Correa Delgado afirmó que la confabulación gestada por la oposición ese día se rompió al asistir personalmente al Regimiento Quito, lugar donde se habían atrincherado los policías para fraguar el golpe de Estado.
Pregunta: Después de cinco meses de aquel fatídico 30 de septiembre, ¿usted ya ha logrado asimilar por qué se produjo eso, por qué se llegó hasta el fondo?
Respuesta: Lo que no se ha logrado asimilar es el grado de brutalidad al que puede llegar la irracionalidad y la cobardía, y yo respetaría a los que hicieron ese nefasto 30 de septiembre, si asumieran su responsabilidad, pero nadie es culpable, no existió el 30 de septiembre y eso apoya cierta prensa corrupta.
Me da tristeza y por hacer daño al Gobierno le hacen daño al país, pero son claros los motivos del 30-s, toda una manipulación política que utilizó la policía para ver si lograban desestabilizar al Gobierno, desinformando a través de una ley que ahora todo el mundo conoce que es muy buena, la Ley de Servicio Público.
Como no nos pueden vencer en las urnas, tratan de utilizar a la fuerza pública, a los muertos, a los heridos, la insensatez y la irresponsabilidad, indigna ver a esta gente que no tiene límites ni escrúpulos. Para nosotros está perfectamente claro.
P: ¿Qué sucedía en el Ecuador si usted no iba a la Policía?
R: Algunos dicen -algunos análisis frente a los cuales estuve escéptico-, que lo que rompió la confabulación fue que yo fui al Regimiento Quito. Eso no se lo esperaban porque la idea era crear un caos de dos, tres días, centenas de muertos y los saqueos, el desorden, que las Fuerzas Armadas se unan, los demás destacamentos y que el Gobierno caiga o que Rafael Correa deje la Presidencia. No se esperaban que yo fuera, al capturarme, vejarme y tratarme de la forma que lo hicieron, unieron al país. Les falló ese plan y el plan B fue tratar de asesinar al Presidente, pero hasta eso cierta prensa necia y mala fe lo quiere negar.
P: Como ser humano sintió mucho miedo
R: Yo no me creo valiente ni mucho menos, y siento miedo como todo ser humano, pero ese rato hubo mucha serenidad, usted le puede preguntar a toda la gente que me acompañó, indignados, tristes tal vez, pero siempre muy serenos.
P: Cuando la gente salió a la calle a respaldarle, ¿qué sintió?
R: Alegría y mucha preocupación, ciudadanos desarmados que estaban exponiéndose y efectivamente cómo los repelieron a balas, a pedradas, cuánta cobardía y cuánto abuso hubo y usted conoce todavía a alguien que diga: Si yo fui culpable, lo siento, perdóneme, me equivoqué. Nada.
P: Fidel Araujo que está detenido, el coronel Carrión, sostienen que es una confabulación
R: En este país, todo lo que haga el Gobierno es persecución política, acuérdese que hasta un juicio de inquilinato lo convirtieron en atentado a la libertad de expresión. Araujo que estuvo ahí celular en mano comunicándose con capitanes amotinados, con chaleco antibalas, también es persecución política. Carrión que tiene cinco o seis testimonios de gente que no tiene por qué ser enemiga de él, periodistas entre ellos, que testifican cómo decían mate a este hijo de tal, resulta que no hizo nada y la prensa no busca la verdad, busca hacer daño. Y tal vez le hace daño al Gobierno, pero también le hace daño al país, escondiendo la verdad.
P: ¿Algún momento cierta prensa, que usted llama sicarios de tinta a algunos de ellos, cambiará?
R:Es la historia de América Latina, no solo del Ecuador, revise la historia de Alfaro, revise los editoriales de Diario El Comercio, de Diario La Prensa, decían trituren a la víbora. Diario El Comercio lo trataba de este hombre execrable incitando a la población a la masacre y a la hoguera bárbara. Acaso el pueblo de Quito es asesino, fueron inducidos y manipulados durante días por la prensa corrupta, por los conservadores.
La historia se repite y es uno de los desafíos de América Latina, tener una prensa más decente que actúe en función del bien común, que cumpla su deber de informar y no haga política escondida en un tintero, y no haga asesinatos de honras y dignidades.
Es un poder que se protege a sí mismo, es como en la época de la Independencia, se cuestionaba al Rey, el Rey tenía origen divino, entonces el que cuestionaba al Rey, cuestionaba a Dios y como nuestro pueblo era muy católico, no se atrevían a cuestionar a Dios.
Así más o menos es la prensa. Pero como soy rayado y moriré rayado, le diré siempre las verdades y lo he dicho en foros internacionales que uno de los problemas de América Latina es la pésima calidad de la prensa que en otro lado jamás se toleraría los excesos de una prensa como la ecuatoriana y latinoamericana en general que hace política descarada, que manipula y desinforma en función de sus intereses.
P: ¿Algún día se cansará de enfrentar a la prensa?
R: Me canso cada día, pero así es la pelea día a día, la lucha es cotidiana y uno de esos poderes fácticos que debe enfrentar América Latina es esa prensa corrupta.
P: Hace treinta años, cuando usted estaba en este colegio, ¿también veía los errores de la prensa?
R: Yo sentí los abusos de la prensa, como presidente de la Universidad Católica, invite a monseñor Leónidas Proaño a la inauguración de las jornadas por la paz, año 1985, gobierno de León Febres Cordero, Año Mundial de la Paz y presidente de la Universidad Católica y de los Estudiantes Particulares del Ecuador.
Hice un convenio con El Universo, hable con los señores Pérez para que nos den cobertura, para que, antes durante y después del evento informen. Pero se me ocurrió por la inexperiencia, había todo un debate en el Congreso Nacional que lo presidia Averroes Bucaram a favor de una Ley que prohíba la propaganda de tabaco y alcohol y eso perjudicaba los medios de comunicación, los medios de comunicación estaban en una tremenda campaña para bloquear la ley porque dañaba sus bolsillos.
Se me ocurrió sacar una página como presidente de la Federación apoyando la Ley, después no me dejaron ni entrar al diario, nos quitaron todo el apoyo. Esa es la libertad de expresión y prensa, desde joven los aprendí a conocer.
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