lunes, 13 de diciembre de 2010

La mejor periodista de 2010

***SNN

Por: Mariana Romero | REVISTA VISTAZO

Estéfani Espín, la dupla de Alfredo Pinoargote en Contacto Directo fue escogida por el ITV como la entrevistadora de la televisión ecuatoriana.


Ser mujer, joven y por si fuera poco, bella, no ha sido una cortapisa para ser respetada en el mundo periodístico, porque Estéfani Espín Bianculli es una entrevistadora dedicada ciento por ciento a su trabajo y bastante profesional en lo que hace. Para sus compañeros del canal dura, un poco distante, tremendamente exigente, pero nadie deja de reconocer que posee un olfato y habilidad periodística que impresionan.


Para quienes la hemos tratado fuera de protocolo, lejos de las cámaras de televisión que la enfocan cada mañana en Contacto Directo, podríamos definirla como una “mujer exquisita en sus maneras, medio diva y un poquito quisquillosa” que busca la excelencia en lo que hace. No olvidemos que tiene apenas 25 años y que ha recibido una preparación de élite nada menos que en la CNN.


Acaba de ser designada como la entrevistadora más destacada del país por el Instituto Superior de Televisión en una encuesta nacional, por lo tanto, un gran sector de ecuatorianos, la percibe como la que mejor se desenvuelve en el “toma y daca” periodístico, del horario de las mañanas.


Estéfani ha sido la artífice luego de mucho tiempo, de un estilo más calmado de entrevistas, que sin dentelladas busca únicamente informar. ¿Cómo sube al podio en apenas dos años? Para Torffe Quintero Touma, crítica de televisión de diario El Universo, “El estilo periodístico se torna como una huella dactilar. En el caso de Espín, hay que reconocer que es sagaz, muy educada pero sabe poner el dedo en la llaga, que es lo que satisface. Se empapa bien acerca de sus personajes y es lo bastante prudente, como para evitar que el entrevistado se ponga en guardia. Con ese tono relajado, logra que digan lo que el país desea conocer, porque la entrevista no es otra cosa, que una confesión pública y ella la alcanza a satisfacción”.


Lo que muchos de los televidentes no saben, es que ella exige a sus camarógrafos que hagan un zoom de su rostro, para que no se distraigan ni en su vestuario ni en sus atributos físicos. “Me interesa únicamente que entiendan lo que voy a decir. A pesar de que estamos acostumbrados a la confrontación, intento que no se evidencie mi forma de pensar, porque no soy la protagonista, solo quiero que capten al entrevistado. Que se pueda evidenciar una mentira, sin que yo le diga mentiroso o a la inversa”.


Si tiene cinco años de carrera, le preguntamos, ¿cómo supo tan joven que esto era lo suyo?


“A los 19, decidí hacer pasantías en Ecuavisa y después me contrataron como redactora tras cámaras por mucho tiempo. En ese entonces, me iba la casa de Lucía Pazmiño para que me de clases de dicción e imagen para presentar noticias. Siempre supe lo que quería con mi destino. Me gané una beca e ingresé a CNN para unas prácticas en radio. Tiempo después, en una selección para estudiantes de América Latina, pude ingresar y el presidente de CNN lo vio y decidió que yo fuese el reemplazo en los noticieros. Estuve por espacio de dos años y volví a comprometerme con mi país”.


Estéfani Espín dice que siente un poco los estragos de levantarse todos los días a las 4:30 de la mañana. Usa muchas cremas y casi nada de perfumes, solo unos óleos exquisitos. “Este es un trabajo duro que implica responsabilidad y pasión (son muchas horas de lectura y cruce de información con Alfredo Pinoargote, su compañero del noticiero) para preparar una entrevista. Hay que analizar bien el enfoque que se va a dar, para que se diga lo que el público requiere. Y quizá este es el punto más difícil. No preguntas de rating, sino lograr una respuesta que de verdad informe”.


A su llegada al estudio fotográfico, donde se hizo la producción de la portada, hizo unas cortas advertencias al equipo de producción. “No quiero que quiten mi esencia, ni parecer fashion. No soy una modelo. Esta sesión será lo más sencilla posible, destaquen solo mi rostro y hágame el delineado de ojos con las puntas hacia arriba”. Rudy Arana, el maquillador, sonríe en silencio, acostumbrado a estos menesteres, porque hace un año captó el mensaje que la presentadora quiere trasmitir.


Habla en un pausado tono de voz y luego de acercarse para revisar su primera toma y cuando al fin se ha dado cuenta que luce con sobriedad, exclama: “Ahora sí haz lo que quieras, me encanta” y se entrega a la sesión. Se mueve sin zapatos, está relajada, y llega la foto de rigor. Su fama de quisquillosa que la rodea, que la lleva a exigir periódicos en orden, a ese tonito mandón que no deja. “Es cierto... soy exigente conmigo misma. Demasiado dura, me paso estudiando, leyendo y eso hace que yo exija a la gente que trabaja conmigo. Examino mis programas todos los días para corregir errores, luego chequeo a la competencia, pero tengo un cable invisible bien conectado a la tierra, para saber que el éxito y la fama son relativos. Soy una mujer normal sin posturas, pero muy franca”.


La presentadora del Ecuador, ese es un peso muy grande de llevar a los 25 años, Estéfani. “Ratifica el compromiso que tenemos los periodistas por seguir sirviendo al país, porque de eso se trata nuestra profesión, de mejorar. A pesar de que se han dado campañas para denigrar nuestro trabajo hay que destacar el periodismo que indaga, que fiscaliza y que es necesario en cualquier democracia. Todavía estoy arando en la profesión. Aún no es tiempo de cosecha”.


Los televidentes aprecian en Estéfi, que la era de don Alfonso Espinosa de los Monteros y de Alfredo Pinoargorte esté dando paso a un buen relevo. “Es el momento en que nos están dando la posta a las nuevas generaciones y quizá, somos aún pocos los que tenemos la oportunidad de hacer periodismo. La responsabilidad es grande”.


También su estilo de preguntas es analizado, le reconocen sus buenos remates y esa complicidad profesional con Pinoargote de cuya experiencia se nutre, a pesar de tener distintos estilos de preguntar, nunca entrevistan conjuntamente. Además, los televidentes se sienten con derecho a decirle por ejemplo “que el saco de cuadros está muy repetido”, aunque se lo haya puesto hace tres meses.


Estéfani es como una vieja joven, que de lunes a viernes es periodista y los sábados y domingos vuelve a ocupar sus espacios. “Como vivo inmersa en esto, tengo a mi madre que viaja y es mi ojo para el vestuario, pero mi padre es mi más duro crítico”. ¿Más que el presidente del canal?. “Sí, él es buen crítico, pero mi padre más”, concluye.

1 comentario:

  1. Estefani, disculpa mi atrevimiento, pero eres lo mas hermoso que he visto en mi vida.

    Sabes yo creo que cuando estabas por nacer, Dios no quiso dejarte ir del mundo de los espiritus en la vida preterrenal, pero que mas podia hacer, era tu turno y ahora estas aquì.

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