Dicen que esto (el proceso fiscal donde está vinculado el asambleísta de Sociedad Patriótica Galo Lara) es persecución política. Nosotros solo pedimos justicia para nuestros muertos.


Es terrible recordar aún ahora cómo mataron a mi hijo Carlos Humberto, a mi nuera Silvia y a mi nietito de 3 años.

A mi hijo de 36 años lo golpearon, degollaron y tiraron al río. A mi nuera la violaron, masacraron, acuchillaron y también la arrojaron al río.

Lo mismo hicieron con mi nieto Carlitos. Y después de eso fueron y quemaron la casa. ¿Con qué razón? ¿Para que no haya evidencia? Dicen que esto (el proceso fiscal donde está vinculado el asambleísta de Sociedad Patriótica Galo Lara) es persecución política. Nosotros solo pedimos justicia para nuestros muertos.

Dicen que Carolina L. (ex conviviente de Lara detenida junto a otras tres personas por su presunta vinculación con el triple crimen) es inocente, pero allí están las pruebas contra ella, en el expediente. Si la justicia investiga y salen a flote las verdades, sabrá cómo castigarla. E

lla tenía una relación con mi hijo, mucho antes de que se conociera con el asambleísta, al menos unos 15 años antes. Ella buscaba a mi hijo a mi casa, y se lo llevaba a Guayaquil.

La familia de Carolina ha vivido en Quinsaloma (cantón del noroeste de Los Ríos donde el pasado 4 de agosto se registró el asesinato de la familia) por más de 20 años en paz con nosotros, que tenemos tierras allá. Pero cuando conoció a Lara, mire lo que pasó con mi hijo después.

Mi hijo dejó de relacionarse con Carolina. Se hizo de su esposa y tuvieron los tres niños: el varoncito que me lo mataron y dos niñas. Pese a eso, Carolina siempre lo llamaba a mi hijo, le decía que dejara a su esposa, le metía en la mente que mi nuera andaba con otros hombres.

Ya después mi hijo se empezó a dar cuenta de que no era verdad lo que Carolina le decía. Por ello, le pidió a ella que no lo molestara más.

Mi hijo administraba nuestra finca en Quinsaloma. Él era muy preocupado de sus hijos, salía de la finca y les traía cosas acá en Babahoyo. El día en que fue asesinado, mi esposo tenía intenciones de ir a visitarlo a la finca.

Ese día, sin embargo, no pudo porque estaba recién operado y mi otra hija le recomendó que no vaya. Ese día tuve una fuerte corazonada, de que algo malo iba a pasar.

Cuando nos dijeron que se incendiaba la casa de la finca, donde vivía mi hijo, nos fuimos toditos en el carro inmediatamente. Cuando llegamos todo estaba quemado. Buscamos en el interior y no encontramos a mi hijo, Entonces fuimos a buscarlo al río, con la Policía, y fue ahí cuando ya vimos la sangre.

Carlos Humberto ya había tenido altercados con Galo Lara, por los celos que este señor tenía de Carolina. Es que mi hijo y Carolina todavía se veían.

La defensa de Carolina dice que nosotros pagamos USD 20 000 a los detenidos para que dijeran en la Fiscalía que ella era culpable. ¿Cómo se imaginan que vamos a tener ese dinero ?

Dos meses antes de que asesinaran a mi hijo, también mataron a un primo de Carolina, ahí mismo en Quinsaloma. No sé si ese asesinato tenga relación con el crimen de mi hijo.

Creo que se hizo justicia con la detención de esa mujer (Carolina L. esta recluida en la Penitenciaría del Litoral desde enero).

La Justicia deberá determinar lo que suceda con el asambleísta Lara. Yo no salgo con temor de mi casa, porque tengo a Dios por delante. Vamos a realizar una marcha, la semana que viene si es posible, porque aquí la gente está indignada con ese crimen.

El papá de Carolina es hermano de mi esposo, somos familia, pero ahora yo no quiero saber nada con esa gente que mató a mi hijo, y a mi nieto. No se dan cuenta el dolor que estamos sufriendo.


Testigo protegido

La Fiscalía dispuso que se brindara resguardo policial permanente para la madre del campesino asesinado en Quinsaloma junto con su esposa.

El resguardo policial también se extendió para Álex C., quien rindió su versión dentro del proceso. El testigo acusó al asambleísta Lara de un asesinato registrado en Los Ríos.

Según Álex C., Lara habría amenazado de muerte a Humberto L., antes de que este fuera asesinado con su esposa.




Fuente: EL COMERCIO*