***SNN
El 25 de octubre de 1997. Quiñónez (der.) derrotó a Willy Drive y ganó el título continental en la plaza de toros Quito.
A Jaime Quiñónez siempre le gustaba tener a mano un par de vendas limpias, un bucal desinfectado, guantes, zapatillas y un ‘boxer’ antes de sus entrenamientos. Una tarde de junio de 1992, en el entonces gimnasio de boxeo del estadio Olímpico Atahualpa, se dio cuenta que le faltaba el último implemento y se fastidió.
Aún así, acudió al camerino y se cambió de vestimenta. Luego, regresó a la pista, golpeó con violencia uno de los ‘sacos’ del gimnasio y lo destrozó. Su entonces esposa, Carmen Zambrano, lo acompañaba y recuerda la escena: “Al ver el golpe, un niño que estaba presente atinó a decir: ¡Qué bestia! ¡Este es una bestia!”.
Al entrenador Rene James le llamó la atención el grito del niño y decidió popularizar el apodo. Desde entonces, el esmeraldeño pasó a ser conocido simplemente como ‘La Bestia’ Quiñónez.
El sobrenombre lo acompañó desde sus inicios en el boxeo rentado hasta el sábado de la semana pasada, cuando fue asesinado a cuatro tiros por sicarios. Una muerte siniestra para un púgil que conquistó un título continental y que, en los noventa, acaparaba más fama que el propio Segundo Mercado, quien disputó dos títulos mundiales. La noche que falleció, Quiñónez tenía 39 años.
En 1992, la aparición del deportista en el país fue novedosa y despertó al boxeo del ostracismo. Lo confirma el periodista Salvador Landeta, quien siguió de cerca su carrera profesional.
Quiñónez se inició en los pesos pesados, categoría en la cual no existían talentos en el deporte de los puños en el país. Por su corpulencia (medía 1,80 metros y pesaba entre 225 y 230 libras), los aficionados creían que podría derrotar a sus rivales de un solo golpe, cuenta Landeta.
En junio de 1992, James vio el potencial del púgil y aceptó entrenarlo para convertirlo en campeón mundial, un anhelo que el esmeraldeño tuvo desde su adolescencia en Quinindé, su ciudad natal. El técnico argentino estaba de paso en el país y se alistaba a viajar a Curazao, Brasil, y decidió quedarse para preparar al talento.
“Jaime consiguió empresarios que me adelantaron tres sueldos para que lo entrenara. Recibí unos USD 3 000 y desde ahí me radiqué en Ecuador”.
En octubre de ese año, James organizó la despedida del amateurismo de su pupilo. Para eso, programó un combate entre el esmeraldeño y Luis Jiménez, quien fue ‘noqueado’ en el segundo asalto en un repleto Coliseo Julio César Hidalgo de la capital.
Ese combate auguró una carrera promisoria en el profesionalismo que solo tuvo brillo con el título continental ante el estadounidense Willy Driver. Fue en la Plaza de Toros de Quito y el ecuatoriano ganó por KO.
Según los familiares de Quiñónez, el tricolor llegó a disputar unas 22 peleas en el ámbito profesional.
Pero la Comisión de Boxeo Profesional, presidida por Pedro Bedón, solo registra 10 combates. Se basa en los datos de Boxrec, un portal de ranking de boxeo que sirve como requisito para combatir en los Estados Unidos.
Bedón aclara que existen carteleras que no cumplen las reglas y se realizan en sitios donde no hay control. Por eso, no existe un dato oficial del número de peleas.
La última pelea de Quiñónez ocurrió en octubre del 2009 cuando perdió ante el nacional Living Castillo. A sus amigos íntimos no les gusta recordarla porque, para ese día, estaban previstos rivales brasileños que nunca se presentaron. “A Jaimito se le notaba con falta de preparación física y sin respuesta. Living fue superior y se enojó porque Jaimito no ofrecía lucha”, relata Beber Espinoza, amigo y ‘sparring’ de la ex figura ecuatoriana.
Antes de la pelea, en el camerino, ‘La Bestia’ alentó a ‘Maxi’ James, quien disputó la lucha de semifondo. Él lo recuerda con aprecio y como un deportista que tenía la estima muy alta. “Siempre me decía que Barcelona y él eran los más conocidos del país...”.
En algunos combates tenía el apoyo de sus hijos Jaime, de 18 años; Diego (16) y Adaluz. También procreó con Fanny Pazmiño a David, de siete años.
La falta de más peleas impidió que Quiñónez llegara a disputar un título mundial, coinciden su hermano Constanzo y Landeta. Esto, pese a que el boxeador tenía “una buena pegada, buena cintura y era contragolpeador. Quizás le faltaba técnica, pero siempre iba para adelante”, describe Humberto Toledo, quien fue su amigo íntimo y ‘sparring’.
Bedón, además, repara que el tricolor tuvo un descenso en su carrera entre el 2000 y el 2009. En esa época ya alternaba su profesión con actividades como guardaespaldas y comerciante (administró un restaurante en el norte de Quito).
Formó parte de los “hombres de seguridad” de los ex presidentes Sixto Durán Ballén y Fabián Alarcón, del empresario Álvaro Noboa y de ex diputados como Alfonso Harb.
El ‘Pocho’ Harb revela que esos trabajos eran temporales y que apreciaba mucho al boxeador. De hecho, ambos salían a practicar el boxeo por las noches, en el parque La Carolina, en Quito.
Eso sí, Quiñónez siempre estuvo vinculado al espectáculo, la fama y el deporte. “Quizás no llegó a ser campeón mundial, pero sí fue un campeón en las relaciones públicas y las amistades con personas poderosas y tenía carisma ante la prensa. Era más famoso que Mercado”, refiere Landeta.
‘Una llamada lo sacó de casa’
La tarde del sábado 14, Jaime Quiñónez hizo bromas con su hijo David. También bromeó con su pareja, Fanny Pazmiño, y su hijastra Micaela Cerón, en su hogar, en el sur de Quito. “Estaba feliz porque escuchó la propaganda del concierto que quería organizar del colombiano Diómedes Díaz”.Así lo cuenta Micaela.
La joven revela que esa tarde, a las 18:30, Quiñónez recibió una llamada telefónica. Y, tras contestar su móvil, contó que debía salir de su casa para afinar el espectáculo del artista. El acto ya tenía una fecha: 31 de agosto.
La organización de eventos artísticos era una de las últimas actividades del ex púgil. También quería convertirse en mánager de boxeadores y organizar su despedida y la de su amigo Segundo Mercado. Esto se lo contó a René y ‘Maxi’ James, hace un mes.
En julio, también se dedicaba a brindar seguridad a funcionarios públicos, dice uno de sus amigos. Sin embargo, esto no lo confirmaron sus familiares.
Ellos eludieron el tema y recordaron a Quiñónez como una buena persona y que, por su fama, tenía amistades con hombres poderosos. También concuerdan en que no había motivo para que lo asesinaran.
Su hijo Diego fue el único que hizo una revelación. El joven, que también se dedica al boxeo, contó que hace dos semanas notó preocupado a su progenitor.
La Unidad de Criminalística de la Policía realiza las investigaciones del asesinato. El caso está en la Fiscalía especializada en Garantías y Personas de Pichincha.
La investigación es reservada, pero el abogado Juan Campaña hizo una advertencia. “Los autores intelectuales están en pánico. Saben lo que le estoy diciendo: ¿Quién peca más: el que peca por la paga o el que paga por pecar”.
El Ministerio del Interior anunció, la semana pasada, que ya tenía una hipótesis del móvil del asesinato.
El púgil ecuatoriano ganó nueve títulos nacionales y uno continental
1973
Nació el 22 de enero de 1973 en Quinindé Esmeraldas. Sus padres (ya fallecidos) nacieron en el departamento de Nariño, Colombia: María Teresa Rodríguez y David Constanzo Quiñónez.
1986
A los 13 años viajó con sus padres y sus hermanos (tuvo 12) a Colombia. En ese país, aprendió a boxear con los consejos de su hermano Felipe. Él lo motivo para que se dedicara al deporte.
2002
Inició formalmente su carrera como profesional y ganó un título continental y un trofeo latino. Antes, en el amateurismo fue seleccionado de Esmeraldas y logró campeonatos nacionales.
2009
En octubre de ese año, disputó su última pelea ante Living Castillo y la perdió. Luego, se dedicó a otras actividades. Sin embargo, él quería hacer una última pelea de despedida del boxeo.
Sus mentores
René James. El argentino fue entrenador de la ‘Bestia’ Quiñónez cerca de 19 años.
Segundo Mercado. El ex boxeador fue amigo de la ‘Bestia’. Le enseñó el gancho al hígado.
Luis La ‘Cobra’ Buitrón. Lo conoció en el gimnasio del Atahualpa y fue su amigo personal.
Fuente: EL COMERCIO*
Aún así, acudió al camerino y se cambió de vestimenta. Luego, regresó a la pista, golpeó con violencia uno de los ‘sacos’ del gimnasio y lo destrozó. Su entonces esposa, Carmen Zambrano, lo acompañaba y recuerda la escena: “Al ver el golpe, un niño que estaba presente atinó a decir: ¡Qué bestia! ¡Este es una bestia!”.
Al entrenador Rene James le llamó la atención el grito del niño y decidió popularizar el apodo. Desde entonces, el esmeraldeño pasó a ser conocido simplemente como ‘La Bestia’ Quiñónez.
El sobrenombre lo acompañó desde sus inicios en el boxeo rentado hasta el sábado de la semana pasada, cuando fue asesinado a cuatro tiros por sicarios. Una muerte siniestra para un púgil que conquistó un título continental y que, en los noventa, acaparaba más fama que el propio Segundo Mercado, quien disputó dos títulos mundiales. La noche que falleció, Quiñónez tenía 39 años.
En 1992, la aparición del deportista en el país fue novedosa y despertó al boxeo del ostracismo. Lo confirma el periodista Salvador Landeta, quien siguió de cerca su carrera profesional.
Quiñónez se inició en los pesos pesados, categoría en la cual no existían talentos en el deporte de los puños en el país. Por su corpulencia (medía 1,80 metros y pesaba entre 225 y 230 libras), los aficionados creían que podría derrotar a sus rivales de un solo golpe, cuenta Landeta.
En junio de 1992, James vio el potencial del púgil y aceptó entrenarlo para convertirlo en campeón mundial, un anhelo que el esmeraldeño tuvo desde su adolescencia en Quinindé, su ciudad natal. El técnico argentino estaba de paso en el país y se alistaba a viajar a Curazao, Brasil, y decidió quedarse para preparar al talento.
“Jaime consiguió empresarios que me adelantaron tres sueldos para que lo entrenara. Recibí unos USD 3 000 y desde ahí me radiqué en Ecuador”.
En octubre de ese año, James organizó la despedida del amateurismo de su pupilo. Para eso, programó un combate entre el esmeraldeño y Luis Jiménez, quien fue ‘noqueado’ en el segundo asalto en un repleto Coliseo Julio César Hidalgo de la capital.
Ese combate auguró una carrera promisoria en el profesionalismo que solo tuvo brillo con el título continental ante el estadounidense Willy Driver. Fue en la Plaza de Toros de Quito y el ecuatoriano ganó por KO.
Según los familiares de Quiñónez, el tricolor llegó a disputar unas 22 peleas en el ámbito profesional.
Pero la Comisión de Boxeo Profesional, presidida por Pedro Bedón, solo registra 10 combates. Se basa en los datos de Boxrec, un portal de ranking de boxeo que sirve como requisito para combatir en los Estados Unidos.
Bedón aclara que existen carteleras que no cumplen las reglas y se realizan en sitios donde no hay control. Por eso, no existe un dato oficial del número de peleas.
La última pelea de Quiñónez ocurrió en octubre del 2009 cuando perdió ante el nacional Living Castillo. A sus amigos íntimos no les gusta recordarla porque, para ese día, estaban previstos rivales brasileños que nunca se presentaron. “A Jaimito se le notaba con falta de preparación física y sin respuesta. Living fue superior y se enojó porque Jaimito no ofrecía lucha”, relata Beber Espinoza, amigo y ‘sparring’ de la ex figura ecuatoriana.
Antes de la pelea, en el camerino, ‘La Bestia’ alentó a ‘Maxi’ James, quien disputó la lucha de semifondo. Él lo recuerda con aprecio y como un deportista que tenía la estima muy alta. “Siempre me decía que Barcelona y él eran los más conocidos del país...”.
En algunos combates tenía el apoyo de sus hijos Jaime, de 18 años; Diego (16) y Adaluz. También procreó con Fanny Pazmiño a David, de siete años.
La falta de más peleas impidió que Quiñónez llegara a disputar un título mundial, coinciden su hermano Constanzo y Landeta. Esto, pese a que el boxeador tenía “una buena pegada, buena cintura y era contragolpeador. Quizás le faltaba técnica, pero siempre iba para adelante”, describe Humberto Toledo, quien fue su amigo íntimo y ‘sparring’.
Bedón, además, repara que el tricolor tuvo un descenso en su carrera entre el 2000 y el 2009. En esa época ya alternaba su profesión con actividades como guardaespaldas y comerciante (administró un restaurante en el norte de Quito).
Formó parte de los “hombres de seguridad” de los ex presidentes Sixto Durán Ballén y Fabián Alarcón, del empresario Álvaro Noboa y de ex diputados como Alfonso Harb.
El ‘Pocho’ Harb revela que esos trabajos eran temporales y que apreciaba mucho al boxeador. De hecho, ambos salían a practicar el boxeo por las noches, en el parque La Carolina, en Quito.
Eso sí, Quiñónez siempre estuvo vinculado al espectáculo, la fama y el deporte. “Quizás no llegó a ser campeón mundial, pero sí fue un campeón en las relaciones públicas y las amistades con personas poderosas y tenía carisma ante la prensa. Era más famoso que Mercado”, refiere Landeta.
‘Una llamada lo sacó de casa’
La tarde del sábado 14, Jaime Quiñónez hizo bromas con su hijo David. También bromeó con su pareja, Fanny Pazmiño, y su hijastra Micaela Cerón, en su hogar, en el sur de Quito. “Estaba feliz porque escuchó la propaganda del concierto que quería organizar del colombiano Diómedes Díaz”.Así lo cuenta Micaela.
La joven revela que esa tarde, a las 18:30, Quiñónez recibió una llamada telefónica. Y, tras contestar su móvil, contó que debía salir de su casa para afinar el espectáculo del artista. El acto ya tenía una fecha: 31 de agosto.
La organización de eventos artísticos era una de las últimas actividades del ex púgil. También quería convertirse en mánager de boxeadores y organizar su despedida y la de su amigo Segundo Mercado. Esto se lo contó a René y ‘Maxi’ James, hace un mes.
En julio, también se dedicaba a brindar seguridad a funcionarios públicos, dice uno de sus amigos. Sin embargo, esto no lo confirmaron sus familiares.
Ellos eludieron el tema y recordaron a Quiñónez como una buena persona y que, por su fama, tenía amistades con hombres poderosos. También concuerdan en que no había motivo para que lo asesinaran.
Su hijo Diego fue el único que hizo una revelación. El joven, que también se dedica al boxeo, contó que hace dos semanas notó preocupado a su progenitor.
La Unidad de Criminalística de la Policía realiza las investigaciones del asesinato. El caso está en la Fiscalía especializada en Garantías y Personas de Pichincha.
La investigación es reservada, pero el abogado Juan Campaña hizo una advertencia. “Los autores intelectuales están en pánico. Saben lo que le estoy diciendo: ¿Quién peca más: el que peca por la paga o el que paga por pecar”.
El Ministerio del Interior anunció, la semana pasada, que ya tenía una hipótesis del móvil del asesinato.
El púgil ecuatoriano ganó nueve títulos nacionales y uno continental
1973
Nació el 22 de enero de 1973 en Quinindé Esmeraldas. Sus padres (ya fallecidos) nacieron en el departamento de Nariño, Colombia: María Teresa Rodríguez y David Constanzo Quiñónez.
1986
A los 13 años viajó con sus padres y sus hermanos (tuvo 12) a Colombia. En ese país, aprendió a boxear con los consejos de su hermano Felipe. Él lo motivo para que se dedicara al deporte.
2002
Inició formalmente su carrera como profesional y ganó un título continental y un trofeo latino. Antes, en el amateurismo fue seleccionado de Esmeraldas y logró campeonatos nacionales.
2009
En octubre de ese año, disputó su última pelea ante Living Castillo y la perdió. Luego, se dedicó a otras actividades. Sin embargo, él quería hacer una última pelea de despedida del boxeo.
Sus mentores
René James. El argentino fue entrenador de la ‘Bestia’ Quiñónez cerca de 19 años.
Segundo Mercado. El ex boxeador fue amigo de la ‘Bestia’. Le enseñó el gancho al hígado.
Luis La ‘Cobra’ Buitrón. Lo conoció en el gimnasio del Atahualpa y fue su amigo personal.
Fuente: EL COMERCIO*
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