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Ricardo Tello Carrión | El Universo
ricardo.tello@ucuenca.edu.ec | @ricardotelloc
Que el titular no les engañe: me refiero a la Televisión Nacional de Chile, TVN Chile, que el domingo anterior, cuando el mundo recordaba un año del peor terremoto de los últimos tiempos, se volvió vocera del pueblo inconforme con un Gobierno que no satisfizo sus expectativas de reconstrucción.
A eso se llama independencia.
El excelente trabajo informativo desplegado por este canal público fue evidente no solo luego del terremoto del 27 de febrero de 2010, sino durante el cautiverio y posterior rescate de los 33 obreros atrapados 70 días en la mina San José, al norte del país. Línea independiente que se ratificó con la transmisión ininterrumpida del pasado fin de semana.
El eje fue ponerse del lado del ciudadano. A primeras horas de la mañana, luego de registrar los eventos oficiales en memoria de las víctimas, un joven reportero de TVN Chile entrevistó a Alejandro, uno de los líderes de los afectados en Constitución, zona de las más devastadas por terremoto y maremoto. En medio del diálogo, el joven reportero lanzó una pregunta audaz –seguramente para algunos, con ribetes de “sicariato periodístico”–:
“Yo sé que varios ministerios les han llamado para pedir que no hagan actos de protesta en los eventos en los que estará el presidente (Sebastián) Piñera”, dijo el periodista.
Su interlocutor tuvo un amplio espacio para explicar por qué sí protestarían contra Piñera en los actos oficiales a los que asistiría en Constitución: escasa reconstrucción, nula atención en planes sociales, desidia en el retiro de edificios inhabilitados para su uso como vivienda...
Todo este martilleo acusatorio contra el Gobierno ¡y en un medio público!
Inmediatamente fueron a un “reporte” en directo desde el emblemático edificio Don Tristán, en Maipú, donde Pamela, una madre de familia, recorrió junto al reportero el interior de un departamento donde permanecen intactos destrucción y desolación. Los dardos, nuevamente, fueron contra el Gobierno.
La conclusión la dio la propia Pamela, una más de las cientos de afectadas y afectados que en aquella jornada periodística desfilaron por el espacio abierto por TVN Chile: “…con este terremoto hemos perdido hasta la condición social de seres humanos, y podría ser peor si no fuera por ustedes los medios”.
De regreso a Ecuador, y en materia de comunicación social, hay que admitir que la creación de medios públicos es uno de los pasos más trascendentales que se han dado en la búsqueda del equilibrio informativo que reclaman quienes desconfían de los medios privados. La programación de Ecuador TV ha llenado un vacío que mantenía en el ostracismo a la producción local no comercial –no a los programas de chistes fáciles, racistas o de doble sentido, sino a la programación seria y con contenido documental– pero que deja muchas dudas en el campo del periodismo.
Los medios públicos del país se merecen una oportunidad, pero ya es hora de que ellos demuestren independencia. Ni siquiera les pedimos objetividad, un tema superado en los debates académicos, sino independencia del poder.
Y síntoma de independencia no es cambiar el discurso de un puñado de reporteros que salieron de medios privados –algunos, acérrimos críticos del presidente Correa, como lo fue Carlos Ochoa por ejemplo– sino con sensatez profesional ante los hechos.
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