una patética tragicomedia en la que el tiro les salió por la culata.


El presidente, el régimen en general y el proyecto político del Gobierno han salido fortalecidos. Fue evidente, en todo momento, que el pueblo que salió a las calles en apoyo a su presidente, era ese mismo pueblo -clases medias y populares- que salió en anteriores ocasiones a derrocar a un meditador inepto, a deshacerse de un pillo ordinario y a desprenderse de un corrupto ignorante.


Por otra parte, como periodista tengo reparos en la cobertura única que hizo el Gobierno de los sucesos del jueves. Sin embargo, como ciudadano pienso, y celebro, que la cadena nacional expuso a la opinión pública los hechos sin ocultar lo que ocurría. Pero también sin aprovechar la coyuntura para darles micrófono y pantalla a los mentalizadores de la insurrección, que los hubieran aprovechado perversamente para sublevar los ánimos y propiciar un enfrentamiento entre ecuatorianos que habría desembocado en una tragedia de dolorosas e incalculables proporciones.


Coletilla: A propósito, ¿no estará metido en esto el golpista que prometió "morir en el intento" pero a duras penas tropezó cuando huía del pueblo que no soportó su mediocridad, su entreguismo y la corrupción de su desastroso gobierno, para salvar el pellejo que tantas veces debió arriesgar, en sus tiempos de militar activo, en heroicos, denodados y sangrientos encuentros de volley?

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