lunes, 2 de agosto de 2010

Los ídolos distraen, no orientan

***SNN
El Universo

José Mario Ruiz Navas
jmruizn@easynet.net.ec

Ídolo es algo o alguien que, sin ser Dios, es presentado como inmaculado. Los ecuatorianos hemos elaborado algunos ídolos, presentando leyendas, o también medias verdades, como historia. Abdón Calderón es grande; se lo irrespeta convirtiéndolo en leyenda para que brille el ídolo, se señalan las manchas y solo las manchas de adversarios ideológicos. Se ha eludido la exigencia de fundamentar “virtudes” y “crímenes” en documentos y la de presentarlos en su contexto histórico.

En carta a un compañero de armas, Bolívar no tenía motivo para fingir; en ella Bolívar expresa sus sentimientos para los quiteños, más en concreto para los ecuatorianos de la Sierra.

Transcribo parte de una carta de Bolívar al general Francisco de Paula Santander, al que algunos presentan como un mentalizador del asesinato del Mariscal Sucre; quien, como primer Presidente del naciente Estado ecuatoriano, no hubiera permitido, y menos aún fomentado, el cercenamiento territorial de Popayán y Pasto.

Esta carta, fechada en Pativilca 7 de enero de 1824, consta en la página 8 del cuarto de los diez volúmenes de Cartas del Libertador, Edición de Vicente Lecuna, en Caracas 1929:

“Además, no quiero encargarme tampoco de la defensa del Sur [actual Ecuador], porque en ella voy a perder la poca reputación que me resta con hombres tan malvados e ingratos. Yo creo que he dicho a Usted, antes de ahora, que los quiteños son los peores colombianos. El hecho es que siempre lo he pensado y que se necesita un rigor triple que el que se emplearía en otra parte. Los venezolanos son unos santos en comparación de esos malvados. Los quiteños y los peruanos son una misma cosa: Viciosos hasta la infamia y bajos hasta el extremo. Los blancos tienen el carácter de los indios y los indios son todos truchimanes, todos ladrones, todos embusteros, todos falsos, sin ningún principio de moral que los guíe. Los guayaquileños son mil veces mejores”.

Los historiadores pueden ayudarnos a entender estas afirmaciones en su contexto.

Los héroes sacados de su contexto histórico, moldeados de acuerdo a ideologías, son irrespetados, son usados. Hechos ídolos, no motivan a las sucesivas generaciones.

Pienso que la mejor manera de honrar a Bolívar es presentarlo como un grande personaje en la historia, humano grande con sus luces y sombras; no ídolo moldeable, de acuerdo a intereses e ideologías.

En cuanto a sus afirmaciones, se puede decir que Bolívar pasó por la Sierra ecuatoriana, sin conocer a los pueblos originarios con su cultura milenaria. Tampoco conoció a los quiteños de la epopeya del 10 de Agosto de 1809. Iniciada en Quito, la independencia política fue sellada años después con el concurso de americanos de otras latitudes, porque los dirigentes quiteños fueron exterminados en 1810. A falta de estos dirigentes, el naciente Estado ecuatoriano fue guiado inicialmente por venezolanos; de los que no se podía esperar la valoración y respeto de la cultura quiteña, especialmente de su historia.

Además del ligero conocimiento de los valores quiteños, mestizos e indígenas, señalo que las afirmaciones de Bolívar, por hiperbólicas, se relativizan solas.

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