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EL UNIVERSO
‘Cruda realidad’ y narcos, reyes del rating
En noviembre pasado, delincuentes con fusiles irrumpieron en la pista del ingenio San Carlos para asaltar una avioneta con dinero, como en telenovela.
Con ratings que superan los 10 puntos, cuatro programas ajenos a los noticiarios dominan la parrilla nocturna de la televisión, con temáticas que muestran desde hechos coyunturales y realidades urbanas antes poco exploradas hasta casos y dramatizados sobre violencia, narcotráfico, sicariato y prostitución.
‘Ecuador insólito’, que transmite TC Televisión (canal incautado por el Estado), lidera el horario estelar (20:30) con notas que exhiben desde acontecimientos suscitados en la coyuntura noticiosa hasta curiosidades (casos de duendes, fantasmas y otros de corte sensacionalista). Según un reporte de ratings que manejan las estaciones televisivas, entre el 20 de diciembre del 2010 y el 14 de enero del 2011, este programa tuvo 17,5 puntos de teleaudiencia en Guayaquil y 14 en Quito.
Entre el 4 y el 14 de enero del 2011, le siguieron la telenovela Ojo por ojo, que transmite Ecuavisa, con 15,3 y 13,1 puntos en Guayaquil y Quito, respectivamente; el programa ‘En carne propia’, que emite Canal Uno, con 12,7 en Guayaquil, aunque en Quito solo alcanzó 2,9 puntos; y la telenovela Rosario Tijeras, que emite Teleamazonas, con 12,4 puntos en Guayaquil (no se emite actualmente en Quito).
Su aceptación entre los televidentes, a criterio del sociólogo Carlos Tutivén, obedece a que son formatos que se venden al público con la justificación de que se muestran aspectos de la realidad, aunque eso es falso, dice, porque la vida real es más compleja y variada.
“Creo que los medios están aprovechando una coyuntura un poco nefasta en donde, por un lado, cierto margen de la realidad efectivamente muestra un ámbito de convivencia violenta dominada por el narcotráfico, la delincuencia común, las mafias y el sicariato. Los medios olfatean que allí hay un buen negocio, porque es de los temas más atractivos para el ser humano y es una paradoja: queremos escapar de la violencia, sin embargo, nos atrae”, señala.
Aunque la Ley de Radiodifusión y Televisión, en su artículo 58, literal c, prohíbe a las estaciones promover la violencia física o psicológica, el racismo, el comercio sexual, la pornografía, el consumo de drogas y otros que afecten a la dignidad del ser humano; y el literal f, hacer apología de los delitos o de las malas costumbres, en pantalla hay más espacios que reflejan algunas de esas temáticas.
“Hoy está en boga la violencia espectacularizada”, añade Tutivén, para quien hay una frontera muy fina entre lo que el ciudadano percibe como realidad y ficción, porque se terminan naturalizando modelos, señala.
En ese sentido, la socióloga Pilar Pazmiño considera que dependiendo del receptor y del ámbito en que se desenvuelven, esas temáticas influyen. “De pronto hay personas con criterio formado y asimilarán los contenidos de forma madura o preferirán no ver estos programas, pero hay menores que los consumen. Y para los delincuentes son escuelas”, refiere.
En la consulta popular que impulsa el régimen, de hecho, se busca que la población diga si está de acuerdo con que se dicte una ley de comunicación que cree un Consejo de Regulación para normar la difusión de contenidos en televisión, radio y prensa, que contengan mensajes de violencia, explícitamente sexuales o discriminatorios.
El caso de ‘En carne propia’ es particular, pues su audiencia va más allá de la televisión. En Facebook tiene más de 31 mil seguidores que exponen sus comentarios cada noche en internet durante la transmisión del programa. Eso sí, recogen desde apreciaciones de lo que se presenta en la televisión hasta mensajes burlescos y violentos.
“Usted será testigo de hechos impresionantes” y “porque la cruda realidad es sorprendente” son frases del eslogan del programa ‘Sorprendente’, de RTS, que tiene en sus filas a los periodistas Jonathan Carrera y Mauricio Ayora, conocidos por su estilo peculiar para narrar los hechos de crónica roja. Aunque en rating alcanza 5,7 puntos en Guayaquil y 3,8 puntos en Quito, es una apuesta más hacia las producciones sensacionalistas.
Daniel Adler, experto internacional en seguridad, sostiene que los mensajes que recibe la población, en los que “se desvirtúa el bien contra el mal, donde se aprecia que a los malos les va bien, que los policías pierden o son más débiles, calan más en los ciudadanos con carencia social o económica”. Pero además, dice, inciden en la inseguridad, porque se incrementa la incredulidad hacia la autoridad.
En el 2009, cuenta Adler, participó de un estudio realizado en EE.UU. en el que se expuso el tema ‘Publicidad o agente encubierto’ y, con base en datos recopilados desde el 2002, reveló un crecimiento de delitos denominados Gplus (entra en esa categoría el ocurrido días atrás en Arizona, donde un joven disparó a varias personas, entre ellas una congresista).
Según ese análisis, en la mayoría de hechos delictivos y atentados en escuelas incidieron contenidos de programas de televisión y de internet que exponen el manejo de armas, explosiones de ira y venganzas.
Una pregunta sobre regular la difusión de contenidos violentos se incluye en la consulta popular que impulsa el régimen.
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