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Texto: politica@elcomercio.com
Con ‘Expiación’, el texto de Ian McEwan en las manos, Diego Cornejo observó la presentación del libro ‘El Gran Hermano, historia de una simulación’.
Este libro recopila toda la investigación que los periodistas Juan Carlos Calderón y Christian Zurita publicaron el año pasado sobre el escándalo de los contratos de Fabricio Correa con el Estado.
Cornejo se ubicó en la última fila del salón Cambridge II, en el Hotel Dann Carlton, donde hubo más de 40 asistentes. Él y Calderón se conocen desde 1994. En abril de ese año lanzaron el suplemento de investigaciones, Blanco y Negro, de diario Hoy.
“Fue con la denuncia de los mármoles del Hotel Quito”, dijo Calderón y Cornejo, periodista y escritor, le contradijo: “No. Fue con el cuento de cómo se hace un diputado. Tengo buena memoria”. Ambos rieron.
El salón era pequeño. Cabían 30 sillas y diez personas de pie. Por eso daba la impresión de que hubo buena convocatoria.
El escenario de siempre: una mesa larga, micrófonos, los autores del libro y Xavier Michelena, de Paradiso Editores.
Para Calderón y Zurita, el nuevo libro es una reivindicación del periodismo, un tributo al oficio “vilipendiado desde el poder”. Además, la oportunidad para “ampliar, profundizar y relacionar los hechos”, en torno a los contratos de las empresas vinculadas a Fabricio, el mayor de los Correa, pero no el ‘Gran Hermano’.
El tema fue tratado en cinco entregas en diario Expreso, de Guayaquil, en junio del 2009, bajo el título ‘Fabricio Correa, El holding’. Entonces, en esa unidad de investigación trabajaban además de Zurita, María Elena Arellano, Mario Avilés, dirigidos por Calderón, ex editor general.
Los escritores pidieron no olvidar que el Presidente de la República defendió a su hermano durante las tres semanas posteriores a la publicación. También que Expreso confirmó un perjuicio de USD 80 millones para el Estado, aunque la Contraloría habló de USD 167 millones. Calderón dijo que hasta se pudiera haber llegado a la cifra de USD 600 millones, publicada este año por EL COMERCIO.
“Las cifras no han sido desmentidas”, subrayó mientras movía las manos que chocaban con la pasta del texto. Precisamente, sobre la frase “Prohibido olvidar”, acuñada por el Primer Mandatario y que fue incluida en la portada.
El libro consta de 460 páginas; se imprimieron 5 000 ejemplares. Para darle forma al texto Zurita, quien aún trabaja en Expreso, contó que desde noviembre pasado empezaron a armar el rompecabezas completo.
“Existimos profesionales que queremos jugarnos por este país. A veces al periodismo le falta la posibilidad de expresar todos los temas. Un libro la brinda”.
Junto a los micrófonos de los canales de televisión: Uno, GamaTV, RTS, RTU y TC Televisión, estaban 4 ejemplares del libro.
En ellos sobresalía una gran fotografía del Presidente y su firme mirada de advertencia, similar a la que le plantó a Álvaro Uribe, luego del ataque a Angostura.
La portada también incluye una pequeña imagen, en el costado izquierdo, de Fabricio.
La proporción de las dos fotos en la portada tiene un mensaje claro para los autores: El Gran Hermano no es Fabricio sino el Presidente. ¿Por qué? Esto lo cuentan las páginas de la obra.
Uno de los asistentes a la rueda de prensa fue Carlos Andrés Vera, el hijo del ahora activista político y ex presentador de televisión.
No resistió la tentación de preguntar. “¿Hubo un circo mediático alrededor de los dos hermanos, de sus diferencias públicas?”.
Calderón señaló que “Fabricio hasta ahora tiene total libertad de pasearse y decir lo que le da la gana. Nadie lo persigue, él es el mayor pero no el Gran Hermano”.
También estuvieron el caricaturista de El Universo, Xavier Bonilla, conocido como Bonil y el analista político Francisco Rocha.
Cornejo fue quien les ayudó a pensar en un subtítulo para el libro. ‘El Gran Hermano, historia de una simulación’.
¿Hay o no tongo entre los dos Correa? Para Cornejo, “el poder hizo una serie de simulaciones, el tongo sigue, no hay un encausado”. Calderón dice que el libro explica cómo, desde los cerebros de la comunicación gubernamental, se posicionó la imagen de Fabricio, como la de Caín, el hermano que traicionó al Presidente.
“Es Abel versus Caín, blanco y negro, el bueno y el malo”. Por eso sus autores esperan que el Presidente lea el libro y que el lector descubra si hubo o no tongo...
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