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El diccionario de la Real Academia Española define a la caricatura como un dibujo satírico en el que se deforman las facciones y el aspecto de alguien
Entre la exageración, el cuestionamiento y la crítica, la caricatura política se ha convertido en uno de los instrumentos editorialistas y de opinión más utilizados por la prensa escrita y, actualmente, en las redes sociales alrededor del mundo.
Desde su concepción este recurso ha expuesto a líderes mundiales y personajes públicos a la crítica en temas políticos, religiosos y costumbristas. El diccionario de la Real Academia Española define a la caricatura como un dibujo satírico en el que se deforman las facciones y el aspecto de alguien.
Fabricio Gavilanes, caricaturista ecuatoriano de diario El Telégrafo, sostiene que para él la caricatura política -dentro del imaginario social- ayuda a ‘pasar’ con humor las noticias políticas buenas o malas, es decir ‘aliviana’ un poco la noticia.
Para David Nicolalde, caricaturista del fanzine Caricato, la caricatura es una opinión representada gráficamente. El caricaturista sostiene que es necesario tener siempre presente que una caricatura no es una noticia ni una información, es una opinión y una forma editorial de algunos medios. “Una caricatura debe invitar a la reflexión, la interpretación y la percepción de la gente es parte fundamental de esto”, dijo.
El semiólogo ecuatoriano Lobsan Espinosa explica que la caricatura política entró en el esquema de la comunicación masiva a partir de la Primera Guerra Mundial y se acentuó en la Segunda Guerra Mundial, este contexto permitió que se transforme en un instrumento de protesta y en un llamado de atención sobre cosas que sucedían en esa coyuntura.
“Una de sus principales características es que siempre es coyuntural. La encontramos en la inmediatez, es decir una caricatura pasada ya no sirve porque tiene una carga referencial. Cada vez que encontramos caricaturas en los periódicos podemos hacer una lectura casi inmediata de la situación política, económica y social de un país determinado”, sostiene.
Asimismo indica que una caricatura es un instrumento muy potente y siempre estará atada a la ideología del medio en la que se transmite. Sin embargo, a criterio de Gavilanes, cuando esta defiende posturas institucionales, el trabajo no trascenderá a otro tipo de público más allá del meramente patronal y sus afines.
A pesar de ser un recurso legítimo, el especialista Romel Jurado indica que la caricatura no está orientada a ridiculizar, denigrar, degradar o a burlarse de la gente. “La caricatura es un recurso comunicacional que puede tener un sentido crítico poderoso, pero hay que respetar a las personas. La caricatura como contenido comunicacional debe cumplir la regla básica del respeto a los derechos humanos”, afirmó.
“En Ecuador, la Ley de Comunicación establece que los contenidos de entretenimiento, humor, noticias y opinión política tienen que respetar el léxico de los derechos humanos.
El humor y el arte son contenidos comunicacionales excepcionales por lo recursivo e imaginativo, pero hacer humor no implica burla y descalificación, el humor implica ingenio e imaginación”, acotó
Los retos que persigue una caricatura
“Llegar a la gente y ser un producto bien hecho, que los perceptores entiendan en el contexto en el que se vive y que se pueda graficar tanto lo que piensa el de derecha como lo que piensa el de izquierda.
Al final la comunicación debe ser eso debe ser un debate en el que todos expresemos nuestros puntos de vista", afirma David Nicolalde ante este cuestionamiento.
Por su lado, Jurado asegura que el reto es alejarse de los juicios de valor y hacer productos críticos con inteligencia e imaginación y respetando los derechos fundamentales de las personas.
Para el experto, el mejor ejemplo de una crítica social con ingenio es el largometraje Tiempos modernos, escrito y dirigido, por Charles Chaplin.
Aportando a este criterio el semiólogo Lobsang Espinosa propone a Quino como un artista cuya propuesta critica con inteligencia y humor la actualidad mundial y de su país.
Espinosa aporta que otro reto está en comprender que la caricatura abarca sensaciones emocionales y psicológicas, en la que cada lector interpretará de manera distinta lo que se quiere decir con la representación.
“El caricaturista tiene el poder de acrisolar o poner en desventaja a la persona o el hecho representado. La caricatura siempre toma partido, hace que la persona salga de la parte rutinaria y se genera discusión sobre un tema”, dice.
La Agencia de Noticias Andes intentó registrar la opinión de representativos caricaturistas de otros medios de Ecuador como Xavier Bonilla “Bonil” y Asdrubal de la Torre, sin embargo, la invitación no fue aceptada.
Datos importantes:
La caricatura en nuestro medio tiene alrededor de 120 a 130 años.
La caricatura trabaja con la parte derecha del cerebro que es la parte que trabaja la emocionalidad.
Historiadores afirman que la caricatura política es una invención británica.
Entre caricaturistas famosos figuran Jorge ‘Fico’ Molina; Joaquín Salvador Lavado ‘Quino’; Cintia Bolio; Alfredo Martirena; Miguel Rep o ‘Rep’; Antonio Fraguas de Pablo ‘Forges’; entre otros.
Fuente: http://www.andes.info.ec/es/noticias/caricatura-politica-recurso-periodistico-entre-exageracion-cuestionamiento-critica.html
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