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Estos insectos son conocidos por los distintos colores y texturas de sus alas. Más allá del ámbito estético, las helicóneas cumplen un rol importante para el equilibrio del ecosistema a través de la polinización. La deforestación y el uso de pesticidas amenazan su existencia.
En la América antigua se creía que las mariposas eran almas de niños que partieron al más allá y que revoloteaban sus alas para alcanzar el infinito. Las ‘diosas del sol’, como algunos las denominan, cautivan por sus colores y diseños de sus alas.
En el mundo existen alrededor de 30 mil especies. Ecuador, en su territorio de 283.561 km², contabiliza más de tres mil, que viven especialmente en el noroccidente, y que miden entre dos milímetros hasta 30 centímetros.
Entre las especies conocidas se distingue la mariposa monarca (de tonalidad roja con puntos blancos, considerada como la reina), la mariposa tigre (rayas amarillas y negras) y las tandacuchas, que por su gran tamaño y color negro han sido estereotipadas como sinónimo de mala suerte.
Carolina Jijón, bióloga y directora del Jardín Botánico de la capital, indicó que Ecuador alberga el 20% de todas las especies de mariposas que existen en el planeta.
La experta destacó el rol trascendental que cumplen estos pequeños insectos con la polinización para el equilibrio y la biodiversidad de los ecosistemas.
“Muchas de ellas se alimentan de los néctares de las flores, esto causa la reproducción de las plantas. También son limpiadoras del planeta porque algunas se alimentan de ciertas sustancias que están en las heces y que son dañinas”, expresó.
Jijón mencionó el mecanismo de defensa de las mariposas. Por ejemplo, explicó que las helicóneas se alimentan de las hojas de pasiflora, que tienen altos contenidos de cianuro, muy tóxicos. Pero ellas, a la vez, se convierten en venenosas para sus depredadores.
“Es increíble entender cómo viven estos pequeños insectos”, manifestó Jijón.
Los principales depredadores de estas especies son: sapos, ratas, serpientes, arañas e incluso monos que se alimentan de los huevos de las mariposas y las orugas.
Aunque no existen estudios respecto al tiempo que viven las mariposas en relación con la edad humana, los biólogos estiman que su existencia puede tener una duración de 24 horas a seis meses. En cautiverio pueden vivir de 10 a 12 días, si se encuentran en óptimo estado.
Las especies que se alimentan de polen, como el caso de las helicóneas, son más longevas.
AL AIRE LIBRE
En las 500 mil hectáreas del Parque Nacional Sangay viven mariposas en varios tipos de clima: húmedo, frío y tropical.
Mientras que Mindo, al noroccidente del país, alberga también a más de 2.000 especies. En su entorno se las puede admirar en sus cuatro fases: huevo, oruga, crisálida y mariposa.
Jijón indicó que existen algunas especies en peligro de extinción en Ecuador y en el mundo. A su criterio, existen dos motivos.
La deforestación y la ampliación de la frontera agrícola provocan la pérdida de la cubierta vegetal. “Hay menos plantas, que son el hábitat y la alimentación de las mariposas, y asimismo el sitio donde depositan sus huevos”, expresó la bióloga.
Añadió que el uso indiscriminado de pesticidas en la agricultura también provoca la disminución de la población de mariposas.
Tanto la Baronia brevicornis, la más antigua del planeta y propia de México, al igual que la mariposa azul, declarada especie protegida en Estados Unidos, están en peligro de desaparecer.
EN CAUTIVERIO
Hoy concluye la exposición ‘Un jardín de mariposas’ en el Jardín Botánico de Quito, donde revolotean alrededor de 500 individuos de 12 tipos de helicóneas.
Para las exposiciones hay un equipo destinado a envolverlas y llevarlas al lugar de exhibición. Se las coloca en sobres muy delicados para luego abrirlos y liberarlas.
En los cautiverios, la temperatura ideal para una mariposa es de 24 a 29 grados (humedad). Si las exposiciones son realizadas en lugares fríos, durante las noches se conecta un calefactor, tal como se realiza en el Jardín Botánico de Quito.
Es la primera vez que Aracely Noguera (24 años) mira tan cerca a las mariposas. Está maravillada porque una de ellas se ha posado en su celular por más de diez minutos. “Es increíble ver la diversidad de mariposas, sus colores, texturas. Además, su convivencia con la naturaleza, con las plantas y los diversos pisos climáticos. Conocerlas me hace apreciar la naturaleza”.
Juan Diego Bucheli es psicólogo y observa más de 30 mariposas búho, denominadas así por el diseño que semeja ojos en la parte posterior de las alas. Ellas descansan en el tallo de una palmera bajo la sombra. “Es impresionante apreciar el comportamiento de estos animales y mirar también desde un sentido estético a las especies”.
El joven de 22 años enfatizó la labor de polinización que cumplen las mariposas, con la finalidad de ayudar a otras especies vegetales a reproducirse. “Esta función es vital para el planeta, sin ellas y otros insectos quizá las plantas no vivirían”.
En este sitio capitalino y también en otros mariposarios del país se colocan plantas, como las tupirrosas, para que las mariposas puedan tomar el polen. También se las alimenta con esponjas de agua azucarada, rodajas de naranja y otras frutas en estado de putrefacción.
Fuente: EL TELÉGRAFO
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