jueves, 27 de septiembre de 2012

Carteles de México y Colombia se pelean por control de rutas en Manabí

***SNN






El 7 de septiembre pasado. La Policía presentó un cargamento que fue abandonado en playa Punta Blanca de Jaramijó-Manabí.


El informante entregó datos y recibió dinero. La Policía no da cuenta de la cantidad pagada, pero confirma que esa revelación permitió el decomiso de droga en una zona boscosa de Manabí.


Solo entre junio y los primeros días de septiembre se hallaron 1,9 toneladas de droga, en distintos sitios de esa provincia. “Al menos el 80% de los operativos que se ha hecho este año ha sido luego del pago de información”, reconoce un alto oficial de la Policía.


Se ha pagado de USD 20 000 a USD 40 000 y los valores dependen de los casos. Según agentes, los informantes son parte del crimen organizado y la información que se filtra ocurre por conflictos entre grupos delictivos.


El resto de operativos ha sido planificado, aunque hay otros que ocurren por azar, como el registrado el 22 de junio pasado.


Ese día, tres ciudadanos de México fueron detenidos frente a las costas de San Vicente. Los arrestos se produjeron mientras la Marina realizaba un operativo para buscar a un pescador náufrago.


Cuando los investigadores efectuaban estas tareas se encontraron con una lancha rápida (Go Fast), que puede movilizarse hasta a 140 km/h en mar abierto.


Tres meses después de esas aprehensiones, la Fiscalía dice que halló nexos entre los extranjeros detenidos y posibles actividades del narcotráfico.


El GPS que se encontró en la lancha tenía grabadas las dos últimas posiciones geográficas: la embarcación salió de México, se detuvo en Centroamérica para abastecerse y llegó a San Clemente. Es decir, al mismo sitio donde la Policía encontró más de una tonelada de droga en la víspera.


En el teléfono satelital que transportaban se habrían identificado claves fonéticas que daban cuenta del número exacto de paquetes de droga a recoger. Además, punto de abastecimiento y reportes de la presencia de aviones sospechosos que vigilan las costas en Centroamérica.


Un agente Antidrogas señala que hasta hace cinco años, los grupos criminales de México no tenían la capacidad operativa para llegar a costas ecuatorianas y que por eso utilizaban a mafias de Colombia.


Incluso se informa que los grupos mexicanos no controlaban la distribución de estupefacientes, que eso estaba en manos de los grupos delictivos de Colombia, pero que esta vez los escenarios han variado.


“Ahora los carteles colombianos ya no tienen el mismo poder. Cada vez es más difícil sacar la droga de su país y transportarla, por las políticas de seguridad que se han implementado. Ahí hay una guerra directa entre los dos grupos”, señala otro agente.


Pugna de carteles

Hasta el 2011, los carteles operaban juntos. En junio de ese año, en Cali, fue detenido Reinaldo B., presunto enlace entre Los Rastrojos (Colombia) y el cartel de Sinaloa (México). El entonces director de la Policía colombiana, Óscar Naranjo, aseguraba que el prisionero había llegado de Ecuador y que en Manta se habría reunido con gente de Sinaloa para el envío de droga.


Además, que se estaban conformando grupos armados en la frontera colombo-ecuatoriana con personas que quedaron del cartel Norte del Valle.


Según la información levantada por Inteligencia, las mafias mexicanas ahora tratan de abarcar todo el proceso de producción de los productos ilícitos.


Incluso hay indicios de pugnas entre la gente que queda del cartel del Norte del Valle, Los Rastrojos y Sinaloa. Pero ese enfrentamiento no es directo en Ecuador.


Cada uno busca desarticular los núcleos de operación del otro, usan información clasificada y por eso hay fuga de datos, útil para las operaciones antidrogas.


Las redes en la frontera sur

Las pugnas entre las mafias de México y Colombia ha hecho que las primeras ya no puedan obtener, desde el norte, la materia prima para procesar la droga.


Datos oficiales señalan que eso ha hecho que se levanten redes que se conectan con Perú. “No es coincidencia que a solo 25 kilómetros de distancia del laboratorio de Bigua se haya estrellado una avioneta (con placas mexicanas) con USD 1,3 millones, el 13 de mayo pasado. Ese dinero era para reforzar la red de logística que quieren montar los mexicanos en el país”, señala otro agente.


Niveles de organización

Un pescador de Manta sabe cómo se opera en el puerto. Allí se organizan grupos logísticos para cada cargamento que sale desde las diferentes playas.


Se organizan en tres niveles. Los administradores, generalmente extranjeros, son los que mueven el dinero, compran víveres, pagan a los operarios, arriendan departamentos, etc. El jefe de sección, que también puede ser extranjero o ecuatoriano de confianza, recluta a la gente para esta actividad.


El tercer nivel lo conforma la mano de obra. Las personas que están allí prestan sus domicilios para guardar la droga, cargan los paquetes, conducen lanchas o camiones y vigilan puntos claves que facilitan el tráfico de las cargas.


Otra revelación de los investigadores es que los carteles “ofrecen a los pescadores artesanales USD 2 000 por cada viaje. Lo que hay que hacer es llevar los paquetes a alta mar.


A veces a unas 80 millas, aunque hay quienes se arriesgan a ir a un país de Centroamérica por más dinero. Allí ponen la droga en otra lancha y deja de ser nuestra responsabilidad”.


Un pescador señala que sí hay gente que se arriesga a esas tareas. Pero ahora también se utiliza otro mecanismo de transporte: las bandas organizadas locales ofrecen a los narcotraficantes su ‘servicio’. Según agentes, ellos despejan las rutas mientras los paquetes ilegales son movilizados.


La droga fue abandonada
Los ladrillos de droga estaban flotando lejos de la costa. Los pescadores las encontraron durante una faena, hace un mes.


Avisaron a las autoridades y estas luego confirmaron que se trataba de cocaína. Inteligencia desplegó un equipo y conoció que una embarcación se había virado y que la droga quedó a la deriva.


Las pistas llevaron a varias caletas pesqueras entre El Matal y Canoa. Tres personas fueron detenidas y en este momento están bajo investigación.

En la capitanía de puerto de Bahía de Caráquez se dijo que la fuerza naval que se dedica al control marítimo no alcanza ni a 2 000 efectivos y que hay solo 44 embarcaciones. Tienen a cargo 1 100 000 km² de mar y eso dificulta los controles.

“En el mar no es como en tierra que se cierra una vía y se paran los carros. En altamar las lanchas pueden ir por otra ruta y hay menos comunicaciones”, dice un oficial de la Marina.

“Los costos también son diferentes. No hay Estado que pueda subsidiar el gasto operativo. Pese a ello, nunca se ha dejado de hacer operativos. El narcotráfico siempre ha operado en Manabí, pero ahora es público precisamente porque hay más trabajo de control y aparecen en los medios de comunicación los decomisos de droga”, dice el oficial.


En el perfil costanero, la Marina hace controles aleatorios con base a denuncias e información de Inteligencia.


Las detenciones
En agosto del 2011 fue detenido en Ecuador Carlos B., cabecilla del cartel del Norte del Valle. Según la Policía, era buscado en ocho países por narcotráfico.



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El 16 de marzo fue capturado en Quito Juan Carlos C. Él era considerado por la Policía colombiana como cabecilla de Los Rastrojos y ex proveedor del Cartel de Sinaloa.

 
El laboratorio de droga que se destruyó en Bigua-Manabí (16 de mayo) era para procesar “grandes cantidades de droga”, según la Policía. Allí se desbarató una “estructura importante” que usaban los narcos.






Fuente EL COMERCIO*





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