martes, 12 de octubre de 2010

cordero estrena rabia, su tercer largometraje

***SNN
Diario EXPRESO
Un thriller rodado en España


El filme galardonado en Tokio, Málaga, Guadalajara, Isla de
Pascua... llegará a salas ecuatorianas el 22 de octubre. A Colombia y México irá el 5 de noviembre.

El cineasta Sebastián Cordero en una imagen de archivo.
La semana pasada el cineasta quiteño Sebastián Cordero presentó ante los medios de comunicación, en Cinemark de Mall del Sur, su tercer filme, Rabia.


La cinta narra en tono de thriller la historia de una relación a distancia entre José María y Rosa, dos inmigrantes en España que tras un fatídico hecho y, sin conocimiento de ella, compartirán un mismo espacio físico: la mansión de una disfuncional familia española para la que Rosa trabaja. El inmueble de época, pasa a convertirse en un protagonista más de esta historia, inspirada en la novela del argentino Sergio Bizzio y adaptada por el propio Cordero.


Rabia se estrenará el 22 de octubre en las salas de cine del país; y antes, el 14 con una rueda de prensa, en el Festival Cero Latitud en Quito, con la presencia de sus protagonistas: Gustavo Sánchez Parra, de México, y Martina García, de Colombia. Además, Cordero, Bertha Navarro (México), productora, y Enrique Chediak, director de fotografía.


¿Cómo nace Rabia y el vínculo con los productores Guillermo Del Toro y Bertha Navarro?
Una buena amiga me había regalado la novela y la tuve un par de meses en mi velador en una pila de libros por leer. De repente fui a un taller de guiones que Bertha Navarro (coproductora de Crónicas) hace todos los años en México y me dijo: “Mira, me acaban de ofrecer los derechos de esta novela, la leí y pensé en ti”... Por dos lados me estaba llegando este libro. Lo leí en un día y medio, y le dije a Bertha: “Sí quiero hacerla, busquemos la manera”. Ella tenía más o menos armado el esquema, porque le fue muy bien al producir El laberinto del Fauno (de Guillermo Del Toro) en España y la gente de Telecinco le dio carta blanca. Llevó el filme conmigo a bordo y las cosas se dieron bastante rápido, más que en cualquier otro proyecto en el que he estado.


¿Qué del libro tiene su Rabia?
A pesar de que Bizzio también es guionista, sentí necesario hacer la adaptación, volver mía la historia... La novela no topa el tema de la migración, sucede en Buenos Aires con personajes argentinos; de hecho, la idea de situar esto en España y de meter el tema de la migración vino de Bertha. En la novela hay todo un comentario social, un tema de conflicto entre clases sociales, pero la migración es algo exclusivo en la cinta. Las escenas finales son idénticas... luego hice algunos cambios para que funcione la película.


El personaje de José María experimenta un cambio físico drástico, tuvo que bajar mucho de peso, ¿cómo fue?
Es la pregunta que más surge. La verdad es que sí, para Gustavo Sánchez Parra fue un trabajo muy difícil meterse en la piel de José María, porque entre otras cosas tenía esta pérdida de peso y durante todo el proceso el personaje va deteriorándose, se va enfermando, va enflaqueciendo. Era muy importante lograr eso físicamente. Filmamos la película al revés: empezamos por el final, porque es más fácil engordar que adelgazar rápidamente. Tuvo como cinco meses para perder aproximadamente catorce kilos, con una dietista que le diseñó un régimen especial. El gran reto fue que tenía que regresar a su peso normal, de hecho subió un kilo más en siete semanas y salió un poco afectado del hígado; luego se recuperó.


Fue uno de esos retos actorales, que al principio todo el mundo dice: “¡Increíble, vamos a hacerlo!”. Te lanzas y luego te das cuenta lo fuerte que es. Como director me sentía muy culpable de ver cuánto le afectaba esto, pero al mismo tiempo él estaba tan metido en el personaje, que al inicio del rodaje se esforzaba en dormir solo dos horas para estar más demacrado... Nunca se lo pedí, me enteré al tercer día de rodaje.


¿Cómo fue hallar la casa, que cobra tanto peso en la historia?
La toma que me vino a la mente cuando leí la novela es la primera llamada telefónica, cuando José María marca el teléfono y la cámara recorre toda la casa, hasta encontrar el teléfono de la otra línea. Rosa contesta y él no se atreve a hablar... Para mí, ese plano era importantísimo, porque definía la cercanía y la distancia que tenían, la esencia de esta relación.


Estaba básicamente contando una historia de larga distancia, con dos personajes viviendo en un mismo espacio y, para que funcione esa toma, era buenísimo poder recorrer la casa entera, bajar gradas, cambiar de piso... Hacer eso en un set hubiera sido costosísimo e imposible.


Me empeciné en buscar una casa real, fue difícil encontrarla, pero cuando lo hicimos, cumplía con todos los requisitos y más. Fue difícil también filmar ahí, porque son pasillos superestrechos, iluminarla fue un reto para Quique Chediack.


La casa me ayudó a dar todo el fondo para contar un poco el pasado de la familia. Había algo muy simbólico: el personaje central escondido en el desván de esta casa, alimentándose un poco de las memorias, de las cosas guardadas de esa familia (caótica y disfuncional) que, finalmente, representa un fracaso en el amor, en todo lo que él y Rosa quisieran tener.


¿Cómo se siente ante el próximo estreno de Rabia?
Con mucha expectativa. Como que ya los dados están casi lanzados. No sé qué tipo de reacción vaya a haber. Uno nunca sabe. Pero muy contentos de poder presentarla, de que la película por fin se enseñe a un público que no es de festivales. Eso me ilusiona mucho.

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