lunes, 25 de octubre de 2010

El emigrante fallecido en Tamaulipas fue velado

***SNN
Pocas personas asistieron al velatorio. Los familiares del ecuatoriano fallecido adecuaron su vivienda para la ceremonia religiosa. Édison Serrano /EL COMERCIO


Cubierto con una sábana blanca llegó a Chimborazo el ataúd de un emigrante ecuatoriano que falleció en la masacre de Tamaulipas (México).


Allí se hallaron hace dos meses los cadáveres de 72 emigrantes.


Los restos del ecuatoriano fueron velados ayer. La Secretaría Nacional del Migrante repatrió el cadáver. Llegó a Quito en la tarde del sábado y a las 02:00 de ayer arribó a Chimborazo.


En su población natal le esperaba una comisión de la comunidad y sus familiares. Durante la velación el silencio imperó.


Solo se escuchaba el viento del páramo cuando mueve los árboles. Los pocos asistentes esperan afuera del comedor de la vivienda. Los familiares no hablaban entre ellos. Mantenían la mirada baja. Decían que no tenían dinero para pagar los costos de la velación y del entierro.


Afuera, en el poblado, se observan casas separadas por grandes chacras de papa, avena y trigo. Las pocas viviendas de bloque son de hasta tres pisos; tienen grandes ventanas y puertas dobles de madera tallada, pero pasan deshabitadas. Pertenecen a los emigrantes, quienes envían sus remesas.


Muchas de estas viviendas, que fueron construidas hace más de ocho años, están inconclusas.


La madre del ecuatoriano fallecido vive en una sencilla casa. Contó que su hijo decidió viajar a EE.UU. cuando cumplió 17 años. Quería mejorar las condiciones de vida de sus familiares. La madre prefiere no hablar sobre lo ocurrido con su hijo.


Sus vecinos recuerdan al emigrante como un joven inquieto que siempre soñó con viajar. Explicaron que los ‘coyotes’ se aprovecharon de ello y le ofrecieron viajar. Pagó USD 11 000.


La comunidad sabe quién fue el que llevó al ecuatoriano, pero no revela su nombre por temor a las represalias de los ‘coyotes’. Entre ellos existe preocupación


Cuentan que llegan a la comunidad, por lo general, en la noche. Tienen vehículos del año y siempre los renuevan. “Es fácil identificarlos. Todos saben cuando ya llegó un coyotero a vender sueños”, dijo un vecino.


El hermano de un amigo del emigrante fallecido recordó que iban a viajar juntos, pero que su hermano no consiguió el dinero.


El hombre manifestó que la mayoría en el pueblo tiene parientes en Estados Unidos, pero que ahora la gente ya no se arriesga a viajar por lo ocurrido con el ecuatoriano en Tamaulipas.

Tomado de: EL COMERCIO

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