lunes, 30 de agosto de 2010

¡LA MUERTE!!!!

***SNN
eldiario.com.ec
Opinión / Eduardo Aráuz Fernández

Sabemos decir en son de broma que se está muriendo gente que antes estaba viva, o que se murió por primera vez, etc.

Y así de pronto bajo este tema que no debe temerse, se amenizan tertulias entre amigos y conocidos. Todos nosotros más tarde o más temprano, vamos a morir, aceptarlo es la mejor manera de estar preparado para la vida. Nuestra existencia terminará acabando un día y debemos reconocer que se nos ha concedido vivir siempre el momento presente.

Mientras respiremos tenemos que agradecer la maravillosa oportunidad de servir y ayudar a nuestros semejantes, de ser buena gente, de realizar buenas obras, y no sufrir envidiando, de no otorgar demasiada importancia a alguien odiándolo, de entender que la medida del amor es amar sin medidas. Si hemos cumplido correcta y honestamente nuestra misión en la vida, no debemos asustarnos, más bien debemos ser gratos con el Creador por permitirnos entrar en su reino de paz, tranquilidad y eternidad.

Entonces, a la muerte no se le debe temer. Tenemos que convencernos que es algo natural, lógico y necesario para la renovación y evolución de la especie humana. Hay la creencia que cuando nacemos está comenzando la vida, en realidad el día de nuestro nacimiento es el primer día de acercarnos a la muerte. Morir es terminar de nacer. No debemos olvidar que nuestra vida, querámoslo o no, está orientada a la eternidad.

Cuando la muerte llegue, nuestro cuerpo iniciará su verdadero descanso eterno, y se habrá cerrado un inexorable ciclo al que todos los humanos debemos someternos, aceptarlo y con dignidad afrontarlo. Por lo tanto, la muerte es la coronación de nuestra carrera y nuestra huella será trascendente, dependiendo de cuán grande y profunda sea.

La muerte de alguien bueno y querido solamente se hace real cuando ya nadie más se acuerda de él. Mientras tengamos vida, fuerzas, debemos aprovechar para alcanzar no fortunas, sino luchar supremamente para lograr la felicidad, por ser amados y amar, por tener salud mental y física, por ganarnos el afecto y reconocimiento de los demás. Si desarrollamos así nuestra existencia terrenal, por qué temerle a lo inexorable; realmente ahora después del medio siglo de vida lo pienso así, pero claro hay que agradecer que aún se vive, máxime si como dice un gran amigo después de los 50 años el que no tiene achaques y dolencias es porque está muerto.


Finalmente quiero recordar un pensamiento apache: “Hoy es un día tan bueno como cualquier otro para dejar este mundo”.

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