jueves, 10 de febrero de 2011

Cosechas y poblaciones están en riesgo por lluvias

***SNN

EXPRESO

La inundación obliga a los agricultores a contratar jornaleros para rescatar sus cosechas, mientras los deslizamientos aumentan el peligro en las vías de Cotopaxi y en los barrios de Manabí y El Oro. Foto: Gerardo Fuentes/Expreso


Babahoyo. Decenas de viviendas ubicadas en los recintos de la parroquia Caracol están en peligro por la creciente del río Catarama.


En los recintos La Compoña, Tierra Blanca, Potosí y La Pelea, del cantón Salitre, los agricultores lamentan las pérdidas que provoca el inicio de la temporada invernal, pues las lluvias y crecientes de ríos inundaron decenas de hectáreas de cultivos de arroz.


Miguel Burgos y Apolonio Mora Cedeño aseguran que trabajar en la zona es una odisea, pues no pueden utilizar maquinaria para sacar el grano que está listo para la cosecha. Ante esta situación tienen que contratar jornaleros para hacer esa labor, lo cual incrementa los gastos.


En esas poblaciones, otros agricultores no comparten la decisión del alcalde Francisco León Flores, quien considera que no es necesario declarar la emergencia cantonal.


Manuel Franco, arrocero del recinto Los Sauces, reconoció que la intervención de maquinaria de la Prefectura del Guayas y el Municipio permitió taponar el muro de contención que el fin de semana cedió por la creciente del río Vinces.


La inundación fue controlada y el nivel del agua empezó a descender en la zona, donde la presencia de lodo preocupa a los habitantes, que esperan que las autoridades envíen brigadas médicas y de fumigación para controlar la proliferación de enfermedades infecto contagiosas.


Mario León Quinto, coordinador de la Secretaría de Riesgos de Salitre, dijo que el personal realiza monitoreos continuos en diferentes recintos, con la finalidad de adoptar las medidas oportunas, como las evacuaciones.


En el vecino cantón Daule, las ciudadelas Marianita, Pedro Isaías, Multi Centro, entre otras, están afectadas por la presencia de lodo y aguas estancadas.


Los habitantes de los sectores rurales como Jigual, Laurel y Los Quemados están preocupados por los daños que ocasionan las lluvias en los caminos vecinales, donde los baches perjudican la transportación de los productos.


La Maná está en emergencia
El cantón La Maná, en la provincia de Cotopaxi, fue declarado en emergencia debido a los constantes derrumbes que afectan la vía Zumbahua-La Maná. El material es despejado por la empresa Becerra Cuesta, que realiza la ampliación de la carretera, donde la calzada húmeda aumenta el riesgo para los vehículos.


Evacuación en cantón orense
En el sector San José, del cantón Atahualpa, la Secretaría de Gestión de Riesgos dispuso la evacuación de 35 familias cuyas casas podrían ser aplastadas por rocas, de 10 metros de diámetro, que se desprendieron de un cerro. Maquinaria municipal intenta fragmentar y retirar las piedras.


Sector de Manta es zona de peligro
El Municipio de Manta recomienda la reubicación de 15 familias que habitan en el sector Bellavista, que presenta deslizamientos de tierra, cuyo riesgo aumentó por las lluvias. El Comité de Operaciones Emergentes, (COE) también identificó peligro en Santa Martha, la parte alta de Jacob Vera y Las Vegas.


Río Catarama afecta a 300 familias
A pesar del riesgo que representa la creciente del río Catarama, cuyo caudal puede arrastrar las casas de 300 familias de la zona rural del cantón Babahoyo, las personas se niegan a dejar sus propiedades. En el recinto Cañaveral de Afuera, el nivel del agua cubría la cintura de Alfonso Contreras, quien teme que el panorama empeore. Él culpa a las autoridades provinciales y cantonales por no haber terminado las obras de prevención.


El campesino asegura que este problema se repite cada año desde el 2008. “Acá nosotros tenemos pérdidas, porque el agua ingresa a los sembríos de cacao y arroz”, afirma.


Esthela Álvarez explica que igual que sus vecinos nunca ha abandonado la zona, donde los varones no pueden trabajar en los sembríos pero se dedican a la caza de aves.


Según Rufino Rivas, pasan el tiempo viendo correr el agua debajo de sus casas, porque no hay otra cosa que hacer.


“La única salvación son los muros de contención, pero no están construidos; por aquí llegaron técnicos de la Secretaría de Gestión de Riesgos a mirar qué podían hacer, pero se fueron sin decir nada”, dice Vicente Cano.


En la misma zona, Mónica Carbo manifiesta que en esta época hay ciertos días en los que algunas familias no tienen para comer, porque los agricultores no pueden trabajar; también cierran las puertas para evitar el ingreso de las serpientes.

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