Fiebre amarilla. Los hinchas barcelonistas se agolparon en la avenida 9 de Octubre y sus alrededores para festejar la clasificación de su equipo a la final.
La identidad social y la transmisión de padres a hijos forman parte de la respuesta
Para lo que se había conseguido, la celebración parecía desmesurada. Ganar la primera etapa del torneo nacional de fútbol, si bien aseguraba el pase a la final y a la Copa Libertadores, no implicaba haber ganado ningún título. Y a diferencia de pasadas ocasiones, esta vez no había la épica victoria en el partido final y decisivo; sino más bien una derrota...
¿Por qué entonces tanta euforia desatada en todo el país? ¿Por qué esa marea amarilla que inundó las calles de Guayaquil y de las principales ciudades del país?
Para el sociólogo Napoleón Velasteguí, la razón es que Barcelona es un ícono de identidad. Sus primeros triunfos como club y la destreza de sus históricos jugadores crearon un vínculo entre el equipo y la fanaticada, que hacen que esta se mantenga e incremente, pese a las derrotas.
"Barcelona ha ido construyéndose a través de sus jugadores... Aquellos que nacieron en cunas populares; ese triunfo y el hecho de no olvidar sus raíces construyeron en sus hinchas una identidad cultural propia", expresa.
De ahí, que "las pérdidas, malas administraciones o malas rachas del equipo, no lo desestabilizaron, porque simplemente Barcelona va mucho más allá del deporte".
Pero, ¿por qué la euforia se da a nivel nacional?, "porque sus triunfos y jugadores fueron admirables y eso sembró la fidelidad en sus hinchas, no solo guayaquileños, sino de todas las regiones", destaca el sociólogo Carlos Mejía.
Agrega que la unión y la identidad deportiva de Barcelona han hecho que su fanaticada crezca.
Velasteguí añade que el aumento de sus hinchas es proporcional a la natalidad y crianza poblacional; es decir, "si alguien es barcelonista, lo transmite de generación en generación y así la pasión no se estanca".
Para el psicoanalista Antonio Aguirre, la algarabía fue el producto de una sensación de recuperación tras años de frustración acumulada.
"Son varios años que (Barcelona) no tiene un éxito importante, entonces había una doble celebración; primero por lo actual y también por la larga temporada que estuvo excluido de los primeros puestos".
Por ello, dice, la reacción es uno de los comportamientos humanos más comunes y no debería provocar sorpresa.
Con él concuerda la psicóloga Lorena Durán. Considera que Barcelona es una institución culturalmente arraigada en los ecuatorianos, al punto que, un triunfo, puede satisfacer las muchas necesidades de victoria del hincha. "El fenómeno es interesante porque pese a la derrota es una victoria. Hay una relación afectiva", opina.
La psicóloga Adela Subía duda de usar la palabra "triunfo" aunque el país lo vivió así. Atribuye estas reacciones a un deseo reprimido de los hinchas. "Se puede ubicar un tema de identificación fuerte del ciudadano hacia el equipo y extrapolar el tema a su vida, puesto que la suma de pequeñas derrotas, en definitiva, te llevan a obtener logros mayores".
Los aficionados tienen también sus razones, que a veces coinciden y en otras difieren de los análisis de los expertos. Pero en todo caso, todas son válidas. Después de todo, es algo que no lo han podido explicar ni sus propios hinchas, como lo reconoce el coro de una de las canciones del equipo que dice: "Ídolo, cómo te explico cómo te amo yo...".
Fuente: EXPRESO*
¿Por qué entonces tanta euforia desatada en todo el país? ¿Por qué esa marea amarilla que inundó las calles de Guayaquil y de las principales ciudades del país?
Para el sociólogo Napoleón Velasteguí, la razón es que Barcelona es un ícono de identidad. Sus primeros triunfos como club y la destreza de sus históricos jugadores crearon un vínculo entre el equipo y la fanaticada, que hacen que esta se mantenga e incremente, pese a las derrotas.
"Barcelona ha ido construyéndose a través de sus jugadores... Aquellos que nacieron en cunas populares; ese triunfo y el hecho de no olvidar sus raíces construyeron en sus hinchas una identidad cultural propia", expresa.
De ahí, que "las pérdidas, malas administraciones o malas rachas del equipo, no lo desestabilizaron, porque simplemente Barcelona va mucho más allá del deporte".
Pero, ¿por qué la euforia se da a nivel nacional?, "porque sus triunfos y jugadores fueron admirables y eso sembró la fidelidad en sus hinchas, no solo guayaquileños, sino de todas las regiones", destaca el sociólogo Carlos Mejía.
Agrega que la unión y la identidad deportiva de Barcelona han hecho que su fanaticada crezca.
Velasteguí añade que el aumento de sus hinchas es proporcional a la natalidad y crianza poblacional; es decir, "si alguien es barcelonista, lo transmite de generación en generación y así la pasión no se estanca".
Para el psicoanalista Antonio Aguirre, la algarabía fue el producto de una sensación de recuperación tras años de frustración acumulada.
"Son varios años que (Barcelona) no tiene un éxito importante, entonces había una doble celebración; primero por lo actual y también por la larga temporada que estuvo excluido de los primeros puestos".
Por ello, dice, la reacción es uno de los comportamientos humanos más comunes y no debería provocar sorpresa.
Con él concuerda la psicóloga Lorena Durán. Considera que Barcelona es una institución culturalmente arraigada en los ecuatorianos, al punto que, un triunfo, puede satisfacer las muchas necesidades de victoria del hincha. "El fenómeno es interesante porque pese a la derrota es una victoria. Hay una relación afectiva", opina.
La psicóloga Adela Subía duda de usar la palabra "triunfo" aunque el país lo vivió así. Atribuye estas reacciones a un deseo reprimido de los hinchas. "Se puede ubicar un tema de identificación fuerte del ciudadano hacia el equipo y extrapolar el tema a su vida, puesto que la suma de pequeñas derrotas, en definitiva, te llevan a obtener logros mayores".
Los aficionados tienen también sus razones, que a veces coinciden y en otras difieren de los análisis de los expertos. Pero en todo caso, todas son válidas. Después de todo, es algo que no lo han podido explicar ni sus propios hinchas, como lo reconoce el coro de una de las canciones del equipo que dice: "Ídolo, cómo te explico cómo te amo yo...".
Fuente: EXPRESO*
No hay comentarios:
Publicar un comentario