sábado, 15 de enero de 2011

La historia en arcilla

***SNN

Diego Palacios | VISTAZO


Doce murales en altorrelieve cuentan hechos trascendentales de la historia ecuatoriana. La obra más grande de este tipo hecha no solo en Ecuador sino tal vez en América.
La obra Arcilla de la Historia, de la pintora y ceramista Carmen Cadena, recrea la vida del país: son 12 murales en altorrelieve a gran escala –promedio de 6 y 8 metros cuadrados– hechos de arcilla; suman 70 metros cuadrados.


Los murales resumen pasajes importantes de la historia ecuatoriana como los pueblos pre colombinos y sus rituales chamánicos preparándose para la guerra o adorando al sol y las montañas. Abordan episodios de la conquista española. El mural sobre la Colonia muestra a la cruz como uno de los símbolos del apabullante colonialismo. Otro en cambio evoca el período de la ilustración con personajes como Eugenio Espejo, Pedro Vicente Maldonado, el padre Juan de Velasco, el sabio francés La Condamine y Alejandro de Humboldt. Representativo de la revolución del 9 de agosto de 1809 está el mural Próceres de la Independencia, y otros hablan de la Matanza del 2 de agosto de 1810 y de la gesta del 9 de octubre de 1820 en Guayaquil. Puede admirarse a Manuela Sáenz y Simón Bolívar; además, el episodio La Manumisión de los esclavos y la Revolución Alfarista. Finalmente están los murales Danza del Sincretismo y La Migración-Siglo XXI, donde se muestra el drama de la migración hacia el primer mundo, la tragedia de la deforestación de los bosques tropicales y la explotación petrolera. “En cada uno hay una crítica”, explica Carmen Cadena, graduada en la Facultad de Artes de la Universidad Central.


Arte como en 3D
Sólo tocando la obra, no basta con mirar, puede valorarse en su real dimensión esta monumental serie. Se sienten las texturas de los cuerpos, de las lanzas, del pelo de cada uno de los personajes, de la barba de los conquistadores, de la crin de los caballos….
“Se trata de la obra más grande de América y la única en su género y estilo. Eso está comprobado”, asegura la artista, quien recibió el Premio Universidad Central al Mérito Académico por mejor estudiante de Artes Plásticas en 2004.


Arcilla de la historia llama la atención por cómo fue producida. Después de hacer los bocetos de sus ideas, Carmen Cadena elaboró las gigantografías. Por otro lado mezcló la arcilla con papel y sobre una placa vertical modeló los volúmenes con la correspondiente perspectiva de la composición artística. El siguiente paso fue el cortar la pieza en pedazos para de inmediato iniciar el proceso de vaciado, es decir extraer del interior de la pieza la arcilla sin que pierda su forma exterior. Luego de reunificar el conjunto fue sometido, por tres días a una temperatura y humedad igual. Tras el secado por etapas, durante cuatro o cinco semanas, las piezas fueron quemadas a 1.029 grados centígrados. Finalmente vino el ensamble lo que dio como resultado el mural, sujeto a una base de madera y adherido en la pared. “Esta forma de hacer murales móviles, con la inventiva de aglutinar papel para lograr piezas livianas, no se había practicado antes”, comenta la escultora nacida en Atuntaqui, Imbabura. Para crear uno de los 11 murales se demoró cuatro meses. Toda la serie llevó cuatro años y medio.


Desde lo conceptual no es una mera réplica de un suceso histórico porque no está plasmada la visión de los historiadores. Por ejemplo, explica la artista, el mural Danza del Sincretismo simboliza la aceptación del indígena, el negro y el mestizo. “Es una visión del desajuste representado en el Palacio de Carondelet que representa la institucionalidad gubernamental. Siempre cayéndose, siempre renovando leyes pero al final de espaldas al pueblo”.


La obra en peligro
¿Cómo surgió la idea de contar la historia con murales escultóricos? Hace cinco años, cuando en una gira por varios países, donde visitó algunos museos, quedó deslumbrada por la obra del francés Auguste Rodin, uno de los escultores más importantes del siglo XIX y principios del XX. En Grecia observó cómo este país vive de su historia. Tal vez esto le permitió sensibilizar el espíritu y admirar con mayor objetividad el talento de los artistas.


Así fue como empezó a preguntarse por qué en Ecuador a algún artista no se le ha ocurrido plasmar la historia en un mural de altorrelieve. Aunque en principio creyó impensable realizar una obra de estas dimensiones, tomó la decisión de intentarlo como parte de su Maestría en estudios del arte en la Universidad Central.


El esfuerzo de esta artista no fue solo intelectual sino económico. Lo paradójico es que no ha tenido el apoyo suficiente de entes oficiales y ahora no descarta vender la obra por partes para pagar deudas. Arcilla de la Historia estará en el Centro de Convenciones Eugenio Espejo en Quito durante un año en comodato.

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