Ocurrió cerca a la curva de Santa Rosa, cantón Mejía, en la Pana Sur
La Policía presume que el conductor del bus se quedó dormido y se fue contra la camioneta.
Como acordeón quedó la camioneta blanca de la cooperativa de transportes Saquisilí, luego de ser brutalmente impactada por un bus interprovincial de la compañía Alóag.
Los cuatro ocupantes del carro liviano murieron decapitados como consecuencia del impacto, mientras que las seis personas que iban en el bus resultaron heridas.
La Panamericana Sur, a la altura del barrio La Joya, cantón Mejía, fue escenario de muerte. Cerca de las 05:40 de ayer, en una curva poco pronunciada, la camioneta, de placa XIA-147, circulaba en sentido norte-sur, mientras que el pesado vehículo, de placa PUB-540, venía del lado contrario.El micro no giró completamente en la curva y se fue de frente contra el carro, empujándolo varios metros hasta la cuneta. La pesada carrocería no pudo detenerse y fue a parar al barranco.
“Me desperté con el golpe”, dijo Hugo Chiquito, pasajero del bus que partió desde Santo Domingo de los Tsáchilas hasta la terminal terrestre de Quitumbe, al sur de Quito.
“Tuvimos que salir por las ventanas para pedir ayuda”, mencionó Lefi Quilla, otra pasajera que viajaba junto a su yerno, Bryan Estepa, rumbo al mercado Chiriyacu, donde tiene un local de venta de mariscos.
Chiquito y Quilla sufrieron traumas cráneo encefálicos. Los heridos fueron atendidos por paramédicos del Cuerpo de Bomberos y Samur, quienes los trasladaron a diferentes casas de salud en la capital.
Entre los lesionados se encontraría el conductor de la unidad de transporte, sin embargo, otras personas aseguraron que se dio a la fuga. La Policía no confirmó el dato.
“Fue realmente estremecedor ver cómo quedaron los cuerpos de las víctimas dentro de la cabina de la camioneta”, dijo Christian Rivera, de Samur.
Los socorristas buscaron entre las pertenencias de los fallecidos algún documento que permitiera establecer su identidad. Solo hallaron la cédula de Luis Aníbal Quinatoa Gualpa, nacido el 1 de mayo de 1967, oriundo en la localidad de Tanicuchí, provincia de Cotopaxi.
De los demás difuntos no pudieron encontrar nada. Únicamente determinaron que se trataba de dos mujeres y un hombre.
Conforme avanzaban los minutos, el lugar se llenó de gente. Ahí apareció Blanca Torres, familiar de Quinatoa, quien explicó que el señor se dirigía hacia Latacunga, luego de haber dejado a su esposa en el Mercado Mayorista de Quito, donde vende chochos los fines de semana. La mujer no supo reconocer a los otros fallecidos. Presume que talvez eran personas que lo contrataron para que los lleve a alguna parte.
Entre las hipótesis que maneja la Policía sobre lo sucedido es que posiblemente el chofer del bus se quedó dormido, así lo indicó el teniente Christian Espinosa, de la Jefatura de Tránsito de Mejía.
Rivera indicó que al momento de atender a los pasajeros heridos le manifestaron que al arribar a la parroquia de Alóag el conductor cedió el control del bus a su ayudante.
Sacar a la pesada carrocería del barranco tomó más de seis horas y se necesitó la fuerza de dos winchas jaladas por dos camiones. El tráfico se paralizó todo ese tiempo.
Los cadáveres fueron trasladados a la morgue de Machachi. Hasta allá llegaron familiares y amigos de Aníbal. Indicaron que desde hace dos años se dedicaba a realizar fletes en Latacunga y sus alrededores. Ninguno de ellos se explica quiénes eran las otras personas que fallecieron en el accidente.
En medio de lágrimas y dolor dijeron que piensan poner una demanda contra el chofer del bus. Los restos de Aníbal Quinatoa serán velados en le barrio Chilcapamba, en Tanicuchí.
Fuente: EXTRA*
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