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En una encuesta del OMSC, las personas rechazaron las riñas, pero las justificaron.
En discotecas, parques, negocios de trabajo sexual, domicilios y hasta en canchas deportivas de siete barrios de la capital hay una mayor incidencia de lesiones y homicidios que se producen a causa de conflictos interpersonales.
Agentes de la Brigada de Homicidios de la Policía Judicial de Pichincha, la semana anterior, detuvieron a tres personas involucradas en la muerte de Fredy Romero Medina, cuyo cuerpo fue hallado el pasado 12 de febrero en su vivienda.
La muerte fue por una hemorragia aguda interna y externa causada por laceraciones con arma cortopunzante. El cuerpo del hombre presentaba múltiples heridas en la cabeza, rostro (que estaba desfigurado), cuello, tórax y abdomen.
La evidencia y la investigación demostraron que la víctima estuvo bebiendo en compañía de unos amigos, pero en horas de la madrugada se produjo una pelea entre ellos que terminó en muerte.
Agentes policiales indican que en los últimos años, cualquier lugar es escenario de riñas fatales, casas, discotecas, calles y estadios. El último caso ocurrido, en un espacio deportivo, fue la muerte de Cristhian Calvache, quien en una pelea se cayó golpeándose la cabeza en las gradas de cemento, que le provocó un trauma craneal grave y murió en el lugar.
En el año 2009, David Erazo murió por una puñalada fuera de un estadio. En 2011, Marcos Rodríguez perdió la vida por los golpes causados en una riña callejera.
La madrugada del jueves, José Nelda, de 33 años, caminó por un callejón más de 20 metros mientras se desangraba por una puñalada en el pecho, propinada en una riña con presuntos pandilleros.
De acuerdo a las estadísticas del Informe de Seguridad Ciudadana, las riñas aún son la primera causa de muerte en el Distrito Metropolitano de Quito, donde entre 2009 y 2011 hubo 221 muertes, el 44% fue causado con armas blanca. Los sábados en la noche y domingos en la madrugada son las horas críticas.
El mismo informe describe cinco tipos de peleas: 1) riñas por abuso de alcohol entre jóvenes, 2) por abuso de alcohol entre adultos con ocupaciones dentro del mercado laboral, 3) problemas entre ciudadanos por machismo, 4) entre bandas criminales por motivaciones propias de economías ilegales, y 5) por problemas de convivencia ciudadana intolerancia y exclusión social.
Factores como el comportamiento de la criminalidad y la violencia ciudadana están presentes en los espacios públicos y convivencia diaria. Según el informe del Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana (OMSC), en los sectores que más se registran estos hechos son en Solanda, Chillogallo, la Mariscal, la Michelena, las Casas, los alrededores de la Universidad Central y Comité del Pueblo.
Sin embargo, algunas de las peleas se producen durante intentos de robo, esto permitió establecer que “aparentes” riñas callejeras pueden ser en realidad otro fenómeno completamente distinto.
El mismo OMSC indica que la agresividad producto de las riñas es uno de los factores que genera violencia en varios sectores más importantes de la ciudad.
Las riñas, causantes directas de heridas y lesiones, pueden ser consideradas como contravenciones a nivel penal, debido a la gravedad y a la inhabilitación de la persona afectada, sin embargo muchas veces se puede llegar hasta el delito del homicidio.
En 2011, los homicidios provocados por riñas representaron un 25% del total de muertes, que según la encuesta de victimización, al menos el 27% de la población ha presenciado este tipo de problemas. Para el investigador social Lautaro Ojeda, los facilitadores y elementos presentes en los perfiles de víctimas y victimarios son las drogas, armas y alcohol.
Una tipología de las riñas es que responden a problemas urbanos y estructurales, como la inequidad y el desarrollo comunitario. La violencia y amenaza son las alternativas más rápidas y eficientes que tiene la ciudadanía para resolver sus conflictos fuera de la ley.
Señala, además, que si bien el nivel de violencia ciudadana influye en la percepción de la inseguridad, su disminución no recae netamente en la Policía, pues en la mayoría de los casos, sus factores son sociales, culturales y no delictivos.
En una encuesta del OMSC, las personas rechazaron las riñas, pero las justificaron. Y se explica que las ciudades y espacios no son escenarios pasivos de riñas callejeras, sino que influyen o alientan el surgimiento de este fenómeno.
Fuente: EL TELÉGRAFO*
En una encuesta del OMSC, las personas rechazaron las riñas, pero las justificaron.
En discotecas, parques, negocios de trabajo sexual, domicilios y hasta en canchas deportivas de siete barrios de la capital hay una mayor incidencia de lesiones y homicidios que se producen a causa de conflictos interpersonales.
Agentes de la Brigada de Homicidios de la Policía Judicial de Pichincha, la semana anterior, detuvieron a tres personas involucradas en la muerte de Fredy Romero Medina, cuyo cuerpo fue hallado el pasado 12 de febrero en su vivienda.
La muerte fue por una hemorragia aguda interna y externa causada por laceraciones con arma cortopunzante. El cuerpo del hombre presentaba múltiples heridas en la cabeza, rostro (que estaba desfigurado), cuello, tórax y abdomen.
La evidencia y la investigación demostraron que la víctima estuvo bebiendo en compañía de unos amigos, pero en horas de la madrugada se produjo una pelea entre ellos que terminó en muerte.
Agentes policiales indican que en los últimos años, cualquier lugar es escenario de riñas fatales, casas, discotecas, calles y estadios. El último caso ocurrido, en un espacio deportivo, fue la muerte de Cristhian Calvache, quien en una pelea se cayó golpeándose la cabeza en las gradas de cemento, que le provocó un trauma craneal grave y murió en el lugar.
En el año 2009, David Erazo murió por una puñalada fuera de un estadio. En 2011, Marcos Rodríguez perdió la vida por los golpes causados en una riña callejera.
La madrugada del jueves, José Nelda, de 33 años, caminó por un callejón más de 20 metros mientras se desangraba por una puñalada en el pecho, propinada en una riña con presuntos pandilleros.
De acuerdo a las estadísticas del Informe de Seguridad Ciudadana, las riñas aún son la primera causa de muerte en el Distrito Metropolitano de Quito, donde entre 2009 y 2011 hubo 221 muertes, el 44% fue causado con armas blanca. Los sábados en la noche y domingos en la madrugada son las horas críticas.
El mismo informe describe cinco tipos de peleas: 1) riñas por abuso de alcohol entre jóvenes, 2) por abuso de alcohol entre adultos con ocupaciones dentro del mercado laboral, 3) problemas entre ciudadanos por machismo, 4) entre bandas criminales por motivaciones propias de economías ilegales, y 5) por problemas de convivencia ciudadana intolerancia y exclusión social.
Factores como el comportamiento de la criminalidad y la violencia ciudadana están presentes en los espacios públicos y convivencia diaria. Según el informe del Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana (OMSC), en los sectores que más se registran estos hechos son en Solanda, Chillogallo, la Mariscal, la Michelena, las Casas, los alrededores de la Universidad Central y Comité del Pueblo.
Sin embargo, algunas de las peleas se producen durante intentos de robo, esto permitió establecer que “aparentes” riñas callejeras pueden ser en realidad otro fenómeno completamente distinto.
El mismo OMSC indica que la agresividad producto de las riñas es uno de los factores que genera violencia en varios sectores más importantes de la ciudad.
Las riñas, causantes directas de heridas y lesiones, pueden ser consideradas como contravenciones a nivel penal, debido a la gravedad y a la inhabilitación de la persona afectada, sin embargo muchas veces se puede llegar hasta el delito del homicidio.
En 2011, los homicidios provocados por riñas representaron un 25% del total de muertes, que según la encuesta de victimización, al menos el 27% de la población ha presenciado este tipo de problemas. Para el investigador social Lautaro Ojeda, los facilitadores y elementos presentes en los perfiles de víctimas y victimarios son las drogas, armas y alcohol.
Una tipología de las riñas es que responden a problemas urbanos y estructurales, como la inequidad y el desarrollo comunitario. La violencia y amenaza son las alternativas más rápidas y eficientes que tiene la ciudadanía para resolver sus conflictos fuera de la ley.
Señala, además, que si bien el nivel de violencia ciudadana influye en la percepción de la inseguridad, su disminución no recae netamente en la Policía, pues en la mayoría de los casos, sus factores son sociales, culturales y no delictivos.
En una encuesta del OMSC, las personas rechazaron las riñas, pero las justificaron. Y se explica que las ciudades y espacios no son escenarios pasivos de riñas callejeras, sino que influyen o alientan el surgimiento de este fenómeno.
Fuente: EL TELÉGRAFO*
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