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La serie de puntos anaranjados sobre su espalda oscura la distinguen del resto. Su vientre es bicolor: blanco con negro.
Es la rana críptica, de nombre científico Hyloscirtus críptico. Se la encontró en la reserva privada Las Gralarias, en el sector de Mindo (provincia de Pichincha), creada para la conservación, la investigación y el turismo ecológico.
Ahí se refugia también otra nueva especie de rana de cristal, llamada Las Gralarias, cuyo nombre científico es Nymphargus lasgralarias.
Ambas clases de anfibios son nuevas.
Sus características científicas se dieron a conocer al mundo en la revista especializada Zootaxa. En esta publicación, Juan Guayasamín, biólogo ecuatoriano con un doctorado en Ecología y Biología Evolutiva, y Carl Hutter, científico de la Universidad Stony Brook (EE.UU.), explicaron la biología de las ranas.
Guayasamín explica que a la críptica se la identificó por su tonalidad, mientras que a la de cristal, por su canto, que se emite en serie y pulsado. Se trata de un sonido de una menor duración, a diferencia del que emite la del género Nymphargus.
Estos hallazgos se conocieron también en un reportaje publicado esta semana en el sitio BBCMUNDO.COM sobre la reserva Las Gralarias, que alberga a decenas de especies de aves y de anfibios diferentes, que sirven para el estudio científico.
Guayasamín es parte de un proyecto cofinanciado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y por la Universidad Tecnológica Indoamérica, dedicado, entre otras actividades, al monitoreo de especies amenazadas en la zona de Mindo, en el noroccidente del país.
Esta área andina registra una mayor concentración de animales en peligro de extinción por la alteración de su hábitat y por las poblaciones restringidas que tienen algunas especies, comenta Guayasamín.
Él y los especialistas Elisa Bonaccorso, de la Universidad Indoamérica, y Jane Lyons, de la reserva Las Gralarias, lideran este tipo de investigaciones.
Solo en Las Gralarias se han registrado como amenazadas nueve especies de anfibios y una de colibrí.
Los investigadores trabajan en conjunto desde hace más de tres años en esta reserva. Han realizado varios muestreos en los riachuelos y bosques de Las Gralarias. Eso les ha permitido identificar las nuevas especies de anfibios.
Veinticuatro meses atrás observaron por primera vez a la rana críptica y a la rana cristal. Esta última lleva el nombre de la reserva, ya que solo se la ha visto ahí. No hay registro literario de la aparición de esta clase de anfibio en otro territorio, según Guayasamín.
Es un tipo de rana de cristal porque, como las de su género, tiene el vientre parcialmente transparente, y ahí se aprecian algunos de sus órganos. Esta clase de anfibio es pequeña y de color verde. Es de menor tamaño que la críptica, a la cual se la asocia con los riachuelos.
La rana críptica es arbórea. Se la encuentra en los bosques primarios. Los científicos solo han registrado dos individuos de esta clase, probablemente porque se mimetizan o porque en realidad su población es limitada. A esta especie de anfibio se la ha observado también en la cordillera de Toisán (ubicada más arriba de Mindo), en una zona con presión minera.
Pero nadie conocía que la críptica era una clase nueva de anfibio ni tampoco se sabía de su naturaleza biológica. A los científicos que trabajan en esta reserva les tomó dos años investigar y describir a las dos especies nuevas.
En Mindo hay también especies de aves y de hongos endémicas y en peligro.
El colibrí amenazado en Las Gralarias es el llamado zamarrito pechinegro, de nombre científico Eriocnemis nigrivestis.
La destrucción del hábitat en Mindo se ha dado en parte por una mayor presencia de la actividad ganadera y agrícola, que deforesta hectáreas de terrenos que sirven de refugios naturales de las especies, menciona Guayasamín.
“Ambas actividades contaminan (también) los ríos a través de pesticidas y plaguicidas. Y se contaminan las aguas en donde están los renacuajos”, indica.
Otro de los factores que han afectado al entorno natural es la introducción de especies exóticas, como las truchas, dice el científico, pues estas devoran todo lo que encuentran a su paso, en los riachuelos.
“Acaban con peces nativos, con los renacuajos, con los huevos de ranas, con peces recién nacidos, con algas”, agrega el investigador ecuatoriano.
Por eso, indica, se debe trabajar más en la conservación. En Mindo, las reservas dedicadas al cuidado de las especies son privadas. Una es Las Gralarias.
Su fundadora, Jane Lyons, experta en políticas ambientales, se radicó en Ecuador en 1996 cuando trabajaba como jefa de la División para América de la ONG Birdlife International. De ahí compró un terreno en Mindo (en ese mismo año) para destinarlo a la conservación.
El nombre Las Gralarias se lo puso en homenaje a las aves nativas de esta región, Grallaria gigantea, de las que existen unas cuatro especies en la reserva, relata Lyons a BBCMUNDO.COM.
En esta reserva se registran 24 clases de aves endémicas, 27 especies de colibríes y 114 variedades de mariposas. Algunas están amenazadas y otras aún no han sido identificadas ni descritas por la ciencia.
34
Especies de mamíferos
registra la reserva Las Gralarias, ubicada en el sector de Mindo, en la provincia de Pichincha. Se creó en 1996 y hoy tiene 425 hectáreas de bosque.
Fuente: EL UNIVERSO*
Es la rana críptica, de nombre científico Hyloscirtus críptico. Se la encontró en la reserva privada Las Gralarias, en el sector de Mindo (provincia de Pichincha), creada para la conservación, la investigación y el turismo ecológico.
Ahí se refugia también otra nueva especie de rana de cristal, llamada Las Gralarias, cuyo nombre científico es Nymphargus lasgralarias.
Ambas clases de anfibios son nuevas.
Sus características científicas se dieron a conocer al mundo en la revista especializada Zootaxa. En esta publicación, Juan Guayasamín, biólogo ecuatoriano con un doctorado en Ecología y Biología Evolutiva, y Carl Hutter, científico de la Universidad Stony Brook (EE.UU.), explicaron la biología de las ranas.
Guayasamín explica que a la críptica se la identificó por su tonalidad, mientras que a la de cristal, por su canto, que se emite en serie y pulsado. Se trata de un sonido de una menor duración, a diferencia del que emite la del género Nymphargus.
Estos hallazgos se conocieron también en un reportaje publicado esta semana en el sitio BBCMUNDO.COM sobre la reserva Las Gralarias, que alberga a decenas de especies de aves y de anfibios diferentes, que sirven para el estudio científico.
Guayasamín es parte de un proyecto cofinanciado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y por la Universidad Tecnológica Indoamérica, dedicado, entre otras actividades, al monitoreo de especies amenazadas en la zona de Mindo, en el noroccidente del país.
Esta área andina registra una mayor concentración de animales en peligro de extinción por la alteración de su hábitat y por las poblaciones restringidas que tienen algunas especies, comenta Guayasamín.
Él y los especialistas Elisa Bonaccorso, de la Universidad Indoamérica, y Jane Lyons, de la reserva Las Gralarias, lideran este tipo de investigaciones.
Solo en Las Gralarias se han registrado como amenazadas nueve especies de anfibios y una de colibrí.
Los investigadores trabajan en conjunto desde hace más de tres años en esta reserva. Han realizado varios muestreos en los riachuelos y bosques de Las Gralarias. Eso les ha permitido identificar las nuevas especies de anfibios.
Veinticuatro meses atrás observaron por primera vez a la rana críptica y a la rana cristal. Esta última lleva el nombre de la reserva, ya que solo se la ha visto ahí. No hay registro literario de la aparición de esta clase de anfibio en otro territorio, según Guayasamín.
Es un tipo de rana de cristal porque, como las de su género, tiene el vientre parcialmente transparente, y ahí se aprecian algunos de sus órganos. Esta clase de anfibio es pequeña y de color verde. Es de menor tamaño que la críptica, a la cual se la asocia con los riachuelos.
La rana críptica es arbórea. Se la encuentra en los bosques primarios. Los científicos solo han registrado dos individuos de esta clase, probablemente porque se mimetizan o porque en realidad su población es limitada. A esta especie de anfibio se la ha observado también en la cordillera de Toisán (ubicada más arriba de Mindo), en una zona con presión minera.
Pero nadie conocía que la críptica era una clase nueva de anfibio ni tampoco se sabía de su naturaleza biológica. A los científicos que trabajan en esta reserva les tomó dos años investigar y describir a las dos especies nuevas.
En Mindo hay también especies de aves y de hongos endémicas y en peligro.
El colibrí zamarrito pechinegro está entre las especies amenazadas. En la reserva Las Gralarias se trabaja en su conservación.
El colibrí amenazado en Las Gralarias es el llamado zamarrito pechinegro, de nombre científico Eriocnemis nigrivestis.
La destrucción del hábitat en Mindo se ha dado en parte por una mayor presencia de la actividad ganadera y agrícola, que deforesta hectáreas de terrenos que sirven de refugios naturales de las especies, menciona Guayasamín.
“Ambas actividades contaminan (también) los ríos a través de pesticidas y plaguicidas. Y se contaminan las aguas en donde están los renacuajos”, indica.
Otro de los factores que han afectado al entorno natural es la introducción de especies exóticas, como las truchas, dice el científico, pues estas devoran todo lo que encuentran a su paso, en los riachuelos.
“Acaban con peces nativos, con los renacuajos, con los huevos de ranas, con peces recién nacidos, con algas”, agrega el investigador ecuatoriano.
Por eso, indica, se debe trabajar más en la conservación. En Mindo, las reservas dedicadas al cuidado de las especies son privadas. Una es Las Gralarias.
Su fundadora, Jane Lyons, experta en políticas ambientales, se radicó en Ecuador en 1996 cuando trabajaba como jefa de la División para América de la ONG Birdlife International. De ahí compró un terreno en Mindo (en ese mismo año) para destinarlo a la conservación.
El nombre Las Gralarias se lo puso en homenaje a las aves nativas de esta región, Grallaria gigantea, de las que existen unas cuatro especies en la reserva, relata Lyons a BBCMUNDO.COM.
En esta reserva se registran 24 clases de aves endémicas, 27 especies de colibríes y 114 variedades de mariposas. Algunas están amenazadas y otras aún no han sido identificadas ni descritas por la ciencia.
34
Especies de mamíferos
registra la reserva Las Gralarias, ubicada en el sector de Mindo, en la provincia de Pichincha. Se creó en 1996 y hoy tiene 425 hectáreas de bosque.
Fuente: EL UNIVERSO*
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