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La navegación por el río Blanco La barcaza turística pasa bajo el puente que divide a Quinindé.
Los niños del barrio La Puntilla corren descalzos la empinada calle de polvo, rumbo al embarcadero.
Desde la orilla del río Blanco, sobre las grandes piedras, observan a la distancia la primera barcaza turística del cantón Quinindé, en la provincia de Esmeraldas. Saludan emocionados levantando las manos. Los pasajeros devuelven el gesto.
La nave avanza despacio, a 20km/h y hace un giro de campana para poder encallar.
Antes de que toque tierra, los pequeños saltan a la parte delantera de la nave. Corretean por el primer piso, donde funciona un restaurante.
Ahí se ofrecen platos típicos, como pescado frito y corviche.
Los pasajeros pueden disfrutarlos en mesas de madera redondas, mientras observan el entorno natural.
Hay patos salvajes sumergiéndose en el agua verdosa. Pájaros merodeando las ramas de los árboles y animales domésticos tomando agua.
En el segundo piso de la barcaza, en cambio, hay un área de recreación con mesas y sillas plásticas. Además, un bar donde se ofrecen bebidas moderadas.
Desde los barandales de hierro, que están en los costados de la nave, los niños saludan a los turistas que se aprestan a conocer la barcaza.
Se inauguró el 4 de agosto pasado y busca ser otro atractivo turístico de Quinindé. También tiene cascadas, lagunas y ríos.
El Municipio invirtió USD 120 000 en la construcción de la nave. “Queremos que Quinindé se convierta en una ciudad destino y no solo de paso para las playas del sur de la provincia”, dice el alcalde Manuel Casanova.
El dinero que se recauda por las entradas (un dólar adultos y cincuenta centavos los niños) sirve para dar mantenimiento a la nave y cubrir los sueldos de la tripulación. Hay un capitán, tres auxiliares de navegación, cuatro salvavidas y el gerente de proyecto.
Aunque los niños de La Puntilla también se han convertido en tripulación, pero honoraria, porque son los primeros en abordar y los últimos en dejar la barcaza.
Ellos conocen de memoria el recorrido y lo comparten con los turistas. “El viaje dura una hora con quince minutos y se llega al balneario Telembí”, dice Jhonatan Fernández, de 9 años.
Él y sus amigos suelen bañarse en esa playa. Lo hacen con ropa. El sol de la zona se encarga de secarla en pocos minutos.
En el trayecto se mira a las mujeres de las comunidades cercanas lavando ropa en el río. A pocos metros, sus hijos practican clavados desde las piedras.
En el primer tramo del viaje, la barcaza cruza bajo el puente que separa a la antigua ciudad de Quinindé de la nueva, donde se han levantado las casas de las generaciones más jóvenes.
Hasta ahora, los principales usuarios de la barcaza son los pobladores. Pero se espera atraer a turistas de otras ciudades.
El proyecto de turismo fluvial comienza a tener acogida. En el último feriado por el 10 de Agosto, 1 071 personas hicieron el recorrido. “Algunos visitantes de la Sierra pararon en Quinindé para almorzar.
Entonces los dueños de los restaurantes y meseros les comentaron del atractivo y se quedaron a disfrutarlo”, dice Geovanny Intriago, gerente del proyecto. “Esperamos que, a mediano plazo, la embarcación pueda llegar hasta Viche, que es un referente para degustar de la gastronomía esmeraldeña”.
A los niños de La Puntilla les emociona la propuesta. Dicen que nadie puede decir que ha estado en Quinindé si no ha probado un encocado de guaña (pescado). Y ahora, tampoco sin haber navegado en una barcaza.
Los servicios
El pescado frito es preparado en la embarcación. El servicio de alimentación está a cargo de instituciones de ayuda social. Los recursos que se generan sirven para impulsar sus programas.
La barcaza también puede ser alquilada para compromisos privados. El 17 de agosto se celebró un cumpleaños por la noche.
Los viernes, la barcaza funciona de 12:00 a 18:00. Los sábados de 14:00 a 22:00 y los domingos de 10:00 a 18:00.
La Dirección de Turismo de Esmeraldas donó chalecos salvavidas y una embarcación para dar apoyo a la tripulación de la barcaza.
Fuente: EL COMERCIO*
Muy bueno!!!
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