domingo, 21 de octubre de 2012

¿Todos contra Rafael Correa?

***SNN





Orlando Pérez Orlando Pérez

 
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Superada la etapa constituyente, que se extendió desde 2007 hasta 2009, ahora la mayoría de fuerzas políticas (responsables y democráticas) ya no hablan de acabar con la larga y triste noche neoliberal y menos con la partidocracia.



Paradójicamente, después de las elecciones presidenciales de 2009, donde Rafael Correa ganó en una sola vuelta (acontecimiento inédito en el Ecuador), esas mismas fuerzas, personalidades y académicos que construyeron un pensamiento que explicaba el cambio de la matriz política del país, ahora se exhiben y hasta coaligan para ir “todos contra Correa”.



Incluso aquellos sectores llamados progresistas que denostaron a la partidocracia ahora aplauden lo que ese sector propone para las próximas elecciones. E ignoran la nueva realidad del país y se afincan en dogmas y hasta en ciertas verdades a medias. Uno de ellos es: “profundizar la democracia y la pluralidad”.



Sí, ¿pero de qué democracia hablamos? ¿De la misma que defienden los rezagos de la DP, de la ID o la del PSC? ¿Y no eran esos paradigmas de democracia los que sustentaron a la partidocracia por casi tres décadas, que en realidad eran caretas de proyectos bancarios y empresariales?




Si algún reconocimiento histórico hay que hacerle a Rafael Correa, por encima de lo que ya se ha dicho en varios foros, es el haber pasado la política al campo de las políticas públicas. En otras palabras, ha hecho la política por encima de las disputas mediáticas y la ha colocado en el terreno de la sociedad, en sus preocupaciones y en la búsqueda de soluciones por fuera de los dogmas.




Las políticas públicas es la política más relevante de Correa. Incluso ni el Movimiento PAIS se ha colocado en esa dimensión y ha sido el aparato gubernamental el que ha sostenido y sustentado ese proyecto a través de una intensiva y prolífica acción pública.



De ahí se explican algunos fenómenos que los llamados líderes opositores y los de opinión no “cachan”: la gran mayoría de alcaldes de los 200 y pico de municipios entienden la política de otro modo y generan procesos políticos y participativos en sus localidades.



Las juntas parroquiales hacen de su gestión una política de otra dimensión. Los gobiernos provinciales, definidas sus capacidades y responsabilidades, desatan otros procesos productivos y hasta sociales en sus jurisdicciones.



La política no está precisamente en la defensa solo de la Constitución, en sus postulados más ortodoxos, sino en lo que ha generado en estos cuatro años. Ello, no cabe duda, es el conjunto de políticas públicas que dan lugar, por ejemplo, a la reducción de la pobreza, al sentimiento de felicidad en aumento en sectores que no veían futuro por ninguna parte.



 Y eso explica las encuestas que no miran ni señalan los críticos y opositores de izquierda: casi siempre la credibilidad en la gestión del Gobierno y de su Presidente supera en 10 puntos al del político Rafael Correa.




 

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