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Un palo clavado al filo del abismo sostiene un pequeño ramo de flores semimarchitas. Está al costado de un camino de cuatro metros de ancho, que parece colgar de la cordillera.
Los carros pasan lentos por este sector, entre los cantones Pasaje y Chilla, en la zona montañosa del oriente de El Oro. Algunas personas llegan hasta el filo del precipicio. Intentan ver lo que quedó del bus de Trans. Chilla que el pasado 24 de agosto rodó casi 700 metros con un saldo trágico hasta ayer de 21 muertos y 8 heridos.
A la última víctima se la sepultó el pasado miércoles, luego de que pasara en terapia intensiva y falleciera el domingo. Al menos otros dos heridos continúan graves.
Las flores y una que otra huella de la caída del carro es lo que queda en el sitio. Ni siquiera los restos del bus se divisan en la profundidad de la peña.
Pero sí está vivo el dolor de los familiares de los fallecidos. Está vivo el temor de los conductores y pasajeros de esta vía que parte desde la Pasaje-Cuenca y se abre paso por los cerros y la neblina en un trayecto de 42 km hasta llegar al cantón Chilla, uno de los siete de El Oro ubicados en la parte alta y cuyos caminos tienen características de riesgo similares.
En la última semana de agosto en esa y en otra vía de esa zona se dieron dos accidentes de bus. La cifra trágica: 22 muertos y 30 heridos, el 22% del total de víctimas mortales que se registran en lo que va del año en el país en accidentes donde han estado involucrados buses interprovinciales e intercantonales, que suman hasta ayer 95 muertos y 231 heridos.
El volcamiento de Trans. Chilla es el segundo con más víctimas en el país en lo que va del año, luego del ocurrido el 19 de febrero pasado, cuando 34 personas fallecieron y otras 27 quedaron heridas al volcarse una unidad de la coop. Espejo, en la vía Ibarra-San Lorenzo.
En la zona alta de El Oro, hace una semana hubo también cuatro muertos más al volcarse un auto en la vía a Piñas. Estos hechos han reavivado el temor de los viajeros de esa zona.
Choferes, pasajeros y pobladores coinciden en que las vías estrechas, mal mantenidas, sin señalización y llenas de curvas son las causas principales de estos siniestros, sumados al mal estado de determinadas unidades y hasta la presencia de animales en las carreteras.
Las vías que comunican de Pasaje a Chilla, a Guanazán y a Abañín, son las de mayor riesgo. Solo en estas, desde el 2007 se han registrado cinco grandes accidentes de bus que han dejado unos 38 fallecidos. En casi todos, los carros rodaron cientos de metros al precipicio.
Entre estos constan el de la Trans. Chilla, del 24 de agosto, y el volcamiento de la coop. Guanazán, en la vía Pasaje-Abañín, con un muerto y 22 heridos, el día 25 de ese mes.
“Usted ve que poco hacen por arreglar esta vía; las autoridades locales no reclaman y nosotros estamos olvidados, con muchos peligros”, dice Alberto Guanuche Pacheco. Él es hijo de María Adela Pacheco, de 88 años, la víctima 21 del accidente de Trans. Chilla, quien luego de 10 días de agonía falleció el domingo último.
Alberto también perdió a su tío, Francisco, muerto al instante, aplastado por el bus. Con dos parientes muertos, reclama por mejores vías, señalización y control a los buses que viajan a este cantón asentado en lo alto de la cordillera de los Andes.
Pese a que la mayor parte de los 42 km de la vía de acceso a Chilla son asfaltados, el trayecto es estrecho, promedia los 4 metros de ancho, con peñas a un costado y abismos que van de los 200 hasta los 2.000 metros por el otro.
Hay curvas y pendientes sucesivas con escasa señalización. En los últimos diez días se ha procedido a señalizar con una franja amarilla el centro de la calzada. Pero apenas cubre un 5% del total de este camino, que tiene al menos cinco deslaves que sucedieron por las lluvias de mayo y que no han sido reparados hasta la fecha.
César Quichimbo, transportista, cita otro peligro: la presencia de ganado. Afirma que una vaca se habría cruzado y provocado que el bus de Trans. Chilla se vaya al abismo. Restos del animal han sido hallados en el sitio de la tragedia.
Similares características tienen las otras carreteras de la parte alta de El Oro. Similares peligros. Por eso, en una reunión entre autoridades del gobierno provincial, de los municipios de la parte alta, de la Agencia Nacional de Tránsito (ANT), Jefatura de Tránsito y de las cooperativas han acordado cinco acciones concretas para evitar más desgracias.
Estas van desde la revisión vehicular y capacitación a los conductores a un pedido clave; que las vías desde Quera a Chilla, Guanazán, Abañín y Uzhcurrumi, entre otras, pasen a formar parte de la red estatal, es decir, que dejen de pertenecer al gobierno provincial y sean del Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP).
Eso permitirá la inversión de recursos en el mejoramiento, según el alcalde de Chilla, Richard Cartuche.
El pasado martes, el director de la ANT, Mauricio Peña, estuvo en Machala y dispuso que las tres unidades de Trans. Chilla sean revisadas por Corpaire, en Cuenca. Eso se hará en adelante con otras cooperativas.
Sin embargo, los dirigentes anticipan que esa revisión dejaría fuera de circulación a la mayor parte de buses. Wilson Rivera, gerente de Trans. Victoria, que sirve de Arenillas a zonas rurales, dice que en el caso de su agrupación, de las 28 unidades solo pasarían 3, pues la exigencia de Corpaire de que la carrocería no haya sido modificada va contra los permisos que ellos tienen.
En la transportación intercantonal está permitido que los buses tengan hasta 20 años de vida útil. Por eso muchas unidades han sido adaptadas. “Si nos exigen, que el Gobierno nos dé facilidades para renovar los carros, pero no con la chatarrización, que pone muchas trabas”, refiere el dirigente.
Detalla que el promedio de pasaje en el transporte intercantonal es de 90 centavos. Una unidad rinde $ 80 al día; en conductor, oficial y combustible –asegura– se gastan $ 50. Entonces, con un ingreso promedio de $ 900 al mes, no se puede comprar carro nuevo, insiste.
Detalles: Algunos siniestros
Rutas de la muerte
El 20 de julio del 2007, los ocho ocupantes de un autobús de la cooperativa Trans. Guanazán fallecieron, luego de que el vehículo cayera a un barranco de unos 400 metros. El 10 de julio del 2008, una unidad de la cooperativa Pasaje cayó a unos 500 metros en una ladera de la vía Chilla-Pasaje, en el sector conocido como La Z.
Ocho personas murieron y hubo una decena de heridos. El 6 de marzo del 2011, nueve personas heridas dejó la caída de un autobús intercantonal a una pendiente en la ruta Pasaje-Guanazán.
Fuente: EL UNIVERSO*
Los carros pasan lentos por este sector, entre los cantones Pasaje y Chilla, en la zona montañosa del oriente de El Oro. Algunas personas llegan hasta el filo del precipicio. Intentan ver lo que quedó del bus de Trans. Chilla que el pasado 24 de agosto rodó casi 700 metros con un saldo trágico hasta ayer de 21 muertos y 8 heridos.
A la última víctima se la sepultó el pasado miércoles, luego de que pasara en terapia intensiva y falleciera el domingo. Al menos otros dos heridos continúan graves.
Las flores y una que otra huella de la caída del carro es lo que queda en el sitio. Ni siquiera los restos del bus se divisan en la profundidad de la peña.
Pero sí está vivo el dolor de los familiares de los fallecidos. Está vivo el temor de los conductores y pasajeros de esta vía que parte desde la Pasaje-Cuenca y se abre paso por los cerros y la neblina en un trayecto de 42 km hasta llegar al cantón Chilla, uno de los siete de El Oro ubicados en la parte alta y cuyos caminos tienen características de riesgo similares.
En la última semana de agosto en esa y en otra vía de esa zona se dieron dos accidentes de bus. La cifra trágica: 22 muertos y 30 heridos, el 22% del total de víctimas mortales que se registran en lo que va del año en el país en accidentes donde han estado involucrados buses interprovinciales e intercantonales, que suman hasta ayer 95 muertos y 231 heridos.
El volcamiento de Trans. Chilla es el segundo con más víctimas en el país en lo que va del año, luego del ocurrido el 19 de febrero pasado, cuando 34 personas fallecieron y otras 27 quedaron heridas al volcarse una unidad de la coop. Espejo, en la vía Ibarra-San Lorenzo.
En la zona alta de El Oro, hace una semana hubo también cuatro muertos más al volcarse un auto en la vía a Piñas. Estos hechos han reavivado el temor de los viajeros de esa zona.
Choferes, pasajeros y pobladores coinciden en que las vías estrechas, mal mantenidas, sin señalización y llenas de curvas son las causas principales de estos siniestros, sumados al mal estado de determinadas unidades y hasta la presencia de animales en las carreteras.
Las vías que comunican de Pasaje a Chilla, a Guanazán y a Abañín, son las de mayor riesgo. Solo en estas, desde el 2007 se han registrado cinco grandes accidentes de bus que han dejado unos 38 fallecidos. En casi todos, los carros rodaron cientos de metros al precipicio.
Entre estos constan el de la Trans. Chilla, del 24 de agosto, y el volcamiento de la coop. Guanazán, en la vía Pasaje-Abañín, con un muerto y 22 heridos, el día 25 de ese mes.
“Usted ve que poco hacen por arreglar esta vía; las autoridades locales no reclaman y nosotros estamos olvidados, con muchos peligros”, dice Alberto Guanuche Pacheco. Él es hijo de María Adela Pacheco, de 88 años, la víctima 21 del accidente de Trans. Chilla, quien luego de 10 días de agonía falleció el domingo último.
Alberto también perdió a su tío, Francisco, muerto al instante, aplastado por el bus. Con dos parientes muertos, reclama por mejores vías, señalización y control a los buses que viajan a este cantón asentado en lo alto de la cordillera de los Andes.
Pese a que la mayor parte de los 42 km de la vía de acceso a Chilla son asfaltados, el trayecto es estrecho, promedia los 4 metros de ancho, con peñas a un costado y abismos que van de los 200 hasta los 2.000 metros por el otro.
Hay curvas y pendientes sucesivas con escasa señalización. En los últimos diez días se ha procedido a señalizar con una franja amarilla el centro de la calzada. Pero apenas cubre un 5% del total de este camino, que tiene al menos cinco deslaves que sucedieron por las lluvias de mayo y que no han sido reparados hasta la fecha.
César Quichimbo, transportista, cita otro peligro: la presencia de ganado. Afirma que una vaca se habría cruzado y provocado que el bus de Trans. Chilla se vaya al abismo. Restos del animal han sido hallados en el sitio de la tragedia.
Similares características tienen las otras carreteras de la parte alta de El Oro. Similares peligros. Por eso, en una reunión entre autoridades del gobierno provincial, de los municipios de la parte alta, de la Agencia Nacional de Tránsito (ANT), Jefatura de Tránsito y de las cooperativas han acordado cinco acciones concretas para evitar más desgracias.
Estas van desde la revisión vehicular y capacitación a los conductores a un pedido clave; que las vías desde Quera a Chilla, Guanazán, Abañín y Uzhcurrumi, entre otras, pasen a formar parte de la red estatal, es decir, que dejen de pertenecer al gobierno provincial y sean del Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP).
Eso permitirá la inversión de recursos en el mejoramiento, según el alcalde de Chilla, Richard Cartuche.
El pasado martes, el director de la ANT, Mauricio Peña, estuvo en Machala y dispuso que las tres unidades de Trans. Chilla sean revisadas por Corpaire, en Cuenca. Eso se hará en adelante con otras cooperativas.
Sin embargo, los dirigentes anticipan que esa revisión dejaría fuera de circulación a la mayor parte de buses. Wilson Rivera, gerente de Trans. Victoria, que sirve de Arenillas a zonas rurales, dice que en el caso de su agrupación, de las 28 unidades solo pasarían 3, pues la exigencia de Corpaire de que la carrocería no haya sido modificada va contra los permisos que ellos tienen.
En la transportación intercantonal está permitido que los buses tengan hasta 20 años de vida útil. Por eso muchas unidades han sido adaptadas. “Si nos exigen, que el Gobierno nos dé facilidades para renovar los carros, pero no con la chatarrización, que pone muchas trabas”, refiere el dirigente.
Detalla que el promedio de pasaje en el transporte intercantonal es de 90 centavos. Una unidad rinde $ 80 al día; en conductor, oficial y combustible –asegura– se gastan $ 50. Entonces, con un ingreso promedio de $ 900 al mes, no se puede comprar carro nuevo, insiste.
Detalles: Algunos siniestros
Rutas de la muerte
El 20 de julio del 2007, los ocho ocupantes de un autobús de la cooperativa Trans. Guanazán fallecieron, luego de que el vehículo cayera a un barranco de unos 400 metros. El 10 de julio del 2008, una unidad de la cooperativa Pasaje cayó a unos 500 metros en una ladera de la vía Chilla-Pasaje, en el sector conocido como La Z.
Ocho personas murieron y hubo una decena de heridos. El 6 de marzo del 2011, nueve personas heridas dejó la caída de un autobús intercantonal a una pendiente en la ruta Pasaje-Guanazán.
Fuente: EL UNIVERSO*
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