Ya se habían superado los agitados días en que los ejércitos de Elizalde y Urbina estuvieron a punto de enfrentarse, y a raíz de la celebración en Guayaquil de la junta popular del 2 de marzo de 1850, que proclamó jefe supremo a Diego Noboa, este dispuso la creación de un periódico con el objeto de promover la reunión de la Asamblea Constituyente, que inició sus labores el 8 de diciembre de ese año y eligió presidente de la República a Diego Noboa.
Candidatura que en esta ciudad solo fue apoyada por los semanarios La Prensa (28 de septiembre de 1847), El Popular (6 de noviembre de 1848) y El Cometa (15 de julio de 1849).
El 17 de julio de 1851 estalló en Guayaquil la revolución que llevó al poder al general Urbina y a la prisión y destierro de Diego Noboa. Cuyo hecho fue consumado mediante el acta que suscribió la guarnición militar de Guayaquil, constituida por la brigada de Artillería, el escuadrón de Lanceros de Taura y los batallones Nº 1 y Reserva de Libertadores.
Quienes encabezaron las firmas, fueron los generales José de Villamil, Francisco Robles y Guillermo Franco, los capitanes de navío (coroneles) Juan José Valverde Cassaus y José Antonio Gómez Valverde, los tenientes coroneles José Vidal, Joaquín Márquez y Gualberto Pérez.
En 1852 Juan José Flores lanzó contra nuestro país una expedición armada bajo la protección del Gobierno del Perú, y en espera de los refuerzos que este había de proporcionarle, se acantonó en Puná.
Guayaquil fue visitada por el general peruano Destúa, quien acompañado del encargado de negocios se entrevistó con Urbina, y le solicitó que se restablecieran las rentas de Flores y se le devolviesen sus bienes.
Urbina rechazó firmemente la intervención extranjera en asuntos internos y el militar peruano se volvió a su país a fines de mayo de 1852. Entonces Flores atacó y bombardeó Guayaquil con dos buques, pero fue derrotado y se refugió en Machala donde la tripulación se sublevó y se entregó a las fuerzas leales.
Al ser perseguido por el general Francisco Robles, se refugió en el Perú con los pocos soldados que le quedaban, donde fueron desarmados por las autoridades peruanas. Pese a que el gobierno presidido por el general Urbina es considerado liberal, no se permitió la aparición de periódicos de oposición.
Sin embargo, se fundaron periódicos muy importantes que en medio de una lucha electoral, trataban con seriedad y respeto asuntos del Gobierno, del Ayuntamiento y de otras autoridades, a las cuales se criticaba y apoyaba según las circunstancias.
El Convencional (10 de abril de 1850), en su primer número publicó el acta del 2 de marzo, producto de la reunión de padres de familia y demás vecinos, para asegurar el régimen constitucional que establezca un gobierno nacional en armonía con las instituciones patrias.
La política del semanario fue la de justificar y difundir el espíritu de la revolución. El 26 de abril, una vez clarificada la situación del país con la reunión de la Asamblea, publicó a manera de crónica, varios documentos y una carta cruzada entre Elizalde y Noboa.
El espíritu del periódico fue conciliatorio, además, no dejaba pasar la oportunidad de expresar su adhesión a la paz y ponderación, a la limpieza de las elecciones, y al desprendimiento del general Elizalde, que postergó sus aspiraciones personales en beneficio de la paz de la nación: "Creemos muy próxima la reunión de la Convención, que debe poner término al estado de inquietud en que se encuentran los pueblos, y mejorar sus instituciones, para poder gozar de los beneficios que traen consigo la paz y el orden".
El Progreso (8 de junio de 1853): fue un periódico cuya política fue semejante a la de El Convencional, pues sus redactores se expresaban con altura y sus publicaciones trataban sobre el acontecer político nacional, temas americanos y europeos.
Sin embargo, cuando era del caso, declaraba sin dobleces su condición de periódico de oposición, criticando a las autoridades oficiales y municipales, pero apegado a la justicia del lado que estuviese.
El 28 de diciembre de 1854, dio un claro ejemplo de su limpieza de procedimientos, cuando ante la noticia originada por intrigas internacionales y echada a circular desde el exterior, que el gobierno trataba de enajenar el archipiélago de Galápagos, el periódico desmintió enérgica y categóricamente la especie.
La Rebusca (16/08/1852), y La Ilustración (ídem): sobre estos dos, vale la pena observar que por sus medidas novedosas y diferentes de los otros periódicos, su frecuencia de circulación, nos hace pensar en una aproximación del diarismo moderno. El Filántropo (06/09/1853): periódico de la Sociedad Filantrópica del Guayas, que hasta enero de 1972 informó sobre la gran trayectoria institucional, sus realizaciones sobre su labor social, cultura y educación popular.
Fue publicado hasta enero de 1972, dedicado siempre a difundir las actividades de la institución. La Situación (01/02/1856) editado por Sixto Juan Bernal, fundador del diarismo ecuatoriano, envejeció en la labor periodística, colaborando unas veces con muchos periódicos de su tiempo, o fundando otros importantes del periodismo guayaquileño.
Como partidario de la candidatura de Robles, anunciaba que: "Iba a tener lugar en la república una discusión franca y de principios, y que la crisis eleccionaria que se debía presenciar, habría orden, libertad y garantías, para que solo imperase la verdadera opinión de la mayoría de los ciudadanos".
También decía: "Como republicanos verdaderos, reconocemos en todos los ciudadanos la libertad de tener y emitir sus opiniones, porque la república es el gobierno de todos". El Vigía del Guayas (26/01/1859): con Guayaquil bloqueado por los peruanos, Sixto Juan Bernal, su fundador, quería dar la impresión de que los ecuatorianos estábamos unidos.
Vano intento, pues las luchas internas y las ambiciones lo habían corrompido todo; hoy se ignora que hubo ecuatorianos que con tal de derrocar al gobierno constitucional y satisfacer su ambición, se aliaron al presidente peruano, Castilla; se ignora que estando Guayaquil bloqueada por la escuadra peruana, se consiguieron sublevaciones de tropas y se dieron escándalos en busca de lograr aviesos fines.
El Patriota (09/09/1859): Decididamente oposicionista al gobierno de Robles, y en cierta manera partidario de Castilla, pues lo recomendaba como respetuoso a la libertad de imprenta, como si este hubiera estado en condiciones entre nosotros de atentar contra ella. Además, "defendía la fe del convenio o armisticio celebrado con Castilla. Y es que, como se sabe la revolución estaba en buena armonía con el presidente del Perú; y ya habíamos visto llegar a García Moreno en uno de los buques de la escuadra bloqueadora" (Camilo Destruge).
La Paz (20/12/1859): periódico fundado a instancias de Guillermo Franco, para hacer propaganda de apoyo a los arreglos que se intentaba llegar entre el jefe supremo del Guayas y el general Castilla.
La Restauración (05/10/1859): "Al contemplar la triste e indefinible situación de la república, desgarrada por luchas intestinas, exhausta de recursos y cansada de sufrir las consecuencias de un bloqueo dilatado y la necesidad de conservar una actitud defensiva al frente de la escuadra peruana; dispuesta quizás a disociarse o a sufrir, por lo menos, los horrores de la anarquía, en los momentos mismos en que no puedan considerarse terminadas las amenazas y el peligro de una guerra exterior; es verdaderamente desconsoladora la observación que el pueblo guarda un profundo silencio, como señal de dolorosa resignación.
Y es, o porque no comprende la situación actual, o porque no tiene conciencia de sus derechos, o porque se persuade que es difícil unificar su voz, para hacerla imponente y aterradora. Pero nada es capaz de excusar la indiferencia que manifiestan los hombres, por disminuir los males que amenazan o afligen a su patria infortunada; porque es justo y necesario y deber de todo ecuatoriano, contribuir de algún modo a su salvación y engrandecimiento".
El periódico realizó, como hemos podido apreciar, publicaciones que lo caracterizaron como lleno de energía en la que se expresaban crudamente y con el mejor lenguaje, estilo claro y sencillo, los duros avatares que sufría el país. La historia no es una repetición de acontecimientos, pero sí hay momentos, en que por distintas razones, podemos leer clarísimos ejemplos que se repiten a lo largo de la vida de los pueblos.
Aparte de los nombrados, en la década de 1850 surgieron algunos periódicos. El Nacionalista (26/06/1851), y El Boletín de la Puná (05/05/1852), contra un amenazante Flores. Como órgano del gobierno de Robles: La Nueva Era (09/08/1851), En defensa de los jesuitas: La Verdad (08/02/1852), El Católico del Guayas (18/12/1852), Las Avispas (01/07/1857).
Adeptos a la candidatura oficial del general Robles, compañero de aulas y armas de Urbina: La Situación (01/02/1856), El Termómetro (01/03/1856), El Guayas (29/03/1856), El Botafuego (15/04/1856) y La Prensa Popular (31/05/1856). A favor de la candidatura de Manuel Gómez de la Torre La Prensa Popular (31/05/1856). La Regeneración (20/09/1859), tres días después de la proclamación de Guillermo Franco como jefe supremo del Guayas, fue el vocero de su administración.
Fuente: EXPRESO*
Candidatura que en esta ciudad solo fue apoyada por los semanarios La Prensa (28 de septiembre de 1847), El Popular (6 de noviembre de 1848) y El Cometa (15 de julio de 1849).
El 17 de julio de 1851 estalló en Guayaquil la revolución que llevó al poder al general Urbina y a la prisión y destierro de Diego Noboa. Cuyo hecho fue consumado mediante el acta que suscribió la guarnición militar de Guayaquil, constituida por la brigada de Artillería, el escuadrón de Lanceros de Taura y los batallones Nº 1 y Reserva de Libertadores.
Quienes encabezaron las firmas, fueron los generales José de Villamil, Francisco Robles y Guillermo Franco, los capitanes de navío (coroneles) Juan José Valverde Cassaus y José Antonio Gómez Valverde, los tenientes coroneles José Vidal, Joaquín Márquez y Gualberto Pérez.
En 1852 Juan José Flores lanzó contra nuestro país una expedición armada bajo la protección del Gobierno del Perú, y en espera de los refuerzos que este había de proporcionarle, se acantonó en Puná.
Guayaquil fue visitada por el general peruano Destúa, quien acompañado del encargado de negocios se entrevistó con Urbina, y le solicitó que se restablecieran las rentas de Flores y se le devolviesen sus bienes.
Urbina rechazó firmemente la intervención extranjera en asuntos internos y el militar peruano se volvió a su país a fines de mayo de 1852. Entonces Flores atacó y bombardeó Guayaquil con dos buques, pero fue derrotado y se refugió en Machala donde la tripulación se sublevó y se entregó a las fuerzas leales.
Al ser perseguido por el general Francisco Robles, se refugió en el Perú con los pocos soldados que le quedaban, donde fueron desarmados por las autoridades peruanas. Pese a que el gobierno presidido por el general Urbina es considerado liberal, no se permitió la aparición de periódicos de oposición.
Sin embargo, se fundaron periódicos muy importantes que en medio de una lucha electoral, trataban con seriedad y respeto asuntos del Gobierno, del Ayuntamiento y de otras autoridades, a las cuales se criticaba y apoyaba según las circunstancias.
El Convencional (10 de abril de 1850), en su primer número publicó el acta del 2 de marzo, producto de la reunión de padres de familia y demás vecinos, para asegurar el régimen constitucional que establezca un gobierno nacional en armonía con las instituciones patrias.
La política del semanario fue la de justificar y difundir el espíritu de la revolución. El 26 de abril, una vez clarificada la situación del país con la reunión de la Asamblea, publicó a manera de crónica, varios documentos y una carta cruzada entre Elizalde y Noboa.
El espíritu del periódico fue conciliatorio, además, no dejaba pasar la oportunidad de expresar su adhesión a la paz y ponderación, a la limpieza de las elecciones, y al desprendimiento del general Elizalde, que postergó sus aspiraciones personales en beneficio de la paz de la nación: "Creemos muy próxima la reunión de la Convención, que debe poner término al estado de inquietud en que se encuentran los pueblos, y mejorar sus instituciones, para poder gozar de los beneficios que traen consigo la paz y el orden".
El Progreso (8 de junio de 1853): fue un periódico cuya política fue semejante a la de El Convencional, pues sus redactores se expresaban con altura y sus publicaciones trataban sobre el acontecer político nacional, temas americanos y europeos.
Sin embargo, cuando era del caso, declaraba sin dobleces su condición de periódico de oposición, criticando a las autoridades oficiales y municipales, pero apegado a la justicia del lado que estuviese.
El 28 de diciembre de 1854, dio un claro ejemplo de su limpieza de procedimientos, cuando ante la noticia originada por intrigas internacionales y echada a circular desde el exterior, que el gobierno trataba de enajenar el archipiélago de Galápagos, el periódico desmintió enérgica y categóricamente la especie.
La Rebusca (16/08/1852), y La Ilustración (ídem): sobre estos dos, vale la pena observar que por sus medidas novedosas y diferentes de los otros periódicos, su frecuencia de circulación, nos hace pensar en una aproximación del diarismo moderno. El Filántropo (06/09/1853): periódico de la Sociedad Filantrópica del Guayas, que hasta enero de 1972 informó sobre la gran trayectoria institucional, sus realizaciones sobre su labor social, cultura y educación popular.
Fue publicado hasta enero de 1972, dedicado siempre a difundir las actividades de la institución. La Situación (01/02/1856) editado por Sixto Juan Bernal, fundador del diarismo ecuatoriano, envejeció en la labor periodística, colaborando unas veces con muchos periódicos de su tiempo, o fundando otros importantes del periodismo guayaquileño.
Como partidario de la candidatura de Robles, anunciaba que: "Iba a tener lugar en la república una discusión franca y de principios, y que la crisis eleccionaria que se debía presenciar, habría orden, libertad y garantías, para que solo imperase la verdadera opinión de la mayoría de los ciudadanos".
También decía: "Como republicanos verdaderos, reconocemos en todos los ciudadanos la libertad de tener y emitir sus opiniones, porque la república es el gobierno de todos". El Vigía del Guayas (26/01/1859): con Guayaquil bloqueado por los peruanos, Sixto Juan Bernal, su fundador, quería dar la impresión de que los ecuatorianos estábamos unidos.
Vano intento, pues las luchas internas y las ambiciones lo habían corrompido todo; hoy se ignora que hubo ecuatorianos que con tal de derrocar al gobierno constitucional y satisfacer su ambición, se aliaron al presidente peruano, Castilla; se ignora que estando Guayaquil bloqueada por la escuadra peruana, se consiguieron sublevaciones de tropas y se dieron escándalos en busca de lograr aviesos fines.
El Patriota (09/09/1859): Decididamente oposicionista al gobierno de Robles, y en cierta manera partidario de Castilla, pues lo recomendaba como respetuoso a la libertad de imprenta, como si este hubiera estado en condiciones entre nosotros de atentar contra ella. Además, "defendía la fe del convenio o armisticio celebrado con Castilla. Y es que, como se sabe la revolución estaba en buena armonía con el presidente del Perú; y ya habíamos visto llegar a García Moreno en uno de los buques de la escuadra bloqueadora" (Camilo Destruge).
La Paz (20/12/1859): periódico fundado a instancias de Guillermo Franco, para hacer propaganda de apoyo a los arreglos que se intentaba llegar entre el jefe supremo del Guayas y el general Castilla.
La Restauración (05/10/1859): "Al contemplar la triste e indefinible situación de la república, desgarrada por luchas intestinas, exhausta de recursos y cansada de sufrir las consecuencias de un bloqueo dilatado y la necesidad de conservar una actitud defensiva al frente de la escuadra peruana; dispuesta quizás a disociarse o a sufrir, por lo menos, los horrores de la anarquía, en los momentos mismos en que no puedan considerarse terminadas las amenazas y el peligro de una guerra exterior; es verdaderamente desconsoladora la observación que el pueblo guarda un profundo silencio, como señal de dolorosa resignación.
Y es, o porque no comprende la situación actual, o porque no tiene conciencia de sus derechos, o porque se persuade que es difícil unificar su voz, para hacerla imponente y aterradora. Pero nada es capaz de excusar la indiferencia que manifiestan los hombres, por disminuir los males que amenazan o afligen a su patria infortunada; porque es justo y necesario y deber de todo ecuatoriano, contribuir de algún modo a su salvación y engrandecimiento".
El periódico realizó, como hemos podido apreciar, publicaciones que lo caracterizaron como lleno de energía en la que se expresaban crudamente y con el mejor lenguaje, estilo claro y sencillo, los duros avatares que sufría el país. La historia no es una repetición de acontecimientos, pero sí hay momentos, en que por distintas razones, podemos leer clarísimos ejemplos que se repiten a lo largo de la vida de los pueblos.
Aparte de los nombrados, en la década de 1850 surgieron algunos periódicos. El Nacionalista (26/06/1851), y El Boletín de la Puná (05/05/1852), contra un amenazante Flores. Como órgano del gobierno de Robles: La Nueva Era (09/08/1851), En defensa de los jesuitas: La Verdad (08/02/1852), El Católico del Guayas (18/12/1852), Las Avispas (01/07/1857).
Adeptos a la candidatura oficial del general Robles, compañero de aulas y armas de Urbina: La Situación (01/02/1856), El Termómetro (01/03/1856), El Guayas (29/03/1856), El Botafuego (15/04/1856) y La Prensa Popular (31/05/1856). A favor de la candidatura de Manuel Gómez de la Torre La Prensa Popular (31/05/1856). La Regeneración (20/09/1859), tres días después de la proclamación de Guillermo Franco como jefe supremo del Guayas, fue el vocero de su administración.
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