domingo, 1 de julio de 2012

Galápagos, el gran refugio de gigantes

***SNN





Una de las especies gigantes que quedan en las islas Galápagos. La vegetación es importante para la supervivencia.



Se fue de manera sorpresiva. Un día antes era el ejemplo vivo de resistencia y de lucha por la conservación de una especie que desapareció de la Tierra por la acción del hombre.

Era el único sobreviviente de la especie Chelonoidis nigra abingdoni, las tortugas gigantes de la isla Pinta, en Galápagos. Por eso se ganó el calificativo de solitario. Era George, el solitario.

Más tarde se ratificó el apelativo por no dejar descendencia, pese a los intentos de reproducción sin éxito.

La ciencia, la tecnología, la experiencia, los recursos económicos y humanos se pusieron a disposición de George hasta antes de su muerte por vejez, según los resultados de la autopsia. Con su partida se termina el linaje de una familia de gigantes. Extinción total.

Pero aún sobreviven otras diez especies de gigantes en Galápagos, que requieren de atención para evitar su desaparición. Los registros también mencionan una especie más, que habita en la isla Aldabra, en el archipiélago de Seychelles, ubicado en el océano Índico.

El Parque Nacional Galápagos (PNG) reconoce catorce especies originarias. Tres de las cuales se habían extinguido antes de la muerte de George. De esas tres, dos desaparecieron por la acción del hombre y una por erupciones volcánicas.

Ahora hay cinco especies en los volcanes de la isla Isabela y las otras cinco están repartidas en el resto del archipiélago, que debe su nombre a estas gigantes, conocidas como Galápagos. Se calcula que existen entre 15.000 y 20.000 tortugas.


Un ejemplar reproducido en cautiverio. Esto ha evitado la extinción de especies, como la de la isla Española (C. hoodensis).
 
 
Científicos dedicados al estudio de estas gigantes creen que, hace más de un siglo, había unas 200.000 tortugas. Las galápagos fueron parte de los estudios de Charles Darwin, en el siglo XIX, cuando verificaba su teoría de la evolución de las especies mediante la selección natural. En ese entonces identificó que los caparazones de estos reptiles tenían variaciones entre una isla y otra.

Los bucaneros (conocidos como piratas) y los balleneros fueron, en sus inicios, los principales depredadores de las tortugas gigantes (y de otras especies nativas) durante los siglos XVII y XVIII, según los escritos de la época, que recogen parte de las cartas de los viajeros.

En ese tiempo, la mayoría de las tortugas fueron utilizadas para la alimentación durante los largos viajes que hacían los bucaneros y balleneros. Eran subidas (sacadas de su hábitat natural) y llevadas vivas en las embarcaciones como provisiones, ya que las tortugas podían estar sin comer doce meses y sin beber seis meses.

El tamaño y el peso de las gigantes influían también para considerarlas alimentación del hombre. Su tamaño alcanzaba hasta 1,50 metros y su peso superaba los 200 kilos. Otros las utilizaban para colección (adornos) o como trofeos.

A través de los diarios de los balleneros del siglo pasado se estima que entre 100.000 y 200.000 tortugas fueron capturadas en menos de 50 años. La mayoría sirvió de alimento.

En esos viajes, algunas tortugas fueron trasladadas de una isla a otra. Y en esas mismas travesías se introdujeron varias especies de animales como chivos, ratas, hormigas, chanchos, asnos, perros, que más tarde acabaron con varios números de las gigantes, con sus crías y con el medio ambiente.




Fue una segunda depredación, originada también por el hombre. Algunos animales, por ejemplo, los chanchos o cerdos, destruyeron los nidos de las tortugas y se comieron los huevos, así como las crías pequeñas.

A la par del consumo de las gigantes, los animales introducidos destruyeron el hábitat, pues competían por el mismo territorio, como las cabras. Estas arrasaron con las plantas y vegetación existentes, que eran el alimento de las tortugas.

La tierra de George, la isla Pinta, es una muestra de esta destrucción. Basta un ejemplo. Ahí, en 1959 se introdujeron dos cabras y diez años después el número llegó a 5.000. Eso hizo que la tierra quedara desierta. Fue la época de supervivencia entre los animales.

George logró sobrevivir. El biólogo estadounidense Joseph Vagvolgyi lo vio el 1 de diciembre de 1971, reza la información oficial del Parque Nacional Galápagos (PNG). De ahí se organizó su rescate. En 1972 se lo trasladó de su tierra desierta a la estación científica Charles Darwin, en la isla Santa Cruz.

A partir de ahí se intensificaron los estudios y los proyectos que existían para salvar las tortugas. Antes, en 1960, empezaron a ejecutarse los programas de cría y reproducción en cautiverio. Esto, una vez que en 1959 Ecuador declaró al 97% del área terrestre del archipiélago como Parque Nacional.

George fue siempre la inspiración de la comunidad local y extranjera en los 40 años que se conoció de su existencia. Fue imagen internacional. Su historia inspiró a escritores, científicos, literarios y cineastas...

Y mientras esto sucedía, sus parientes se repoblaban en otras islas. Por ejemplo, en la Española quedaron solo dos machos y doce hembras en 1960, después de que las cabras arrasaran con la vegetación existente y cambiara la tipología del suelo.

A estos sobrevivientes se les llevó a cautiverio para su reproducción. Se les unió otro macho, Diego, de la misma especie, que estaba en un zoológico de EE.UU. Medio siglo después se ven resultados. En Española hay unas 1.000 tortugas.

Como estas gigantes viven entre 100 y 150 años, los resultados son a largo plazo, pues su reproducción es lenta, explica Linda Cayot, científica estadounidense de la organización Galapagos Conservancy, dedicada al estudio y a la conservación. Ella llegó a las islas en 1981 para realizar un doctorado (PHD) sobre las tortugas de Santa Cruz y Pinzón.


Cayot conoció a George en ese año y tuvo contacto directo con esta gigante desde 1988 hasta 1997. Fue parte del equipo que intentó hacer reproducir al sobreviviente de Pinta.


La investigadora dice que ahora las poblaciones de tortugas gigantes están en mejores condiciones que cuando empezó a funcionar el Parque Nacional, pero que aún falta “mucho por hacer”. Uno de los logros fue la erradicación de algunas especies como chivos y chanchos, así como la repoblación de ciertas especies.


Considera que ahora hay entre el 10% y 20% del número original de gigantes. Pero el problema no es solo de ejemplares. Sino de la reconstrucción del espacio natural.

Por ejemplo, en la isla Española aún tienen problemas con la repoblación de la vegetación como el cactus, el principal alimento de las gigantes, que fue exterminado por las cabras.

En la isla Pinzón, en cambio, las ratas negras introducidas todavía no permiten la repoblación de las tortugas.

En la isla Isabela, en el sector del volcán Wolf se descubrió que hay bastantes especies híbridas, tras el análisis de sangre de más de 1.600 tortugas. Se cree que en los balleneros se llevaron las tortugas de una isla a otra. Ahí se encontraron especies con “algo de genes” de la isla Pinta.


Así como unas 80 tortugas con linaje (casi el 50%) de la especie de la Floreana, que se creía había desaparecido por completo en 1850. Los científicos mantienen la esperanza de encontrar tortugas puras en el volcán Wolf, porque los híbridos tienen un promedio de 20 años. Es decir, hay la posibilidad de que sus padres “puros” aún estén con vida.

Es difícil saber con exactitud la edad de cada tortuga, como el caso de George. Se pueden hacer estimaciones con las placas (las líneas en las placas) hasta unos diez años, indica Cayot. “Más allá de diez años puede decir si es joven, adulto o viejo. Probablemente las tortugas viven hasta 150, quizás hasta 200 años. (Pero) no vamos a saber (eso) con seguridad hasta que mueran las tortugas producidas en cautiverio –no durante nuestras vidas–”, agrega.


Cronología: Rescate de especies

1960 hasta la actualidad
Se inician los programas de crianza en cautiverio para las tortugas gigantes. Así como el exterminio de las especies introducidas. La primera isla incluida fue la Pinzón, devastada por las ratas negras. En 1978, las islas son declaradas Patrimonio Natural de la Humanidad.

1993 - 2012
Llegan dos hembras de la isla Isabela a hacerle compañía a George. Se buscaba la reproducción. Estuvieron quince años. Los huevos que se lograron resultaron infértiles. En el 2011 cambian las compañeras de George. Eran de la isla Española. Tampoco hubo descendencia.

2007-2008
Los investigadores identificaron que una tortuga en la isla Isabela tenía el 50% de los genes de la tortuga de Pinta. Era una descendiente de primera generación.


Enero del 2012
Un estudio de la Universidad de Yale, EE.UU., anuncia el hallazgo de genes de la Chelonoidis elephantopus, que se creía extinta. Esto tras encontrar rastros genéticos de la especie en el ADN de su descendencia híbrida.






Fuente: EL UNIVERSO*



No hay comentarios:

Publicar un comentario