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“El romance es una parte importante de mi lista. Tengo suerte de tener un fuerte y feliz matrimonio”, comentó.
Tiene 29 años, pero le quedan solo meses de vida. Así que Kate Granger decidió parar con un agotador e inservible tratamiento, para vivir con todo sus últimos días. Lo más importante, dice, es dejar los mejores recuerdos entre sus seres queridos.
“Acostada en la cama del Hospital de Saint James, llorando y asustada, soy la paciente más vulnerable que podría haber. Una mujer de mediana edad entra en mi habitación sin tocar la puerta (...) me dice su nombre impronunciable, que ni tengo esperanzas de recordar (...) Me hace preguntas que me hacen creer que ni siquiera ha leído mi expediente clínico”.
“Han pasado tres semanas desde que comencé a sufrir dolores en el lado derecho de mi espalda (...) Los exámenes revelaron que tengo un gran bulto en mi abdomen y pelvis, que ha recubierto mis uréteres, los tubos que conectan los riñones y la vejiga. Los médicos nos dijeron que probablemente tengo cáncer de ovario. Y ahora, espero los resultados de una resonancia magnética para ver cuán expandido está el cáncer”.
“(La mujer) me pregunta por qué estoy molesta, así que le digo: ‘Porque tengo 29 años y tengo cáncer’. Su sorprendente pregunta fue: ‘No seas tonta, esto no va a ser cáncer. Eres demasiado joven. Será algo benigno’”.
“Le pedí que se fuera. No hay duda que tengo cáncer, y que una perfecta extraña me diga lo contrario, sin siquiera tomarse el tiempo de leer mis expedientes, me pone furiosa”.
Este es parte del libro “The other side”, un relato desde el punto de vista del paciente, que la doctora inglesa Kate Granger publicó, tras enterarse que tenía cáncer -expandido hasta su hígado y huesos- y decidir no continuar con la quimioterapia, en un tratamiento que claramente no estaba progresando en nada ni le dejaba hacer su vida, o lo que le queda de ella.
Asimismo, lanzó otro trabajo, “The bright side”, que refleja cómo una mujer joven enfrenta de la mejor manera que puede la noticia de que probablemente, no viva mucho tiempo más, por lo que se dedica a compartir con su familia y volver a su trabajo en los hospitales.
Su caso ha llamado tanto la atención en su país, que Kate ya cuenta con una larga lista de entrevistas que ha dado a distintos medios, contando su experiencia y tratando de expresar cómo una mujer enfrenta sus últimos días.
Por ejemplo, en The Guardian, la doctora escribió la lista de cosas que quiere hacer antes de morir, inspirándose en la película “The bucket list”, en la que Jack Nicholson y Morgan Freeman interpretan a dos enfermos terminales que hacen un viaje en carretera haciendo lo que quieren antes de fallecer.
“Comencé a hacer mi ‘bucket list’ en el hospital, poco después de que fui diagnosticada el año pasado. Quería una lista de metas alcanzables que dieran a mí y a mi familia un poco de felicidad, creando recuerdos que no tuvieran nada que ver con mi enfermedad.
Hubiera sido demasiado fácil ser poco realista y decir que quería volar a climas lejanos y exóticos o saltar de un avión”, escribió Kate.
Ella, de North Yorkshire, viajó junto a Chris, su esposo, a Londres, Barcelona y París. Ambos trataron de quedarse en buenos hoteles -The Savoy, en Inglaterra, por ejemplo-, para vivir el lujo y la comodidad que ofrecen, en pareja. “El romance es una parte importante de mi lista. Tengo suerte de tener un fuerte y feliz matrimonio”, comentó.
Por eso, en su listado incluyó los compromisos con su marido de recrear la primera cita que tuvieron y casarse de nuevo. Este último punto, fue celebrado con una gran fiesta dedicada a todas las personas que los han apoyado en este último tiempo. “Ese fue un día increíble, especial y emocionante, que nunca olvidaré. Me hace reír de solo recordarlo”, dijo la doctora.
A pesar de tenerle miedo a las alturas, ya anduvo en planeador, y está tomando clases de italiano y perfeccionando sus dotes culinarias. Otras cosas de la lista son hacerse un tatuaje, ir al zoológico y comer pescado con papas fritas en la playa, junto con recaudar mucho dinero con sus libros para donarlos al hospital en el que la doctora se trató, el Yorkshire Cancer Centre.
No ha sido fácil. Dentro de la alegría que quiere crear a su alrededor, está siempre presente que su tiempo se acaba y Kate intenta enfrentarlo con la mayor sabiduría posible.
En junio pasado, escribió para el Daily Mail: “Parezco una loca controladora. Ya he planeado mi funeral a la letra, con la música, poemas, oraciones y el código de vestimenta. Le he escrito cartas y tarjetas a Chris hasta que cumpla los 70 años. Y ahora le escribo a la familia más cercana”.
“Siento dolor, pero estoy muy contenta de estar trabajando. Si los pacientes me preguntan, les digo que tengo cáncer. Si no, ni lo menciono. Tener cáncer me ha cambiado. Me ha hecho darme cuenta de la importancia de las pequeñas cosas: tomarle la mano a un paciente, sentarme a su lado en vez de pararme, comunicar las cosas de forma compasiva, explicándole el impacto en él y en su familia”, relató, esperando que los futuros médicos puedan leer sus registros y consideren ejercer su carrera de una forma más cercana y empática con los enfermos.
Finalmente, concluyó: “He sido bendecida con mi vida. Tengo un trabajo, un marido y una familia que amo, y espero haber marcado la diferencia. Sí, voy a morir, pero he tenido tiempo para prepararme, y eso me hace más afortunada que otros”.
El Mercurio, Chile, GDA
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