domingo, 9 de enero de 2011

Riqueza biológica e histórica dividida en cuatro provincias

***SNN

EL UNIVERSO
Áreas protegidas


El sistema lacustre Anteojos, uno de los sitios representativos del área, está ubicado en la zona norte del Parque Nacional, en el cantón Salcedo, Cotopaxi.




 Una de las principales amenazas del Parque es la pesca ilegal. Se decomisan redes prohibidas para las prácticas recreativas.




 Las 184 especies de flora atraen a diferentes tipos de colibríes que se nutren del néctar de las flores.




 La historia narra que Cerro Hermoso, de 4.638 metros de altura, era el punto central de los rituales incas.




 El tapir de montaña forma parte de las 46 especies de mamíferos registradas en el Plan de Manejo.




  FOTO ACLARACIÓN: Fue tomada el 25 de agosto del 2010.




 La belleza y riqueza de los lagos en zona del Llanganates.


Cerro Hermoso, traducción de la palabra Llanganates, que da nombre a esta cordillera andina, es uno de los puntos más emblemáticos del pueblo inca, según cuenta la historia tradicional, pues era el lugar donde se realizaban los diferentes ritos ancestrales.


Hoy, ese cúmulo de tierra está dentro del Parque Nacional Llanganates (PNLL) y continúa atrayendo a turistas e investigadores que quieren sentirse cerca del sitio donde, supuestamente, el guerrero Rumiñahui escondió el tesoro de Atahualpa.


Pero esta formación geológica es solo uno de los atractivos del Parque, su riqueza biológica se destaca también en forma líquida. El PNLL, creado en 1996 y que ocupa parte de las provincias Cotopaxi, Tungurahua, Napo y Pastaza, está destinado a proteger el sistema lacustre de Pisayambo, por el extremo occidental, desde donde se puede llegar a miradores que permiten apreciar en toda su extensión las lagunas de Quilopaccha, hacia el norte, y Conchas Negras, Aucacocha, de los Leones y Yanacocha, hacia el sureste, entre otras formaciones rodeadas vegetación de páramo, almohadillas que absorben la humedad.


Sin embargo, pese a las riquezas ecológicas, a la presencia de cóndores, halcones y tucanes, todos en peligro de extinción, no existen investigaciones científicas actualizadas. El Plan de Manejo del área, elaborado en 1998, refiere la presencia de 231 especies de aves, 46 de mamíferos y 23 de anfibios y reptiles. Sobre esta base, la Unidad Internacional para la Conservación de la Naturaleza registra en el 2006 siete tipos de aves amenazadas, entre ellas están la pava carunculada y la tangara montana enmascarada.


El hogar del oso de anteojos es parte del primer corredor ecológico oficialmente nominado en Ecuador: Llanganates-Sangay, que en el 2005 fue declarado Regalo de la Tierra por la organización internacional World Wildlife Fund, máximo galardón que entrega esta entidad, en reconocimiento a la diversidad natural de la zona.


Sin embargo, durante un recorrido de este Diario, efectuado a mediados de diciembre en la parroquia San José de Poaló, del cantón Píllaro, Tungurahua, en uno de los ingresos controlados al Parque, moradores de la zona que prefieren mantener su nombre en reserva por temor a represalias comentan que comuneros ingresan a caballo por los senderos del área protegida para pescar y cazar.


Comentan incluso que hace unos años a través de la Junta Parroquial se denunció a funcionarios del Ministerio del Ambiente para que hagan el control, pero que recibieron amenazas para que no se revele a los infractores. Los pobladores coinciden que no pasó nada después de su aviso y que las actividades irregulares siguen.


El director de la Regional 3 del Ministerio del Ambiente, Hugo Paredes, admite que los ocho guardaparques que ahí laboran son insuficientes para realizar un control adecuado, cuando, según él, se necesitan 16. Añade que si, al menos, cuentan con ese número, es gracias a convenios con los municipios de Salcedo y Píllaro, y por el fondo de páramos del Gobierno Provincial de Tungurahua, instituciones que aportan con seis guardaparques que se suman a los dos contratados por el Ministerio de Ambiente.


Las 219.707 hectáreas del Parque se dividen en ocho tipos de vegetación: páramo herbáceo, de frailejones y de almohadillas, herbazal lacustre montano alto, bosque siempre verde montano alto, bosque de neblina montano, bosque siempre verde montano bajo y páramo pantanoso, cuyos suelos son extremadamente sensibles.


El Plan de Manejo del área refiere la quema de pasto y la pesquería ilegal como las principales amenazas. Paredes explica que los habitantes de las zonas aledañas propician la quema de pasto para generar el crecimiento de hierba fresca, alimento para el ganado. Mientras, la pesca furtiva, según el funcionario, representa una amenaza debido al tipo de captura que se realiza, por ejemplo, el uso de redes industriales, que arrasan con las especies en etapa juvenil, causa desequilibrio en las poblaciones de estos nadadores.


Pero Orley Ochoa, responsable del área, niega la recurrencia de actividades ilícitas dentro del área. Él refiere que aunque la presencia de ganado continúa deteriorando la frágil vegetación de los páramos, la cantidad de individuos ha disminuido gracias a la delimitación parcial de la zona, la presencia de guardaparques en sitios estratégicos y los programas de concienciación ejecutados.


Además destaca la reducción de la quema de bosque, indicando que solo entre agosto y septiembre del 2009 se dieron, en promedio, tres incendios semanales; mientras que en el 2010 se registraron cinco. Los incendios suelen ser provocados por los moradores, que buscan capturar conejos o generar nuevo pasto para el ganado.


Los logros que mencionan Paredes y Ochoa se deben, según coinciden, a los controles y decomisos de redes para pesca, y de especies capturadas, como loros, tortugas, boas, culebras, serpientes y monos, que cuando no han sido maltratados en forma severa ingresan al plan de reintroducción.


Ante las irregularidades en el control, el responsable del área, Orley Ochoa, pone el primer trimestre del 2011 como fecha tentativa para la presentación de un Plan de Manejo actualizado, donde se identificarán ejes de trabajo y acción que permitan reducir las amenazas, establecer límites con respecto al turismo, fomentar la conservación y estrategias para que el Parque siga siendo un humedal para la vida, por albergar más de 60 lagunas.


Mientras, Paredes explica que con respecto al avance de la frontera agrícola, otra de las amenazas, el próximo Plan de Manejo colocará como meta la delimitación física del área, que evite el ingreso de reses. Así como también incrementar los puestos de control y motivar la colaboración de la población aledaña para que dé aviso de la tala de madera en la zona de amortiguamiento, otro peligro reconocido que afecta sobre todo a las parroquias Río Negro y Río Verde del cantón Baños.


Además aclaró que los planes de manejo requieren una inversión mínima de $ 50.000, monto superior al presupuesto asignado el año anterior, que osciló entre los $ 19.000 y $ 22.000.


Acuerdos
A través de convenios con el fondo de páramos del Gobierno Provincial y la empresa Hidroagoyán, generadora de la central hidroeléctrica Pucará, que está dentro del Parque, se ejecutará un monitoreo del volumen de líquido que se extrae, para evitar sacar más agua de la que ingresa, para mantener el equilibrio hídrico.


Paredes reveló que si bien se tiene que monitorear por lo menos dos años el flujo de agua para tomar una decisión final, los resultados preliminares señalarán si se excede o no en la extracción del agua. Esta investigación es necesaria porque la laguna de Pisayambo “bajó demasiado”, según los datos de las estaciones que se instalaron a mediados de este año.






Aclaración
La imagen de la Reserva de Vida Silvestre El Pambilar que fue publicada el domingo 26 de diciembre en el reportaje 'Control y regulación, las deudas del 2010', que evalúa los problemas ambientales del país en el año anterior, fue tomada el 25 de agosto del 2010. En la publicación no se precisó esta fecha.

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