La oposición debe comprender que los ecuatorianos deploran el golpismo y que en más de una oportunidad han demostrado su adhesión por el respeto al pronunciamiento de las mayorías en las urnas
Por: Oswaldo Ávila Figueroa
Desesperadas maniobras de la oposición contra Correa
No se descarta otra intentona golpista o atentado contra el líder de la Revolución Ciudadana, Rafael Correa, como la última alternativa para boicotear la democrática reelección presidencial e interferir en el proceso de las reivindicaciones que inició Alianza PAIS con el beneplácito de los ecuatorianos.
La oligarquía y otros sectores reaccionarios, convencidos del masivo apoyo popular y de la victoria de Correa en la jornada cívica de 2013, ya comenzaron en complicidad con la “prensa independiente” a sortear maniobras en diversas direcciones, desprestigiar la pureza del sufragio, minimizar los grandes acontecimientos del régimen y a forjar el fantasma de que el país se encamina a una dictadura constitucional”.
En forma disimulada para protegerse de juicios por difamación o calumnia, ahora le dicen al Mandatario “el nuevo rey, pero dentro del marco de la ley, para que nadie lo pueda tildar de “Nerón, autócrata, sátrapa, déspota, tirano, como le llaman los malos”.
En el fondo, el miedo atenaza a los articulistas conspiradores, que sienten con tristeza la pérdida de sus privilegios. No cesan de insultar y formular acusaciones sin pruebas contra el Gobierno socialista siglo XXI.
Como respuesta, el conductor del cambio, Rafael Correa, durante la multitudinaria concentración de grupos sociales, en su apoyo, precisó “enfrentamos a enemigos poderosos y cuidado con los infiltrados financiados por Estados Unidos que están como lobos disfrazados de corderos, para boicotear los procesos sociales. Formuló un llamado a los jóvenes a organizarse para contribuir en la lucha por un Ecuador de paz, trabajo y libre de miseria.
El panorama electoral es clarísimo y transparente. Los grupos partidistas de la oposición, con sus diversos tintes y disfraces, se movilizan en busca de espacios en la asamblea para seguir disfrutando de las utilidades, que devienen de su política como negocio.
En el país funciona el régimen democrático con el eje de un Presidente que asumió el poder por mandato popular en elecciones libres. Se garantiza la libertad de reunión y la existencia de partidos políticos.
Los medios privados de comunicación y los periodistas laboran, sometidos, más bien, a la línea impuesta por los dueños de esas empresas periodísticas, pero eso sí, dentro de la ley y la ética. Se espera y es anhelo ciudadano que la compaña electoral se desarrolle en un escenario de tolerancia, sin odio ni agresión a la dignidad de los candidatos.
La oposición debe comprender que los ecuatorianos deploran el golpismo y que en más de una oportunidad han demostrado su adhesión por el respeto al pronunciamiento de las mayorías en las urnas.
Fuente: EXTRA*
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