viernes, 29 de noviembre de 2013

LA TRAMPA DE LAS HIDROELÉCTRICAS

***SNN



POR Xiomara Navas Carbo


Es menester reconsiderar la idea de convertir a nuestro país en un exportador de hidroenergía, ya que las represas alteran enormemente el orden natural de los ríos, provocando la destrucción de humedales, la extinción de especies animales y vegetales, la alteración de la capacidad de autoregulación de la cuenca, el desplazamiento forzado de personas, entre muchos otros impactos.


Consciente de la vulnerabilidad energética durante los meses de estiaje en la vertiente oriental donde operan las principales centrales hidroeléctricas del país y de la necesidad de ir reduciendo la dependencia de los combustibles fósiles, no creo que la solución sean nuevas represas en la otra vertiente ni seguir obstruyendo más ríos en ninguna parte del país. 


Especialmente ahora que con el calentamiento global se  prevé una alteración de los caudales de todos los ríos en el planeta, agudizándose los aluviones y las bajas de caudales.



Más aconsejable sería optimizar las represas ya existentes, limpiándolas y manejando adecuadamente las cuencas aportantes con reforestación y recuperación de la vegetación nativa. También fortalecer políticas públicas que fomenten el ahorro de energía. 


En este punto llamo a reflexionar sobre el concepto de “progreso” en una realidad marcada por el calentamiento global, el derretimiento de los glaciares, el incremento de movimientos sísmicos, la extinción acelerada y creciente de especies vegetales y animales, la aparición de plagas, pestes y enfermedades y los escandalosos niveles de sobre-consumo y despilfarro de las sociedades actuales. 


La Tierra no la heredamos de nuestros antepasados, solo la tomamos prestada de nuestros hijos. 


El costo de “país exportador de hidroenergía” es demasiado alto. Entregamos nuestros ríos para apuntalar un estilo de vida acelerado y caótico cada vez más distante de la naturaleza, en vez de trabajar por un progreso paulatino, equilibrado y respetuoso. “La rana no se bebe el estanque en el que vive”.



Antes de construir más hidroeléctricas consideremos que:
“Nada altera tanto al río como una represa. El embalse es la antítesis del río – la esencia del río es fluir;  la del embalse, su inmovilidad. Un río libre es dinámico, siempre cambiante, erosionando su lecho, depositando limo, buscando un nuevo curso, desbordando sus orillas”, también secándose en partes pero siempre llegando al mar. 


Y es a la orilla de los ríos donde se han desarrollado los asentamientos y culturas humanas. Esto nos indica cuán vitales son los ríos para el progreso de nuestras sociedades, una razón más por la cual llamo a mantenerlos en su estado libre y natural. 



Fuente: EL DIARIO



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