Crónica de las amenazas y acosos en la entrega de premio a El Universo en EE.UU

***SNN

Decenas de migrantes protestan por el premio otorgado por la Universidad de Columbia a Dario El Universo

Diario El Universo recibió un premio por su “compromiso” con la libertad de expresión; pero irónicamente jóvenes periodistas sufrieron amenazas, bloqueos y malos tratos por no compartir los criterios considerados por la Universidad de Columbia, de EE.UU., para otorgar la condecoración al matutino guayaquileño.

Jean Paul Borja, un joven ecuatoriano, contó a El Ciudadano cómo fue intimidado por los hermanos Carlos y Nicolás Pérez, dueños de El Universo, por editores del periódico y otros personajes durante su periplo en Nueva York.

 

 

 

Borja y otros muchachos alistaron una protesta contra la entrega del premio María Moors Cabot, un galardón con 74 años de antigüedad.

 

 

 

La base de ese premio nace de un hecho falso. En el texto de la mención se asegura que el actual presidente del Ecuador, Rafael Correa, recientemente demandó al periódico El Universo, con un proceso penal debido a que el diario describía al presidente como "el dictador".

 

 

 

Eso es mentira. El Jefe de Estado inició el proceso contra el ex director de Opinión del rotativo, Emilio Palacio, y sus propietarios por acusarlo de ser el autor de delitos de lesa humanidad y haber ordenado disparar contra un hospital lleno de civiles, en la revuelta policial del 30 de septiembre de 2010. Dichas aseveraciones se recogen en el editorial No a las Mentiras, escrito por Palacio.

 

 

 

Ese artículo de opinión fue el cierre de una cadena de injurias difundidas por El Universo. En ese editorial se decía que el Presidente Correa había ordenado a las Fuerzas Armadas a atacar sin previo aviso y disparar a discreción a un hospital lleno de civiles durante el 30 de septiembre del 2010.

 

 

 

Según Palacio, el Primer Mandatario era responsable de delitos de lesa humanidad y esa injuria fue sancionada por todas las instancias jurídicas del país.

 

 

 

Los argumentos de acoso de los que supuestamente es víctima el rotativo guayaquileño iba a ser expuestos durante los actos organizados para la entrega del premio.

 

 

 

Por su parte, Borja había pedido permiso a la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia para la cobertura periodística del evento. Al inicio él contó con el aval, pero tres días antes de la realización del acto y cuando se enteraron que habría una manifestación en las afueras del salón, el permiso fue obstaculizado al condicionar que solamente los periodistas con credenciales de la Policía de Nueva York podrían ingresar.

 

 

 

Los chicos que acompañaban a Borja tuvieron que cabildear para poder ingresar y luego de que se les advirtiera que eviten confrontaciones y que demuestren un buen comportamiento, la invitación a la gala fue restituida.

 

 

 

La noche de la entrega de los premios la familia Pérez, algunos de los editores y columnistas de El Universo llegaron antes de la hora de inicio a la Italian Academy donde se realizaba la ceremonia. En el exterior de ese centro, jóvenes hacían escuchar su voz de reclamo por la velada y la mención periodística para El Universo.

 

 

 

Ese fue el momento de mayor tensión. El joven ecuatoriano asegura que Carlos y Nicolás Pérez se acercaron hasta el camarógrafo y le inquirían sobre detalles de su cámara, hablaban de lo sofisticado de la misma. 

 

 

 

También una fotógrafa fue intimidada por Nicolás Pérez por supuestamente tomarle fotos a su esposa, luego Nicolás y uno de los editores comenzaron a tomarle fotos a la fotógrafa.

 

 

 

“Las ventanas del primer piso donde se realizaba el coctel fueron abiertas y podía escucharse los gritos de la protesta al frente del edificio. Muchos de los invitados, incluido los Pérez y su grupo miraban a los protestantes desde las ventanas. 

 

 

 

Seguido a eso, los Pérez decidieron retirarse hacia el lobby de las escaleras separándose prácticamente de los demás invitados”.

 

 

 

"Los periodistas e invitados nos condujeron al segundo piso, al salón donde se realizaría la ceremonia y la cena. A los periodistas se nos había asignado la mesa 16, que para nuestra sorpresa no existía, por lo tanto estuvimos parados mientras los premiados y sus grupos cenaban y bebían alegremente.

 

 

 

Desde el segundo piso la protesta se podía apreciar desde un mejor ángulo", afirmó Borja.

 

 

 

Cuando culminó la ceremonia, Borja quiso nuevamente entrevistar a Carlos Pérez, pero el editor general, Gustavo Cortez -recuerda el joven- muy groseramente respondió que estaban ocupados y que le darían una entrevista afuera. Eso no amilanó al muchacho e insistió en la entrevista, finalmente aceptaron.

 

 

 

Lo primero que hicieron fue llamarlo por su apellido y le dijeron que sea paciente, que debe aprender de su cuñado. Juan Paul Borja es familiar político de Xavier Sánchez, quien es el editor de internacionales en El Universo.

 

 

 

Justamente, Carlos Pérez, en la primera entrevista dos días antes del suceso, también le dijo “tú eres cuñado de Xavier”. Para el periodista esto es una evidente forma de intimidación, porque se insinúa que "yo tengo algo que perder si a ellos no les gusta lo que haga o diga".

 

 

 

Durante la entrevista, recordó Borja, una mujer se acercó y dijo, “usted no sabe lo que ellos hacen con esas grabaciones”. El periodista comentó que le respondió quiénes eran “ellos” y de qué “grabaciones” hablaba.

 

 

 

Ese momento, súbitamente apareció Nicolás Pérez, quien de forma agresiva le amenazó: “no toques a mi mujer” y cerró su mano en un puño.

 

 

 

“Yo le dije que primero no me estaba metiendo con nadie y que no sabía quién es su mujer. Algunos invitados trataron de calmar a Nicolás Pérez, pero él no dejaba los ataques y repetía: estoy hablando en serio no toques a mi mujer”. La evidente agresión obligó a los jóvenes periodistas a abandonar la cena de gala.

 

 

 

Así, en tres días, los dueños, editores y editorialistas de El Universo pregonaban su defensa a la libertad de expresión, pero esa defensa es solo a su libertad, porque cuando se trata de la libertad del otro, al parecer no importa.

 

 

 

 

Fuente: EL CIUDADANO*