lunes, 30 de agosto de 2010

¿callar o revelar?

***SNN
rubendariobuitron

Veinticuatro horas después de la decisión que tomamos de publicar la fotografía del único sobreviviente y testigo de la masacre en la frontera entre México y Estados Unidos, la sala de Redacción aún se estremece con el debate acerca de la pertinencia ética de aquella decisión.

El debate es apasionante e infinito.

¿Pusimos en peligro al testigo y a su familia al publicar su rostro, en unos casos directamente, y en otros "pixelado" (es decir, con los típicos cuadritos que ocultan el rostro de los personajes?

¿Lo pusimos en peligro frente a quiénes? ¿A los coyoteros, que deben conocerlo muy bien? ¿A quienes intentaron matarlo junto a los 72 migrantes?

¿Es responsabilidad de los medios o de las autoridades estatales proteger a los testigos?

Si los coyoteros conocen muy bien a sus "clientes" (recordemos que hacen el negocio directamente con ellos antes de enrumbarlos hacia la frontera), ¿qué gana la sociedad al no conocer el rostro del testigo?

Si el Estado o los estados tienen programas de protección a testigos, ¿no sería a ellos a quienes les corresponde actuar inmediatamente?

¿Cómo ayudamos mejor? ¿Ocultando la realidad o revelándola?

Si no publicamos, ¿salvamos nuestra conciencia? ¿Es suficiente salvar la conciencia o, a veces, hay que arriesgar esa conciencia por una verdad que debe ser revelada?

Yo no tengo respuestas a muchas de esas preguntas. Pero me juego, en este caso, por relevar una realidad que a pocos les interesa que sea expuesta.

Porque cuando sentimos el zarpazo de un hecho tan espeluznante, la realidad nos recuerda que no es cierto que las cosas han cambiado. Que no es cierto que los ecuatorianos pobres ya no aspiran a marcharse del país en busca de un futuro más digno. Que no son ciertas muchas cosas que nos dicen que son ciertas.

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