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También recaban las evidencias de delitos sexuales y agresiones
Casos de todo el país convergen en el centro de investigación, ubicado en la capital. El incumplimiento de alguna de las partes retarda el proceso.
Foto: Carlos Silva / Expreso
Análisis. Ángel Guevara, jefe del laboratorio de ADN de la Fiscalía, explica sobre el proceso para el análisis de diferentes muestras.
Natividad da el seno a su hijo mientras espera a Miguel, un militar, afuera del laboratorio de ADN de la Fiscalía. Ella reclama una pensión alimenticia para su pequeño de un año y dos meses. Como a quien ella considera padre del menor no quiso asumir la responsabilidad, ella planteó un juicio en su contra.
A Miguel lo conoció en el Puyo y mantuvo casi cuatro años de relación. Luego, él recibió el pase a Latacunga y no quiso reconocer al niño. Antes de someterse a cualquier pago, el uniformado pidió la prueba de paternidad. Un juzgado del Puyo solicitó a la Fiscalía que practique la diligencia y los tres fueron citados a las 10:00 de un miércoles. Miguel nunca llegó.
Con frases entrecortadas, entre kichwa y español, la mujer de 32 años, de piel canela, delgada y baja de estatura, mostraba su malestar. Con su cabello lacio recogido con una vincha esperó sentada en el pasillo del tercer piso de la Fiscalía.
Su angustia la compartían otras ocho mujeres que esperaban el turno para ingresar al laboratorio. Buscaban pruebas de paternidad.
Laboratorio es un búnker
El sitio está protegido en la parte exterior por una cerca eléctrica con 300 voltios que se conecta en las noches para alejar a los delincuentes. Una alarma complementa las seguridades.
Un policía vigila la puerta blindada que se abre con una tarjeta magnética. En el centro está la recepción con seis sillas de cuero negro para los pacientes. Aquí también están los archivos de 415 casos de paternidad en examen.
Gisela, la recepcionista, recibe los documentos: partida de nacimiento, copias de cédula, papeleta de votación y orden del juzgado. Ingresa los datos en un libro rojo. Los nombres también van a un formulario en el computador, documento que luego firman los padres.
El piso, de unos 300 metros cuadrados, está dividido en dos partes: la administrativa y el laboratorio.
En el área administrativa, el coordinador Ángel Guevara y las cuatro analistas comparten oficinas, una sala de reuniones, la bodega de evidencias y la sala de recepción de muestras.
En este lugar inicia el proceso. Los padres junto al menor -cuya paternidad está en discusión- descubren sus brazos para la toma de sangre. Esto demora de 10 a 15 minutos. Las muestras, depositadas en dos tubos y en un filtro, contienen sus nombres y ellos verifican sus datos y firman la recepción.
El siguiente paso ocurre en un laboratorio integrado por 4 salas de color hueso, piso de cerámica blanca y con temperatura controlada de entre 21 y 23 grados. María Elisa extrae el ADN: una partícula biológica con tamaños equivalentes a una millonésima de metro, explica el doctor Guevara.
La sala de unos tres metros de ancho por dos y medio de largo contiene microcentrifugadoras, pipetas, micropipetas, bloques térmicos, un agitador, un refrigerador y cientos de tubos y materiales que intervienen en el proceso que, en una hora, arrojará los resultados de la extracción de cada ADN.
En tubos más pequeños, las muestras pasan a otra habitación, con cámaras de bioseguridad que permiten mantener la esterilidad absoluta de las pruebas. Aquí al ADN se le añaden reactivos químicos para amplificarlo e identificar los perfiles de cada persona, es decir, su secuencia de ADN. Luego, en un espacio más amplio, el ADN es amplificado en un termociclador similar a una fábrica de ADN, pero en un tubo de ensayo.
Rayo láser detecta los fragmentos del ADN
La fase final, según Ángel Guevara, se desarrolla en el secuenciador genético donde, como su nombre lo indica, se analizan el grupo de secuencias específicas que identifican a una persona entre las demás. Este equipo recibe la parte analizada y, a través de un rayo láser, detecta los diferentes fragmentos de ADN por unos 30 minutos. Su resultado va al computador. En la pantalla aparecen unos gráficos estadísticos, con picos y regiones, que se comparan con los perfiles relacionados para establecer un parentesco. Si uno de los picos no coincide no hay parentesco y la probabilidad matemática de que A o B sea el padre de alguien desaparece. El resultado final se entrega en 15 días a los interesados o al juzgado que requirió la prueba. En microtubos, el ADN analizado termina almacenado en dos refrigeradores de la bodega de evidencia a menos de 80 grados. Aquí también se guardan evidencias por delitos de asesinatos, violaciones, abuso físico, sexual, etc.
Fuente: DIARIO EXPRESO
que se puede hacer cuando la otra parte no se presenta al la pureba de adn en este caso es la madre la que no quiere
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